Escenarios
***

***
Escenarios
Que no somos artífices ni dueños de los símbolos lo sabemos desde muy temprano: nos incorporamos desde la primera luz a un universo pansimbólico en el que ya no dejaremos de respirar el aire relacional común. Y dentro de una comunidad referencial, nuestro pensar, sentir, mirar, hablar, nuestros gustos, el tono de nuestra voz, la expresividad de nuestras manos y nuestra cara, dimensionan y contextualizan nuestra expresión vivencial, porque compartir es nuestra forma de ser y estar en sociedad, donde se nos da y damos la palabra.
No hay palabra significativa sin comunidad hablante. Ese es el escenario de nuestro ser, quehacer y del argumento de nuestra biografía, a la manera de la representación dramática en interacción. Este escenario herencial (memoria compartida) es, pues, el suelo de nuestra vida relacional, donde nuestras palabras significan y se escenifica nuestra comunicación; en definitiva, las tablas para nuestros pies de barro, en el éxito y en el fracaso. Cualquier alteración del sistema comunicativo (innovación particular, neologismo, xenismo, uso específico…) genera una especie de pequeño cortocircuito social que funde los plomos, y pone en alerta a los sensores de la comunicación: no para rechazar, sin más; pero sí para examinar los circuitos, por seguir con el símil. Hablamos de examinar, reflexionar, revisar, deliberar, no de rechazar ni de incorporar a priori.
Representación, espacio escénico comunitario, tablas… Escenario es un vocablo que viene adquiriendo en los últimos tiempos una frecuencia de uso verdaderamente llamativa. Especialmente en el discurso político, económico, sindicalista, periodístico y hasta educativo. Y con una significación emparentada solo en parte con el mundo de la dramática. Próxima, más bien, a lo analógico y alegórico. O, en palabras más de andar por casa, casi traída por los pelos, anticipemos, pues no se sigue una correlación con su significado genuino ni en la semántica, ni en las partes ni en la sintaxis contextual. De skené en griego, scaena en latín, espacio de la representación dramática, se avanza a un sentido figurado, imaginativo o simplemente forzado, de metáfora socializada, de como si (quasi, en latín), hasta esa 5ª acepción de la entrada Escenario en el Diccionario de la R.A.E.: Posibilidades o perspectivas de un hecho o de una situación. Curioso el rebuscamiento y la relevancia de esta acepción en boca de nuestros pseudoacadémicos del todo vale y, si no, se le hace valer por el particularísimo real decreto del antojo u ocurrencia, (bien sabido es que en España, aparte del viejo cada hombre, un soberano, hay en cada español un entrenador de fútbol y un académico de la lengua; y si me apuran, con el ¡y punto! como coda).
Dicta la R.A.E.:
Escenario.
Del lat. Scaenarium.
- m. En un teatro, lugar donde se representa la obra o el espectáculo.
2. m. En el cine, lugar donde se desarrolla cada escena de la película.
3. m. Lugar en que ocurre o se desarrolla un suceso.
4. m. Conjunto de circunstancias que rodean a una persona o un suceso.
5. m. Posibilidades o perspectivas de un hecho o de una situación. Este viaje espacial abre un nuevo escenario.
No siempre el espacio de la escenificación fue escenario. Entre griegos y romanos lo era propiamente el proskenion-proscaenium, como parte de la skené-scaena. Joan Corominas en su Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana documenta su incorporación en el año 1843, como derivado de escena. En las obras antiguas solía decirse entra en escena, sale a escena, se retira de escena…
Escenario, en efecto, no parece haber sido un vocablo especialmente recursivo hasta esta explosión mimética de la postmodernidad. Incluso, cabría pensar en una escalada de uso desde los tiempos de la crisis financiera del 2008 en adelante, sin que sea uno capaz de prever el aplanamiento de la curva, si tal conviniera.
Estando sobre estas líneas, veo que la FUNDÉU (Fundación del Español urgente) [https://www.fundeu.es/recomendacion/escenario-uso-y-abuso/] me pisa el pie en el escenario, con la entrada de fecha 08/04/2020, “Escenario, uso y abuso”.
Esta 5ª acepción, tan en boga, del vocablo parece tomar como punto de partida el quasi básico de la semejanza que se plasma en la imagen, símil, metáfora y alegoría: una situación dada (término real) en la vida social, económica, política… se asemeja virtualmente a un imaginario teatro (término irreal), en el que se escenifica una acción, siendo el escenario el ubi o dónde de esa situación real, previsible o hipotética, y dejando en la penumbra de lo consabido o supuesto el resto de los elementos de la alegoría.
Mientras la similitud se mantenga en el terreno de la referencia teatral, el elemento metafórico (translatio similitudinis) parece vinculado a una sintaxis lógica; pero cuando este elemento irreal se convierte en metáfora socializada, sufre fibrosis, por así decirlo; se resemantiza, y asume un valor significativo nuevo con respecto a la palabra preexistente. Eso parece estar sucediendo con respecto a la palabra escenario, cada vez más alejada de su significación, real o metafórica, del género dramático. Y por ello resulta frecuente encontrarla asociada a categorías gramaticales y combinaciones semánticas que a priori podrían resultar desajustadas, incoherentes, inaceptables, si no aberrantes, como revelan algunos ejemplos que siguen, todos ciertos, tomados directamente de los medios de comunicación.
- –Contemplar el escenario.
-El Banco de España contempla un escenario bastante peor que el de los FUNCAS, (6ª Tv, Liarla Pardo, 3-5-20). - –Trabajar el escenario…
–Trabajar el escenario de una mesa a cuatro.
–Los escenarios que se trabajan actualmente como motivo de su extinción…
-El Gobierno recomienda…, Fernando Simón está trabajando en el escenario de la obligatoriedad de las mascarillas, (6ª Tv, Más vale tarde, 15-5-20). - El escenario de 1918-1919 y el de 2009-2010 para la representación de la evolución de la pandemia…, (diagramas de la evolución de la pandemia, en la 6ª Noche, un Doctor y la presentadora).
- Las provincias y comunidades autónomas que mañana se enfrentan a ese nuevo escenario (RTVE, TD1, 10-5-20).
- Vamos al escenario más seguro, cero casos en 14 días, (Diario de Burgos, entrevista a un político, 1-5-20).
- ¿A qué escenario nos lleva esto? (6ª Tv, Liarla Pardo, 3-5-20).
- El ministro Illa va a proponer un nuevo escenario a los responsables de las comunidades autónomas, (RNE).
- ¿Podemos pensar en un escenario optimista? (RNE).
- Escenario que transita…
- Imaginar un nuevo escenario.
- Valencia también desea poder cambiar de escenario, (RTVE TD1, 13-5-20).
- El escenario es desolador.
- El peor de los escenarios posibles.
- Se adivina un escenario…
- Se avecina un escenario caliente en otoño.
- Solo operamos en política ante cada escenario pensando en cómo debilitar y acabar con los consensos del régimen del 78 y la libertad de E. H., (O.M., de Bildu).
- Ni en el mejor de los escenarios cabe pensar en una vuelta inmediata a la normalidad anterior a marzo, (6ª Tv, Más vale tarde).
- Se prevé un escenario muy volátil para los valores a corto en el parqué madrileño.
- El escenario político parece ir volviéndose cada día más complejo.
- El escenario sigue siendo de contención.
- Nuevos escenarios…
- Entramos en escenarios peligrosos…
A la vista de lo anterior, ¿qué resulta ser ahora un escenario? ¡Un cajón de sastre! Se hace difícil, realmente, circunscribir escenario a sus metros cuadrados y a su finalidad originaria… Incluso aplicar esa 5ª acepción, de enorme manga ancha en su imprecisión, Posibilidades o perspectivas de un hecho o de una situación, resulta complicado. ¿Hasta dónde habrá que ensanchar esa definición para dar cabida a todas estas combinaciones o conexiones sintagmáticas: escenario que transita, trabajar el escenario, escenario caliente, peligroso, desolador, volátil, de contención…? ¿Encaja incluso la propuesta de la Fundéu: En otras oraciones pueden usarse voces de significado similar como posibilidad, hipótesis, supuesto, caso, etc.?
No queda circunscrito, por lo demás, este fenómeno al ámbito de los medios de comunicación. También en documentos oficiales se ha manifestado este virus. E incluso desde hace un tiempo. Sirvan de muestra algunos pasajes del Protocolo de actuación para episodios de contaminación por dióxido de nitrógeno en la ciudad de Madrid, aprobado por la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, en fecha de 10/12/2018. ¿Quién no recuerda, incluso con cierto estupor, el memorable batiburrillo (tan próximo al de Groucho y Harpo Marx, en Una noche en la ópera, de la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte), de escenario 1, escenario 2, escenario 3, escenario 4, más otro escenario de alerta, en boca de la anterior titular de la Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad, Dª Inés Sabanés?
En dicho Protocolo pueden encontrarse todas estas perlas enfiladas para mayor ornato de este Madrid, asiento de tanta gloria histórica del teatro y rompeolas de todas las Españas:
- Respecto al anterior protocolo, de febrero de 2016, las principales novedades introducidas para mejorar la lucha contra la contaminación son la limitación de velocidad (…), el adelanto y refuerzo de algunos escenarios, la creación de uno nuevo, y la extensión geográfica a toda la ciudad de algunas medidas.
- …Como en el protocolo anterior, la activación de episodios y escenarios se produce cuando la previsión de la AEMET sea desfavorable para la contaminación.
- El nuevo protocolo tiene cinco escenarios, uno más que el actual.
- Además, al igual que en el protocolo anterior, todos los escenarios contemplan las medidas del anterior.
- Escenarios posibles: escenario 1, escenario 2, escenario 3, escenario 4, escenario Alerta.
- El Grupo operativo responsable de la aplicación del Protocolo podrá ser convocado tras alcanzarse el escenario 1, y en todo caso, se convocará cuando se alcance el escenario 2, para verificar que los mecanismos previstos para poner en marcha las actuaciones de los distintos escenarios están disponibles y funcionan correctamente.
- Las medidas informativas y de recomendación se activarán tan pronto como sea posible tras haber alcanzado o si se prevé alcanzar alguno de los escenarios definidos…
¡Ni Lope de Vega contempló tantos escenarios! ¿No habrían de ser preferidos, quizás, y de acuerdo con el contexto, otros vocablos con alguna sinonimia como estado, estatus, circunstancias, situación, eventualidad, statu quo, contingencia, coyuntura, estadio, fase, tesitura (situación o circunstancia, especialmente si es desfavorable, como aclara el Diccionario esencial de la lengua española), etapa, disposición, período, momento, secuencia, tramo? O, sin más, ¿por qué no pensar un poco antes de abrir la boca, señores pseudoacadémicos avant la lettre: políticos, sindicalistas, opinionistas, tertulianos, pedagogos, omniscientes creadores del relato, siempre sabios entre los más listos, como para enseñarnos cómo hablar y qué decir?
Concluyamos. La lengua no es un fósil. Si es una realidad viva (por sí misma no es nada), lo es por su condición de sistema comunicativo de una comunidad viva de hablantes. Sin ella, la lengua nada es. Y esa comunidad, y la vitalidad de su lengua, ha de adaptarse permanente, pero también adecuadamente, con criterio y prudencia, a cada momento histórico, a cada sincronía. Está en juego la capacidad de entendernos. Y la Academia, en tanto que institución de y al servicio de la comunidad viva de hablantes, no está, en verdad, en su limpia, fija y da esplendor, para seguir sin más el pragmatista principio de todo lo que nada, corre y vuela, a la cazuela.
Que la justicia poética establezca su orden así en la tierra como en el cielo… Cada personaje de esta gran comedia escenifica su papel, y cuando termine la obra recibirá según haya obrado y según haya dado y respetado la palabra y la memoria compartida, patrimonio de humanidad y de la Humanidad.
***
Heliodoro Fuente Moral