Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Tercera – Nicola Carati

Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Tercera – Nicola Carati

Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Tercera

Escena Tercera

 

[Mismo lugar. Las 23:43]

 

[Woody Allen y Dario Fo están terminando de cenar. Les había entrado algo de hambre y habían pedido un par de sándwiches y una ensalada. Y una jarra de vino blanco bien fresco]

 

DF: … No sé si pedirme otro sándwich. ¿Tú quieres otro?

WA: No. Yo estoy bien ya. Me ha sentado de maravilla. Oye, este vino del lugar entra estupendamente.

DF: ¿Del lugar? ¿Tú crees que éstos tienen vino propio por aquí?

WA: No sé, pero a mí me gusta.

DF: Sí, no está mal. Está fresquito.

WA: ¿Sabes que vi un montaje de Non si paga, non si paga! en Brooklyn. Era una compañía amateur, pero lo hicieron fenomenalmente.

DF: Eran otros tiempos, ya sabes. Es una comedia muy de la época, la Fiat, la lucha obrera, en fin, todo eso.

WA: Lo de la lata de aceitunas es una ocurrencia fantástica. La verdad es que me reí mucho. Por cierto, en ese montaje había una especie de introducción en la que un vagabundo tocaba el tema de La Strada. Creo que con un violín.

DF: ¿El tema de La Strada? Ah, no sabía. Me parece bien. Pero es tan melancólico.

WA: La película. Es tremenda. No sé si Umberto D es aún más demoledora.

DF: Sí, Umberto D es la película más triste que recuerdo. Tremenda. Pensé que Sciuscià… Pero, no, creo que Umberto D es más dura. La soledad.

WA: ¿Sabes que Sciuscià era la película preferida de Orson Welles?

DF: Sí, sí, lo sabía. Pero, ¿de quiénes estamos hablando, amigo? De Vittorio y de Orson.

 

[Un camarero argentino le trae a Dario Fo el segundo sándwich]

 

DF [dirigiéndose al camarero]: … y cuando puedas tráenos también otra jarra de vino.

 

[El camarero se dirige a ellos en español]: Les voy a traer algo mejor que el que han tomado.

 

WA: ¿Qué dice, Dario?

DF: Que te va a traer del que a ti te gusta.

WA: Estupendo.

DF [mordiendo el sándwich, que escurre algo de mayonesa]: ¿Sigues con el psicoanálisis?

WA: Eso es para toda la vida. Mi analista ya no puede vivir sin mí.

DF: Con lo que le estarás pagando, yo tampoco podría.

WA: Así va esto. Las transferencias no son sólo mecanismos de la psique.

DF: No, ya. Son también operaciones financieras.

WA: Cada día soy más «freudiano».

DF: Todo lo que acaba en «ano» me huele fatal, Woody.

WA [sonriendo]: …no me seas cattivo.

DF: Vaya pájaro. Freud.

WA: Sí, y el viejo barbudo. Pero ahí están, tocando las narices. Es impensable la cultura sin ellos.

DF: Lo que más me interesa es lo del Traumarbeit. Lacan hace un uso muy «francés».

WA: Ya. Lo de Jakobson y los efectos retóricos, ¿no?

DF: Sí. Aunque parece todo muy cartesiano, muy «francés», claro. Demasiado esquemático.

WA: ¿Te refieres a lo de los ejes?

DF: Sí. Pero no me parece que el sueño sea tan «francés». Es más una commedia dell`arte.

WA: A no ser que sea «godardiano».

DF: Ya está con el «ano» otra vez. ¿No te dice tu psicoanalista que te has quedado fijado en la fase anal?

WA [sonriendo]: Si yo te dijera. Pero has de saber que eso de las fases es mucho más complejo que lo que se cuenta por ahí.

DF [incrédulo]: ¿Ah, sí?

WA: Sí. En realidad, uno nunca ha salido del útero. Desde un punto de vista psicológico.

DF: From a logical point of view.

WA: ¿Quine?

DF: Quine.

WA: Lo que te decía era que un sueño tipo película de Godard a lo mejor no es algo tan «francés».

DF: Es un poco tostón. Y eso que durante una época me encerraba en los cine-estudios a ver maratones de sus películas. Pero, quitando À bout de souffle

WA: ¿Pierrot le Fou?

DF [taxativo]: No, no. Y À bout de souffle por el blanco y negro, y por Belmondo y la Seberg.

WA: Lástima lo de esa chica.

DF: Sí. Un extraordinario talento. Una verdadera lástima.

WA [con la mirada algo ausente]: Ellas son tan impredecibles.

DF [asertivo]: ¡Ellas poseen el don de la vida, Woody! ¡El don de la vida!

WA: Pero…

DF: Ellas sienten todo, perciben todo con más intensidad. El vuelo de un mosquito puede ser un seísmo para ellas. Tu cerebro, nuestro cerebro, al lado del de ellas es un puzzle de cuatro piezas.

WA: ¿Tan poco?

DF: Nosotros, mi querido Woody, somos una panda de vanidosos impostores. Bla bla bla. Parole, parole, parole. Como cantaba la maravillosa Mina.

WA: En eso Truffaut podria darte la razón.

DF: Truffaut sí sabía captar las cosas. ¿Recuerdas Baisers volés?

WA: Recuerdo sobre todo Les quatre cent coups y L`argent de poche.

DF: Y Les Deux Anglaises et le Continent.

WA: Sí. Qué delicadeza. Para ser «francés»…

DF: Es un chino en Francia. No, tienes razón. Todo Descartes tiene su «Pascal».

WA: Nuestro gran y único problema, querido Dario, es que no somos capaces de estar callados…

DF: Lo que dice Pascal es que tout le malheur des hommes vient d’une seule chose, qui est de ne pas savoir demeurer en repos dans une chambre.

WA: Sí, eso. Es verdad.

DF: Anda, ve a ver si ya ha vuelto Kant.

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