Juegos de luces y sombras [Aforismos] – I
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No hay luz sin sombra ni sombra sin luz.
Por las sombras supe de la luz; por la luz, de las sombras.
Siempre hay sombras. La transparencia plena nos deslumbraría.

Érase una criatura tan pura que carecía de sombra.
También hay seres tan solitarios que hasta su sombra les abandona.

Atada a nuestro cuerpo, nuestra sombra nos recuerda que hay otro yo.

Cuando estamos muy convencidos de nuestras ideas –léase prejuicios– conviene que conversemos con nuestra sombra, a ver si encontramos cierto equilibrio.
Al tocar el cuerpo amado se convirtió en una sombra. Y se pasó la vida soñando sombras.
No sé si estaban hechos el uno para el otro, pero cuando sus cuerpos se encontraban, sus sombras se atrevían a hacer lo que ellos no eran capaces.

“La mujer es el ser que proyecta más sombra y luz en nuestros sueños” (Baudelaire). ¿Por qué a unas personas les alcanza más luz y a otras más sombras? No es sólo cuestión de suerte, sino de cómo son (claro que esto es una suerte en tanto que hay aspectos de uno que no se eligen).
No quiero más sombra que la de tu cuerpo sobre el mío: abrasadora luz.

(Sombras del paraíso) Todos los paraísos, como señaló Proust, son paraísos
perdidos. Pero sus sombras nos continúan acompañando dolorosa y gozosamente.
Cuando despertó, las sombras seguían ahí.
Esas sombras presagian días de luz.