La máquina onírica – De las palabras [Escrituras automáticas XV] – Soledad Arcos

La máquina onírica – De las palabras [Escrituras automáticas XV] – Soledad Arcos

La máquina onírica – De las palabras [Escrituras automáticas XV]

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La máquina onírica – De las palabras [Escrituras automáticas XV]

CONSEJOS

Nunca confíes en poetas
los poetas no hablan
escuchan
callados se esconden en las esquinas
y nada comparten
de la comida dispuesta en la mesa


(…)

nunca confíes en poetas
los poetas van a sus cuevas
escriben cuidado
cuidado con los poetas
nunca confíes

escúchame a mí

El largo viaje a casa

Verónica Jaffé, 1994

«Le parole sono molto pericolose (…) a volte mi fanno paura.»
Haruki Murakami, La fine del mondo.

a veces me asalta una niebla densa y helada
y me siento fuera del mundo

su frío me ocupa por dentro
me somete a una expulsión que me empuja suave y tenebrosa
hacia mis propios bordes

tengo acantilados en el pecho…
pero no puedo verlos

sé que por ahí
se sale de mí

mi incapacidad para definirte es mi propia indefinición
nada puede salvarme de eso

busca los silencios que han sembrado alas en mi cabeza
que no voy a volver a exhibir la sed

(del piacere di masturbarsi con le delusioni
è appreso che
la provocazione ha bisogno di giocare con il vuoto

come se la morte non ci fosse
spiando dietro la porta
che abbiamo deciso
di ignorare)

cuando la mente hace lo contrario a lo que le ordenas
el compromiso siempre es con el paso siguiente

la jaula de peor escapatoria es la tendencia a seguir siendo quienes somos

ven
tú me desatas y yo te enseño a hacer looping en tus círculos viciosos

necesito lobos con piel de lobo

ven
rézame suavemente
invoquemos catástrofes
cúbrete con mi sombra

(mi sono fuso con la mia ombra
e ora si muove come un ragno)

ven
no confíes en mis palabras
son una trampa

no te fíes tampoco de las emociones
no existe ningún hilo en este laberinto

solo la verdad te muestra la salida

(se vuoi la verità
cercala nella bellezza)

la belleza es el minotauro dormido entre los signos
los símbolos que nos laten
nos dicen quienes somos
porque todos estamos muertos en el lenguaje

sin embargo
de esa muerte se alimenta lo que mueve mis manos y me hace gritar
hasta cruzar el límite de la lengua

y puede que
esa inclinación a saltarme vedas y ubicarme con todas las «sin rostro»
no me convierta especialmente en una buena influencia

pero no hay fraude
en ese barro

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Soledad Arcos

Categories: La máquina onírica

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