Cabaret Voltaire [Coreografías libertarias] – «Novios», un poema místico libertario de Jesús Lizano & «Elegía por Jesús Lizano», de Antonio Orihuela
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Cabaret Voltaire [Coreografías libertarias] – Novios, un poema místico libertario de Jesús Lizano & Elegía por Jesús Lizano, de Antonio Orihuela
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Elegía por Jesús Lizano
Este mediodía me cuentan que Lizanote de la Acracia se ha echado al monte. El último de los grandes poetas libertarios se ha marchado a impartir justicia poética y extender la buena nueva de la Anarquía por los mundo sutiles.
Se marcha a continuar la tarea que empezó aquí, a decirnos que todos somos novios, que una vez que descubres que eres un pobre mamífero es más fácil desuncirse del yugo de las mil tonterías con que nos tiene atado esta forma de muerte que llamamos vida cotidiana.
Jesús se pasó la vida escribiendo poesía contra el poder, contra las estructuras mentales que nos tienen prisioneros en él, y buscando un humanismo cálido en el que todos fuéramos compañeros, en el que las categorías de dominantes y dominados hubieran desaparecido; y andando estas ideas, harto de izquierdos y derechos, creyentes y descreídos, buenos y malos, Jesús enunció su ideal del comunismo poético, un anarquismo liberado de lo político y abierto al pensar y al sentir en libertad.
Jesús era muy consciente de la que la única revolución pendiente, por la única que sigue mereciendo la pena luchar era esa, la que parte de un convencimiento tan provocador como radical: Todos somos novios, todos somos compañeros. Hoy él ha descubierto esta verdad profunda, pues todo lo que nos divide y nos ciega es artificial, impuesto, ordenado, legitimado por leyes y costumbres, por siglos de propiedad, normas y conductas inducidas y que nos condicionan y determinan.
Jesús vivía, como nosotros en el mundo real político, pero toda su vida aspiró a construir el mundo real poético. Con ese mismo afán organizó manifestaciones en Barcelona, dio multitud de lecturas mientras su cuerpo se lo permitió e incluso se acercó un año a zarandearnos con su presencia en un Voces del Extremo en Moguer memorable.
Refugiado en sus poemas, agitando su sentido creativo como el don más precioso que todos los seres humanos tenemos, canto a la inocencia, a la vida interior y a la salvación de la mente de la locura de la razón utilitarista e instrumental como medios para superar el mundo real político y conquistar el mundo real poético, su meta humanista y libertaria que culminaría en la tierra prometida de la Acracia.
Jesús Lizano ha muerto, pero su aventura vive en otros muchos lizanitos, larga vida a los mamíferos, a los compañeros, a los novios.
Antonio Orihuela
27 de Mayo de 2015
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Novios
Somos novios,
no hermanos.
Si fuéramos hermanos
sólo existiría un mundo
y el mundo se divide, se desintegra
en incontables mundos.
Y cada uno es un mundo.
En cambio: ah, en cambio:
somos novios,
novios llamados a la boda única.
El poeta debe anunciar a todos
que todos somos novios
y que sólo existe una boda
a la que estamos llamados todos,
que yo soy tu novio
y tú eres mi novia,
que estamos solos, que nacemos solos
y moriremos solos
y que vivir es la boda única
y que nos volvemos locos
viendo extrañas raíces,
parentescos extraños,
en lugar de entregarnos a la ternura de los novios,
a la ilusión con que se miran,
a la alegría con que se abrazan.
¡Ah, si saliéramos a la calle y nos viéramos novios,
nos sintiéramos novios
y mis amigas fueran mis novias
y todas las bailarinas de El Molino mis novias
y todos los monjes de Montserrat sus novios!
¡Ah, si los monjes de Montserrat supieran
que son los novios de las bailarinas!
¡Ah, si las bailarinas
supieran que los monjes son sus novios!
Si nos viéramos novios,
mamíferos enamorados,
huérfanos que vamos a la boda única
cuando se liberan nuestros sentidos
de tantos padres terribles…
¡Ah, si supiéramos que somos novios!
Cómo dominarían en nuestro mundo
los cargos, los altos cargos, las esferas,
las más altas esferas,
¡ah, las más altas esferas!
qué sería de todos ellos
(¡y de todos los vigilantes!)
si todos fuéramos novios.
Vacíos
iban a quedar todos los parlamentos.
Los novios no necesitan parlamentos
ni nombres ni contratos. ¡Si se olvidan
hasta de sus nombres los novios,
los maravillosos novios!
Se acabarían todas las sociedades anónimas
(¡nosotros somos los anónimos!)
¡Pobre mundo,
lleno de sociedades anónimas y de comités centrales!
Cómo va a ser una novia
una sociedad anónima.
No imagino lleno de novios abrazándose
los comités centrales.
Un comité central
cómo va a ser un novio,
cómo va a entender a los novios.
(¡Eso! ¡Eso! ¡Cómo va a entender a los novios!).
Y todas las vecinas serían nuestras novias
y todos los vecinos serían nuestros novios
y todas las mujeres serían mis novias
y todos los animales
nuestros novios.
(¡Ya son nuestros novios!).
Porque somos un mundo condenado y errático
que acabará desintegrándose, un mundo raro,
único, distanciado, al que venimos
cumpliendo el nacimiento obligatorio,
cubriéndonos de leyes desde que respiramos.
Quién iba a atreverse, en cambio,
a imponer unas leyes, sus leyes, en la boda única,
en la entrega única.
Desde cuándo los novios piensan en las leyes
y cómo iban a existir policías:
irían besándose por las plazas,
encontrándose en los jardines
en vez de vigilarlos para sorprender a los novios.
Y se disolverían todos los ejércitos:
nos fundiríamos en un abrazo en las trincheras
y huirían despavoridos todos los generales
y las novias correrían a todas las cárceles
a liberar a los presos porque serían sus novios.
¿Y los dominantes,
tantísimos dominantes?
¡Pronto no habría dominantes!
(¡Ni vigilantes!)
¡El aire! ¡El aire!
¡Sólo dominaría el aire
en la boda única!
¡El aire!
Mirad cómo los novios
acaban con el espacio y el tiempo
y cómo desaparecerían los poderosos
si no los tuvieran en sus manos.
Entregarse, olvidarse,
contener la tragedia entre los besos,
sostener el camino entre los abrazos.
Qué suspiros y qué sonrisas
en las fábricas, en las oficinas,
en las salas de espera, en los autobuses,
cuando todos fuéramos novios.
¡Qué cambio!
¡Nuestros hijos
ya nacerían novios!
Y que llegara el cartero y anunciara:
¡Soy el novio cartero!
Y la portera:
¡Soy la novia portera!
Y los bomberos:
¡Somos los novios bomberos!
Y qué escuela, qué escuela
si los maestros fueran novios,
si no hubiera maestros ni maestras.
El mundo
sería una maravillosa casa de citas.
Nos citaríamos continuamente,
iríamos con el teléfono de bolsillo llamándonos
continuamente.
¡Qué hermosa es una cita!
¡Ah, los enamorados! ¡Ah, los novios!
No se preguntan, no cuestionan,
no reciben órdenes y contraórdenes,
no tienen dioses ni amos.
El mundo de los dioses
y de los amos
es el que acabaría
cuando todos nos sintiéramos novios.
Qué difícil lo pone el viejo mundo
para que seamos nuevos mundos,
para que seamos novios.
Cuando nacemos
¿no han pensado ya por nosotros?
¿no nos imponen sueños y aventuras?
¿no nos empadronan y clasifican?
Pero los novios
no saben de mundos dirigidos,
de leyes obligatorias, de padres únicos.
(¡Vivan los novios!)
Y sólo habría una fiesta:
el día de los novios.
Y una calle (ah, tormento de tantas calles
llenas de cárceles encubiertas):
el paseo de los novios.
Y el pensamiento volaría.
El pensamiento
sólo vuela en el alma de los novios,
como vuelan las manos y los ojos
(¡ojos claros, serenos!)
y los labios.
Y qué es un pensamiento si no vuela.
¿No es la más lóbrega de las cárceles?
Qué lucha por la libertad es esta
que no lucha por la boda única.
Y vivir abrazados
y morir abrazados.
Qué otra respuesta a la muerte indigna
que morir abrazados.
Organizaríamos viajes continuamente:
de novios, para hacernos novios
de todos los novios del mundo.
Los novios no saben geografía,
ignoran la estadística,
se saltan las aduanas,
hablan un sólo lenguaje.
¡Qué cambios, qué cambios
en las embajadas!
¡Cómo iban a conspirar los novios!
Y nos reiríamos de las banderas
¿o no se ríen de las banderas los novios?
(¡Y de las fronteras,
de todas las fronteras!)
¿Y la tierra? Contemplad la tierra:
¿no es una boda única?
No puedo llamar hermano a nadie
pero sí enamorarme de todo,
sostener la belleza entre mis sueños.
Si existe la belleza
es porque todos somos novios
aunque no lo veamos:
nace en el alma de los novios.
¡Sólo el amor no es ciego!
Hemos construido un mundo de falsos hermanos
y si no vamos a un mundo
en el que todos seamos novios,
decidme: a dónde vamos.
Amigos, viejos amigos míos:
sólo quiero recordar las novias que he tenido,
las cosas que he amado,
no he hecho otra cosa que soñar la boda única,
llorar amargamente por el amor perdido.
Qué puede hacer el poeta sino animaros
a la boda única,
al baile, sobre todas las cosas,
de los sentimientos y de los sentidos,
a soñar el día
en que todos fuéramos novios.
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Jesús Lizano