Poesía Ặntiviral – Poemas para la vida [Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid – 19] – XVIII – Mi padre es mi mar particular – Natalia María Arrondo Asensio

Poesía Ặntiviral – Poemas para la vida [Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid – 19] – XVIII – Mi padre es mi mar particular – Natalia María Arrondo Asensio

Poesía Ặntiviral – Poemas para la vida [Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid – 19] – XVIII – Mi padre es mi mar particular

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Dos lágrimas que el mar y la arena del tiempo convirtieron en conchas

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Mi padre es mi mar particular,
con muchas corrientes en su alma,
se dibuja en la vida de sus ojos,
a ratos verdes, a ratos azules.
Su arena se compone
de extremos intocables:
extremadamente fuerte,
incansablemente débil,
inmensamente feliz y energético,
así como decaído y apesadumbrado.

Artísticamente bohemio,
de hierba y mugre;
de naturaleza y pasto.
El desastre más ordenado que conozco,
el amor mas extraño que tuve,
la historia que más me hizo crecer,
y demoler mi ser.

Mi padre está hecho de conchas marinas,
cada una con su forma,
ninguna pareja y uniforme,
todas imperfectas.
Al mar no se le puede domar ni medir,
y a veces sus olas dan miedo,
pero un día el mar retorna a la calma,
y la paz se instala en su corazón;
y son días de júbilo;
así continúa su ciclo
mareado por el ritmo de las estaciones.

Mi padre es un ser de otro mundo,
no pertenece a este ritmo, y a veces eso lo agota;
pero sí entendió una idea esencial de esta nuestra existencia,
y es que el amor tampoco está aquí, sino que se eleva,
y eso lo hace volar a su calma,
equilibra su llama,
para no tornarse fuego abrasador
y así poder seguir siendo luz de otra manera.

Mi padre es y será todos los padres,
unidos en la línea del tiempo que compone mis recuerdos,
a los que a veces me cuesta volver,
por ello, voy a todos y a ninguno.
Mi padre es el conjunto de todos mis calcetines disparejos,
mi guitarra,
la forma de mis labios,
la impulsividad con la que vivo,
mis manías y mi intensidad,
mi arte y mis rutinas,
mis conflictos conmigo misma.

Mi padre es mi forma de libertad,
mi yo impuesto.
Cuentan las lenguas, que ese acelerado día en que nací,
derramó dos lágrimas
que se incrustaron en lo más profundo de mí.
Y como si de magia se tratase,
ya no puedo desprenderme de su hermosa esencia,
porque viene de otro mundo
muy lejano,
recóndito,
allá donde el tiempo no es,
y la vida solo brota.

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Natalia María Arrondo Asensio

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