La Filosofía de la religión como herramienta: desmontando el fundamentalismo – Una lectura de «Filosofía de la religión», de Manuel Fraijó – Pilar Gómez Rodríguez

La Filosofía de la religión como herramienta: desmontando el fundamentalismo – Una lectura de «Filosofía de la religión», de Manuel Fraijó – Pilar Gómez Rodríguez

La Filosofía de la religión como herramienta: desmontando el fundamentalismo – Una lectura de Filosofía de la religión, de Manuel Fraijó

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La Filosofía de la religión como herramienta: desmontando el fundamentalismo – Una lectura de Filosofía de la religión, de Manuel Fraijó

El teólogo y filósofo Manuel Fraijó ha escrito un libro, Filosofía de la religión, destinado a convertirse en obra de referencia en este campo, pero el reciente ataque al escritor Salman Rushdie ha ampliado su alcance y vigencia. En la obra, recientemente publicada por Trotta, se descubre una herramienta de máxima utilidad para la desactivación de los fundamentalismos. 

“El hombre de la cosa segura”, el que no duda, el que sabe lo que tiene que hacer y lo ejecuta, el que empuña un cuchillo y a sus 24 años decide matar a alguien que no conoce porque hace más de tres décadas otro, al que tampoco conoció, ordenó matarlo. No es una comedia de terrorífico enredo es, en modo esquemático, lo que pasó el 12 de agosto cuando Hadi Matar, de padres libaneses refugiados en EE UU, apuñaló al perseguido escritor Salman Rushdie cuando iba pronunciar una conferencia en un auditorio en Chautauqua (Nueva York). 

“El hombre de la cosa segura” es la afinada definición del fundamentalista que legó el teólogo protestante alemán Wolfhart Pannenberg (1928-2014). La recupera el filósofo y también teólogo Manuel Fraijó en varios puntos de su Filosofía de la religión. Historia, contenidos, perspectivas, recientemente editada por Trotta. Los acontecimientos de este verano han hecho de este libro, destinado a convertirse en señero en su terreno, una obra de mayor espectro, calado y actualidad. Porque Filosofía de la religión suena, sobre todo, a asignatura, a academia y a especialización. Lo es. Pero también es herramienta, material desactivador de fundamentalismos explosivos y después del 12 de agosto quizá sea el aspecto que convenga subrayar.  

 “La filosofía de la religión es hija de un desgaste —escribe Fraijó en su libro—: el que sufrieron la teología revelada y la teología natural. Cuando estas se vieron desbordadas por los desafíos de la Ilustración, fue surgiendo un nuevo método de análisis filosófico del hecho religioso que, con el tiempo, fue denominado Filosofía de la religión”. De la confrontación de la religión con las preguntas radicales de la indagación filosófica saltaron chispas, no pocos conflictos, hubo numerosas bajas… Pero la religión era demasiado importante y compleja como para ser enterrada sin más y, de la mano de la filosofía, obtuvo una contrapartida en forma de vida extra. Fue rescatada, liberada de sus ataduras confesionales y convertida en objeto de estudio y crítica al igual que las demás materias. 

Elogio del relativismo (por una vez). De entrada, casi por definición, todas las religiones presentan resistencia cuando no hostilidad al desbroce y la rendición de cuentas que supone la irrupción de la filosofía de la religión con su arsenal de dudas e incertidumbres. Porque todas —y de manera especial los tres monoteísmos, cristianismo, judaísmo e islamismo— se han arrogado las nociones de absoluto, de universalidad y de verdad. Todas y sobre todo cada una son “la buena y la auténtica” para quien las profesa. En ese sentido el sentimiento religioso no se diferencia del incondicional amor por los hijos (aunque maten) ni del equipo de fútbol (manque pierda). Una es de su prole, de su equipo, de esta o aquella religión y punto final. Pero no, ese punto siempre debería ser seguido y acompañado por matices, gradaciones e incluso excepciones introducidas por la presencia de un saludable relativismo: si existe un campo donde se puede hacer uso de este sin caer en la banalidad ese es el de las religiones. “No parece, sin embargo, que las religiones, especialmente las monoteístas, puedan obviar por completo el relativismo —escribe Fraijó—. Su inevitable compromiso con el pensamiento y con la búsqueda de la verdad las introduce de lleno en la aventura relativista. (…) Además, sin un cierto relativismo no son posibles la vida ni la convivencia. La experiencia enseña que todo el que camina por la historia exhibiendo absolutos deja un mal recuerdo. Lo humano es el ámbito humilde de lo relativo, también en la esfera de las religiones”.  

La asignatura pendiente del Islam. Que el Corán haya sido dictado directamente por Dios y que el libro sagrado regule todos los aspectos de la vida —religiosa y no religiosa— del creyente dificulta mucho la tarea de la filosofía de la religión, que es asfixiada por la pleitesía a la letra. Esta literalidad, como recuerda Fraijó “común con el judaísmo y, hasta hace bien poco, con el cristianismo”, es la marca del llamado islam fundamentalista, en división de la pensadora musulmana Ayann Hirsi. Esta distingue y sitúa este entre el Islam fundamental, el que retorna siempre a los documentos fundacionales, y el fundamentalismo islámico, que selecciona y descontextualizada fragmentos del Corán para esgrimirlos como fines alejados o ajenos al Islam. “En su haber —recuerda Fraijó— hay que incluir los terribles atentados terroristas sufridos en las últimas décadas”. 

Un libro sobre el pasado mira al futuro. Con vocación de manual exhaustivo y riguroso, este completo estudio sobre la Filosofía de la religión incluye la historia de la disciplina y sus tanteos —barruntos, como le gusta decir al autor—, sus precursores y figuras destacadas, los nombres inexcusables, los críticos fundamentales, los intentos de elaborar una definición y la definición, los temas que engloba… También reserva un apartado para quienes como José Luis Aranguren, Alfredo Fierro o Gustavo Bueno se han ocupado de ella en España y para quienes lo siguen haciendo como Reyes Mate, Javier Sádaba, Torres Queiruga y Juan Antonio Estrada, además del propio autor. Con todo, quizá lo más valioso de la obra sea, por un lado, el hecho de subrayar el torrente de humanismo que late en el corazón de las religiones y que engloba relatos, símbolos, arte, metáforas, ritos, cultos muchas veces compartidos. Por otro, como Fraijó escribe en los párrafos finales del apéndice A modo de epílogo: contra los fundamentalismos, reconocer a la Filosofía de la religión “su contribución a la desactivación del fundamentalismo. Su defensa de una religión pensada, aunque sin marginación de la religión sentida, es un gran desaire a la tentación fundamentalista. La filosofía de la religión anima a las religiones a que no beban solo en su propio pozo, a que se abran a la profecía extranjera, a las verdades de los demás”.  

¿DESPIECE? La reforma de Ayann Hirsi Ali

“También el Islam necesita su Lutero”, escribe Manuel Fraijó en Filosofía de la religión. ¿No podría desempeñar ese papel en pleno siglo XXI la mencionada pensadora de origen somalí Ayann Hirsi Ali? Estas cinco tesis plasman su clara voluntad de reforma que ha hecho que no pocos musulmanes la tachen de atea: 

  • Someter a la interpretación crítica a Mahoma y al Corán. De los tres monoteísmos, solo el cristianismo se ha sometido a los rigores del método histórico-crítico.
  • Dar prioridad a esta vida sobre la que pueda seguir a la muerte.
  • Poner límites a la sharía como reguladora de todos los aspectos de la vida.
  • Acabar con la práctica de “ordenar lo que está bien y prohibir lo que está mal”.
  • Abandonar el llamamiento a la yihad y recuperar su sentido originario como esfuerzo moral para ser un buen musulmán.

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Reseña publicada originalmente en La Lectura de El Mundo [Número 37 – 21 de Octubre de 2022]

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Pilar Gómez Rodríguez

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Nota

Manuel Fraijó. Filosofía de la religión. Historia, contenidos, perspectivas. Editorial Trotta, Madrid, 2022. ISBN: 978-8413640761.

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