«El ruido de las cosas al caer», de Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011, Novela ganadora del English Pen Award 2012, del Premio Gregor von Rezzori-Città di Firenze 2013 y del IMPAC International Dublin Literary Award 2014 – Una reseña de Fuensanta Niñirola

«El ruido de las cosas al caer», de Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011, Novela ganadora del English Pen Award 2012, del Premio Gregor von Rezzori-Città di Firenze 2013 y del IMPAC International Dublin Literary Award 2014 – Una reseña de Fuensanta Niñirola

El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011, Novela ganadora del English Pen Award 2012, del Premio Gregor von Rezzori-Città di Firenze 2013 y del IMPAC International Dublin Literary Award 2014

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Cuando las cosas caen, a veces hacen ruido y otras no. Caen como un suspiro, un soplo o simplemente es su ausencia del lugar que ocupaban habitualmente, lo que nos hace echarlas de menos o interesarnos por su paradero. A veces se rompen al caer, aunque no necesariamente.

En esta novela hay unas cuantas caídas, con resultados no siempre afortunados e incluso dramáticos. La caída de toda una generación colombiana, la de los setenta, aturdida y desorientada por el impacto masivo  de las drogas y las movilizaciones sociales de corte anti belicista, o de corte igualitario, en EE. UU.  de donde se expandieron por el mundo, en concreto, por Colombia, país que es marco y escenario de esta novela.

Hay varias historias de caídas engarzadas en esta novela con un comienzo que puede parecer anodino, pero que poco a poco va haciendo entrar al lector en un mundo que los de esa generación y las anteriores reconocerán rápidamente.  El narrador y protagonista es un joven profesor universitario, Antonio Yammara,  que, mientras nos cuenta de su vida en Bogotá, recordando a Ricardo Laverde, un hombre con el que coincide en varias ocasiones intrigándole con sus vaguedades y la intuición de un secreto. El secreto se hubiera desvelado si el hombre en cuestión hubiera seguido vivo. Pero no sólo muere, sino que las circunstancias de su muerte le dejan ligado dramáticamente a él.

Ricardo Laverde se dice piloto, pero se muestra indefinido, impreciso, un hombre con un pasado que no quiere desvelar. Pero surge una cierta simpatía del trato con Antonio Yammara y el profesor es testigo de una fuerte impresión que deja anonadado al piloto, momentos antes del impacto que le quita la vida violentamente y que casi se la quita a Yammara.

A partir de ahí, el protagonista vive tratando de averiguar todo sobre Laverde, hasta el punto de afectar su vida personal y familiar. Finalmente lo averigua, y la historia que va a conocer nos es contada por un narrador externo, recopilando informaciones sueltas, cartas, fotografías, comentarios y sobre todo, una cassete donde se escucha la tragedia.

Íntimamente unido a la narración de estas vidas, es inevitable reconocer todo el marco político y social en el que se mueven los personajes que transitan por la novela. Y el clima de miedo. El miedo paralizante, el miedo permanente, que hace huir a las gentes, buscando espacios donde vivir libremente… Elaine/Elena, Maya, Aura, las familias respectivas, los amigos, todos esos otros personajes están girando como mariposas nocturnas que finalmente  acaban por caer, rendidas, al suelo.

Como telón de fondo, el ascenso y caída de Escobar, el complejo mundo de los narcos, el poder de las mafias, la imposible vía de escape, en esa Colombia de los años los setenta, esa Colombia de ambientes tan dispares como la capital o las pequeñas poblaciones tropicales donde la vida brota y la vida muere, donde algunos creen estar a salvo y sin embargo no lo están, porque  no se puede vivir permanentemente en el filo de la navaja.

Hay muchos temas que son soslayados por el autor y que darían para mucho, y sin embargo quedan al margen, primando las preocupaciones del narrador, del personaje que mira atrás en su vida y escarba en los recuerdos ajenos, porque se siente afectado por ellos.

Sin embargo, la novela tiene mucho interés, no sólo por lo que nos cuenta sino por el modo en que lo hace, mezclando los propios recuerdos con los ajenos, hasta que el protagonista  encuentra un paralelismo entre los propios recuerdos y los de Maya. A lo que sumamos el interés por conocer la Colombia desde el punto de vista propuesto por el autor, y el interés por unas vidas caídas, generalmente sin ruido.

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Juan Gabriel Vásquez  (Bogotá; 1973) es un escritor colombiano, autor de artículos, relatos y  dos novelas anteriores a la presente: Los informantes (2004) e Historia secreta de Costaguana (2007), así como una posterior, Las reputaciones (2013) y algunos ensayos como Joseph Conrad, el hombre de ninguna parte (2004)  y El arte de la distorsión ( 2009). Estudió Derecho en su ciudad natal, en la Universidad del Rosario, y después de graduarse, partió a Francia, donde se instaló en París(1996-99), doctorándose en La Sorbona en Literatura Latinoamericana. Más tarde se mudó a un pequeño pueblo de la región de Ardenas, en Bélgica, donde vivió un año, tras el cual Vásquez se instaló en Barcelona, donde residió hasta 2012. Actualmente vive en Bogotá (Colombia).

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Fuensanta Niñirola

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Nota

Juan Gabriel Vásquez. El ruido de las cosas al caer. Alfaguara – Debolsillo Editorial [Penguin Random House Grupo Editorial], Barcelona, 2011. ISBN: 978-84-6632-596-7.

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