La máquina onírica – Ensayo – Error [Escrituras automáticas V] – II – Soledad Arcos

La máquina onírica – Ensayo – Error [Escrituras automáticas V] – II – Soledad Arcos

La máquina onírica – Ensayo – Error [Escrituras automáticas V] – II – Soledad Arcos

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Delphine Seyrig en un fotograma de L’Année dernière à Marienbad [1961 – Alain Resnais]

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La máquina onírica – Ensayo – Error [Escrituras automáticas V] – II

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ensayo – error

cualquier historia o transacción surge siempre con un agujero que quiere ser llenado

mirad todos, cómo ese pájaro cojo juega con mi corazón
mientras escapa con un desierto de agua

no confundas el final con lo vacío
si no eres capaz de sonreír mientras luchas por tu vida, no sirves
cómprame esta indefensión permanente y finge que me amas

o bésame y llévate todos los avisperos

todas
todas esas estrellas
ya estaban
ro
tas
dentro de mí

*

amanece tan gris
tan gris
tan gris
tan gris
tan gris
tan gris
tan gris
tan gris…

(último susurro de las farolas de mi calle antes de apagarse)

tenía mundos atravesados en la garganta
y no podía quebrar el silencio

quería hibernar, desaparecer…
pero necesitaba generar movimiento, estar presente
aunque bien sabía que no iría a ninguna parte
porque esa realidad no concordaba con mi interior

pasaban huracanes a nuestro lado
y sobre nuestras cabezas
y entre nuestras piernas
y de fingir que no pasaba nada, olvidamos cómo era protegerse de la intemperie

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Delphine Seyrig en un fotograma de L’Année dernière à Marienbad [1961 – Alain Resnais]

*

la misma ventana
el mismo jardín
la misma crisálida vacía…
que observan
que saben del diablo de mis ojos
de la ausencia de refugio

te sintonicé por error

y tu corazón vino a mí
temblando
como un ciervo perdido en la ciudad

había luces flotando sobre nosotros y todo pasó a cámara lenta, como cuando tienes un accidente

eras un accidente con ojos preciosos

*

quiénes somos
dónde estamos

a veces se cuela por las rendijas
retazos de algo desconocido, que no quieres, no te interesa definir

a veces se cuela por las rendijas
algo más antiguo que la lluvia
partes de mundos diferentes, tal vez imaginados
pero con más nitidez, si acaso más certeros
que cualquier cosa real

y esos trozos se van insertando en las vísceras de todo lo cotidiano
creando un parnaso que tan solo cambia de acorde a la mirada del observador
mas sin embargo, se rige
por lo imprevisible de lo observado

yo no tengo versos sobre “la niña que tenía ganas de llorar, y también de llenarse la boca de azúcar”
yo nunca he querido llenarme de azúcar
yo guardaba mis lágrimas en un frasco para no olvidar

mis versos son para quién se sienta a mi lado y de algún modo abraza a la niña cuando no puedo encontrarla

allí estás
domingo por la mañana
bajo el árbol de Navidad
llorando
de espaldas a la multitud
esa eres tú

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Delphine Seyrig en un fotograma de L’Année dernière à Marienbad [1961 – Alain Resnais]

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Soledad Arcos

Categories: La máquina onírica

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