Lejos del ángulo – Un poema de Jesús Munárriz

Lejos del ángulo – Un poema de Jesús Munárriz

Un ángulo me basta entre mis lares,

un libro y un amigo, un sueño breve,

que no perturben deudas ni pesares.

 

Andrés Fernández de Andrada, Epístola moral a Fabio [Terceto XLIII]

…………………………

 

Lejos del ángulo

 

De él sólo conservamos un poema,

algunas líneas de otro y una carta

que envió siendo joven desde Cádiz.

El poema, una epístola en tercetos

dirigida a un tal Fabio, amigo suyo,

se atribuyó durante siglos a otros,

aunque ahora sabemos que su autor

Andrés Fernández se llamó de Andrada.

Cumplió los veinticinco el 1600

en Sevilla, la capital de un mundo

que el sol iluminaba sin descanso.

Fue discreto, fue culto, fue valiente,

tuvo que pelear y peleó

y el grado recibió de capitán,

pero a las armas prefirió las letras

y la vida común al heroísmo.

Como las esperanzas cortesanas

de Fabio sí lograron su propósito

y don Alonso Tello de Guzmán,

que tal era su nombre, fue investido

corregidor de la ciudad de México,

Andrés le acompañó en la travesía

y entró de contador en su cabildo.

Y siguió junto a él cuando lo hicieron

alcalde de la Puebla de los Ángeles

y de las minas luego de San Luis

de Potosí, donde a los pocos años

la muerte se llevó a su protector.

Volvió al sur. Cerca de Tenochtitlán

se instaló, se casó, tuvo una hacienda.

Vecino del lugar de Huehuetoca,

alcalde del partido de Ixmiquilpan,

su vejez transcurrió junto a su esposa

en Cuautitlán, donde le hirió la muerte

cauta y severa con su dura mano

y su forzoso término postrero.

Difunto, lo enterraron de limosna

y sólo deudas heredó su viuda.

Falleció sin dejar ningún caudal

declaró un relator. Dejó debiendo

mucha suma de pesos, dijo otro.

“¡Mísero aquel que corre y se dilata

por cuantos son los climas y los mares

perseguidor del oro y de la plata!”

había escrito. Y mísero murió

en un poblacho de la Nueva España.

Con tantos años que vivió en América,

¿no volvió nunca más a rimar versos?

¿Han desaparecido? ¿Los quemaron?

¿Están ocultos en algún archivo?

¿O se olvidó del arte de decir?

Con un poema como el suyo basta

para que recordemos a un poeta,

pero ¿quién no querría leer otros

que tal vez nos dejó y andan perdidos?

¡Lástima que a su autor no le bastara

un ángulo en Sevilla!

 

Jesús Munárriz

Categories: Literatura