Poesía Ặntiviral – Poemas para la vida [Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid – 19] – LXIII – Nada me pertenece [En homenaje de respeto a cuantos han muerto como consecuencia del COVID-19] – Heliodoro Fuente Moral

Poesía Ặntiviral – Poemas para la vida [Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid – 19] – LXIII – Nada me pertenece [En homenaje de respeto  a cuantos han muerto como consecuencia del COVID-19] – Heliodoro Fuente Moral

Poesía Ặntiviral – Poemas para la vida [Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid – 19] – LXIII – Nada me pertenece [En homenaje de respeto a cuantos han muerto como consecuencia del COVID-19]

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Nada me pertenece

Nada me pertenece.
Y menos cuanto tengo por más mío.
Debo el aire,
la luz.

Los sueños, la salud, el color de la mirada,
el pensamiento, el disfrute y la alegría,
la duda y la respuesta sin pregunta,
la partitura del gozo, sus fortes y pianos,
cuanto espero y la luz en la pupila,
la lágrima y el nudo en la garganta,
el pan y la palabra,
¡todo me fue dado!

La esperanza de mi huella cada día,
mis apellidos, mi nombre, el arrullo y la cuna;
la lengua en que convivo como patria,
el latir de la voz y el calor de mis manos,
con mi letra, mis andares, y el paisaje de la infancia,
y descubrir la vida en la hura del grillo,
¡nada me pertenece!

El sabor, los olores y el hondón de la música,
la patria del abrazo y la historia en herencia,
la voz y el silencio y el molde del afecto,
el pozo sin fondo del amor y la ciencia
aprender de la encina y de todo lo que crece
los mil nombres de Dios,
¡todo me fue dado!

La juventud vivida y sus tiempos mejores,
la huella de mis dedos,
la conciencia de mí, débil en la fuerza,
el éxito parcial de una meta feliz
y el vivir de milagro;
el recuerdo del gozo
de la amistad y el campo
y el vino y la bodega del tiempo compartido,
¡nada me pertenece!

El pulso y el impulso,
los ojos y el susurro y la pulsión generadora,
la quietud de la paz y el olvido del daño,
el perdón del error en la mano ofrecida
la cicatriz del tiempo en la piel del desengaño;
volver a levantarme cuando me di de bruces
y aprender de los golpes,
¡todo me fue dado!

Los ladrillos del tiempo
y su equilibrio a plomo sobre mis pies de barro;
y recibir el alba como sueño cumplido
y el sabor de la ternura
en su manantial de vida;
por qué creo y qué aprendo cuando miro a los ojos,
la lección de las arrugas
y los ojos cansados,
¡nada me pertenece!

La dirección del viaje
y el sentido del curso al que afluyen los pasos,
la añoranza del mar en el mar de los trigos,
y contemplar la vida en la ola del viento
y asumir que la historia adereza mi olvido,
¡todo me fue dado!

¡Nada me pertenece!
Todo lo debo,
todo lo entrego…

Y ya libre de todo,
y libre de cuanto más por propio estimo,
seré la vida pura.
Será la desnudez todo lo mío.

[En homenaje de respeto a cuantos han muerto como consecuencia del COVID-19]

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Heliodoro Fuente Moral

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