Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Primera Escena – Nicola Carati

Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Primera Escena – Nicola Carati

Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Primera

 

Escena Primera

[Immanuel Kant aún no ha regresado de su paseo habitual. Dario Fo y Woody Allen le esperan con algo de impaciencia en el Café Montaigne, sito en la Kantstraße (originalmente Prinzessinplatz, redenominada más tarde Prinzessinstraße, y, a partir de 1924, Kantstraße, en honor al célebre filósofo). Estamos a 25 de Junio de 2018, y son aproximadamente las 19:37 locales. A las 20:00 (locales) tendrá lugar en el Kaliningrad Stadium el encuentro del Campeonato Mundial de Fútbol, en su fase de grupos, entre España y Marruecos. A Dario Fo le gustaría ver el partido en cualquier taberna de la parte vieja de la ciudad, pero Woody Allen le pide que se quede con él hasta que llegue Herr Kant y puedan mantener, así, una larga, tranquila y estupenda conversación con él. A regañadientes, Dario acepta y le propone al señor Allen pasar el rato de espera jugando a las adivinanzas. La brisa que viene del Mar Báltico trae un fuerte olor a abadejo.]

 

 

[…]

 

 

WA: ¿Persona o militar?

DF: … persona, persona. Persona humana.

WA: A ver, ¿es guapa? ¿es hermosa?

DF: … ¿cómo has sabido que se trata de una mujer?

WA: Porque siempre se trata de una mujer, ¿no?

DF: Es verdad, tienes razón. Cherchez la femme!, claro.

WA: Sí, pero recuerda que Picasso no buscaba, tan sólo encontraba. ¿Cómo era aquello que solía decir?

DF: Je ne cherche pas, je trouve.

WA: Y sí que encontró, la verdad.

DF: Sí, unas cuantas. ¿Le tienes envidia?

 

[Woody Allen se remueve en su silla y le hace una señal a una joven camarera rubia]

 

WA: Hombre, Dario, aunque suene a machismo del bueno, la verdad es que todos le hemos tenido siempre algo de envidia. Hablo de él como artista del sexo, claro.

DF: …Ya.

 

[La camarera se acerca a la mesa y les pregunta si desean tomar algo más. Woody Allen pide un vaso de agua tónica sin hielo y Dario Fo pregunta si se le podría preparar un buen café helado, aunque no exactamente un granizado de café. «¿Con algo de limón?» le inquiere la joven camarera. «Benissimo«, dice Dario. «Brava ragazza!«]

 

DF: Bueno, vamos a seguir. ¿Ya sabes de quién se trata?

WA: Pues, claro, maestro. De Sofia Loren, ¿de quién si no?

DF [sonriendo]: What else?

WA: Oye, por cierto, ¿te parece a ti también que las Antizipationen der Wahrnehmung es la parte de la Kritik más difícil y compleja?

DF [abriendo los ojos y levantando las manos]: Mamma mia! Cosa stai dicendo, caro mio! Undoubtedly, Woody, es la parte más endiabladamente difícil. Ahí se encuentra el meollo, lo gordo de toda la Critica, la sustancia.

WA [poniendo una sincera cara interrogativa]: … pero, ¿tú entiendes de qué va todo eso de las magnitudes intensivas, el grado, etc?

DF: Bufff! A duras penas. pero sé que ahí está el asunto. La materia. El asunto es la materia.

WA [algo desconcertado]: … ¿la materia? ¿A qué te refieres, a stoff o a materie?

DF: No, no, a stoff, claro. La materie no es problema alguno, hombre.

WA [pensativo y bajando al mirada]: … sí, claro. Tienes razón.

DF: A ver, Sofía Loren, ya que estamos con ella… Bueno, ya nos gustaría a los dos, viejo bribón. Te decía que Sofia, por ejemplo, en cuanto que determinable es materie, y eso te hace entrar en el juego de determinabilidad – determinación, ya sabes.

WA: … ¿En cuanto que es determinable es materie o en tanto que es materie es determinable?

DF [riendo con franqueza y pellizcando la mejilla izquierda de Woody Allen]: ¡Jajaja! ¡Mira que eres quisquillloso!. Pero, sí, creo que tienes razón. Hay que establecer con cuidado el orden de las relaciones. Todo eso está en el capítulo de las Anfibologías, ya lo sabes.

WA: Sí, la sintaxis lógica del pensamiento. Una condición lógica previa a la gramática que supone el sistema de los principios. Sin el sistema de los conceptos de reflexión no hay posibilidad de pensamiento alguno.

DF: … humano, ¿no?

WA: Sí, claro, qué otra cosa va a ser.

DF [algo inquieto]: Oye, ¿no te parece que está tardando mucho? Ya son casi y media, las ocho. ¿Sabe que estamos aquí?

WA: Sí, sí. Le dije que le esperaríamos aquí, muy cerca de su casa. Se habrá entretenido con alguien.

DF: Voy un momento al servicio.

WA: Vale, no me muevo.

 

[Woody Allen le hace de nuevo una seña a la camarera, pero ésta no se percata. Al final, aparece otro camarera que acaba de incorporarse al trabajo. Woody Allen le pide que le traiga otro vaso de agua tónica, sin hielo]

 

DF [regresando a al mesa]: Ya ha marcado el segundo.

WA: ¿Qué?

DF: Que España ya ha marcado el segundo gol.

WA: Ah, ya. Es curiosa esa pasión que tenéis los europeos por el fútbol.

DF: No sólo los europeos. Es casi un lenguaje universal.

WA: Sí, el de las patadas y los insultos. En italiano, «fútbol» se dice calcio, ¿no?

DF: Sí, claro. Calcio, «patada». ¿Sabes que el primer partido de fútbol se jugó en Florencia?

WA [algo sorprendido]: ¿En Florencia? No sería auspiciado por los Médici, supongo.

DF: Pues te equivocas. Se jugó ante las mismísimas barbas de los soldados imperiales de Carlos V. En la Piazza della Santa Croce. Giovanni de` Bardi estableció las reglas del juego. Aunque no era exactamente como el fútbol actual, ya te puedes imaginar. Pero la pasión es la misma. Eso no cambia. ¿Qué diría nuestro Herr Kant de las pasiones?

WA: Samuel Fuller, el viejo león, solía repetir que el cine es emotion, emotion, emotion. Es eso o no es nada.

DF: Y tenía razón. ¿Qué piensas que es el teatro? ¿Te imaginas un Shakespeare sin emoción, sin pasión? ¿Y sin risa, sin humor?

WA: No, sí, el humor es fundamental. Pero, ¿qué me dices del pobre Van Gogh? ¿Tenía sentido del humor?

DF: El pobre Van Gogh estaba enfermo. Pero, recuerda, no concebía pintar sin pasión. Sólo que esa pasión, en su caso, le cegó y le mató. A Nietzsche le pasó algo parecido.

WA: ¿No sería la época? ¿La sociedad de su tiempo? Además de sus propias y terribles cuitas, digo.

DF: En Italia fue feliz.

WA: Sí, aunque momentáneamente, fue feliz. El resplandor del Sur. Pero, ¿quién no es feliz en Italia?

DF [agitando los brazos]: … ¡los italianos!

 

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