Pilar Gómez Rodríguez entrevista a Javier Sádaba Garay [Fragmentos de la entrevista publicada en La Maleta de Portbou / Número 54 – Septiembre-Octubre / 2022]

Pilar Gómez Rodríguez entrevista a Javier Sádaba Garay [Fragmentos de la entrevista publicada en La Maleta de Portbou / Número 54 – Septiembre-Octubre / 2022]

Pilar Gómez Rodríguez entrevista a Javier Sádaba Garay [Fragmentos de la entrevista publicada en La Maleta de Portbou / Número 54 – Septiembre-Octubre / 2022]

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Pilar Gómez Rodríguez entrevista a Javier Sádaba Garay [Fragmentos de la entrevista publicada en La Maleta de Portbou / Número 54 – Septiembre-Octubre / 2022]

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Javier Sádaba: la filosofía y el compromiso inacabables

Por Pilar Gómez Rodríguez

El de Portugalete. El de la numerosa familia que formaron aquel torbellino de mujer y aquel hombre jesuítico, gran músico y capaz de intuir y poner en palabras que “si dios existía tenía que ser música”. El niño campeón de catecismo. El joven seminarista en Comillas. El estudiante de teología. El de las dudas. El de la crisis religiosa mientras escuchaba un partido del Athletic de Bilbao. El filósofo oficial del Ahtletic de Bilbao. El filósofo a la búsqueda de la buena vida y de la mejor muerte posible. El catedrático de ética durante más de tres décadas. El escritor. El que se declara libertario, anarcoide. El defensor y seguidor de Noam Chomsky. El devoto de Wittgenstein. El pionero de la filosofía de la religión. El defensor del laicismo. El que aboga por la autodeterminación de uno mismo, de las comunidades y los pueblos. El que no vota. El que cuestiona no la democracia, pero sí esta democracia. El de Elena siempre. El de Ana ahora. El orgulloso padre y abuelo. El que adora los chistes verdes y cuanto más verdes, mejor. El filósofo Javier Sádaba que, con sus más de ocho décadas de vida en las espaldas, ha tenido tiempo para esto y más. ¿Demasiado? ¿Demasiado poco?  Seguro que está de acuerdo con su querido David Hume en dejar que la posteridad haga el resto. Él bastante tiene con el presente. Un presente que se desarrolla entre los actos, presentaciones y conferencias de siempre y las citas médicas y el seguimiento que, como novedad, le ha traído un cáncer de próstata. “Estoy bien. Moderadamente bien. A esta edad provecta ya pocos se libran de pasar por esta aduana. Pero lo tengo superado o eso dicen los análisis. Es verdad que tengo achaques –la columna, la lumbalgia–, pero me veo bien”.

La enfermedad y la nostalgia: “Un cáncer te pone en la pista de salida”

Aparte de verse bien, en ese tratar de tú a tú con la enfermedad y encarar la última etapa de la vida, quizá haya cambiado en algo el pensamiento de Javier Sádaba, las prioridades, los afectos o los focos de interés: “Añado entonces que cuando te dicen que tienes un cáncer, por pequeño que sea, esto sí te acerca a la muerte de una manera muy intensa. No he cambiado de querencias o amistades, pero sí ha cambiado la relación con mi propio cuerpo. Soy más miedoso porque veo la frontera de la vida. Un cáncer te pone en la pista de salida y sí siento cierta melancolía porque veo que los telediarios se acaban”.

Hay un porcentaje muy elevado de posibilidades de que Javier Sádaba te haga un esquema cuando le preguntas algo. Reminiscencias del lógico que habita en él, del analítico siempre bien dispuesto a las clasificaciones y la organización del discurso de modo que “voy a hacer primero una distinción entre nostalgia y melancolía”. Bien, adelante: “La tristeza sobreviene cuando el objeto querido, el objeto del apego desaparece y te contraes. Eso me ocurrió con Elena [su compañera de vida murió en 2015. Estuvieron juntos más de cuatro décadas]. Me dejó destrozado y me sobrevino una enorme tristeza. La melancolía es por algo que puedes perder, pero que todavía existe. Y, sí, siento melancolía no en el sentido que decía Aristóteles, eso de que ‘todos los inteligentes son melancólicos’, pero sí respecto a mis padres, mi infancia, mi pueblo. Lo tengo muy mitificado, como se hace siempre. Y respecto a mis amigos, los grandes-grandes han desaparecido, lo cual me hace pasar de la nostalgia a la tristeza.

¿Se puede sentir nostalgia del futuro? “A veces tengo nostalgia de lo que más quiero. De mi hijo y mi nieto. Con ellos no es que esté bien, estoy estupendamente cuando, por ejemplo, doy a este último clases de latín y hacemos excursos por la filosofía de la sospecha o por la antigua Grecia… La gozo un montón, pero al mismo tiempo siento nostalgia porque veo que me voy apartando y él se queda aquí. Siento nostalgia de ese futuro que no compartiremos. Luego hay nostalgias más prosaicas y otras más utópicas que también las tengo, no las he perdido. Entre las más prosaicas, no haber sido director de orquesta o dedicarme, de alguna manera, a la música y no haber jugado en el Athletic. Por cierto soy oficialmente filósofo del Athletic [en 2021 recibió el premio Un león en el foro, que la peña Athletic Club Euskal Etxea Madrid concede a simpatizantes residentes en Madrid que a la mínima hacen gala de su querencia futbolística].

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Transición, traición: “O eso o vienen los militares. Mira, eso es chantaje”

Dejando el lado más personal de lo que pudo haber sido y no fue, pero sin abandonar esta perspectiva, Sádaba escribió en sus Memorias desvergonzadas su concepción de la Transición como traición. “Lo escribí y lo repito. Tuvieron un papel fundamental los Estados Unidos y Willy Brandt que, temiendo que aquello se desmadrara, dijeron ‘esto no puede ser ya franquismo, hay que teñirlo de democracia’. ¿Cómo lo hicieron?, pues llamando al rey. Un rey, ojo, puesto por Franco, lo cual es una inmoralidad porque toda monarquía que prima los genes por encima de la libertad individual es una vergüenza. Y preparan eso y lo envuelven: ‘o queréis eso o vienen los militares’. Mira, eso es chantaje. Al mismo tiempo se va dando forma a un partido que no tenía a nadie, que es el PSOE, pero es igual, se le mete dinero y se pone al frente a unas personas que lo hicieron bastante bien –sobre todo para ellos–  y se pasa rápidamente por encima de todo lo que habían dicho las izquierdas sobre la autodeterminación de los pueblos, sobre los derechos…  Se pasa sin ningún tipo de discusión seria. ‘Oiga, que queremos otra cosa’. Hubo algunos, entre ellos yo, que queríamos cuestionar aquello. Se les dice ‘no, no hay tiempo’, o ‘no se puede’ o ‘después’. Pero ¿cómo después?, que hay que hacerlo ahora… Nada. Y se traicionan los ideales contra el franquismo, los ideales más democráticos que podía haber en el pueblo español y se impone una manera de estar en el mundo –que va a ser luego estar en la OTAN, como ahora es mandar armas a Ucrania– en la que todo viene dado. Ese es, en conjunto, la traición de las traiciones.  Por cierto, algunos, bastantes, ahora dicen, ‘pues es verdad’. Y yo digo, pues haberlo dicho entonces. Si no me pasa que nunca tengo razón. Cuando la tenía resulta que no era el momento y ahora la tienen los que dicen que era verdad. Oiga, denme una franja de razón. Pero no, aquí, el que tiene el poder tiene la palabra y el que tiene la palabra tiene el poder y así nos ha ido. El que esté contento que lo esté. Yo no lo estoy y creo que mucha gente no lo está. Porque eso no fue lo que se prometió, esas no fueron nuestras luchas contra Franco, ni aquellos los aspectos auténticamente democráticos que podría haber tenido este país y que sepultó la Transición”.

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 “La democracia tiene que ser digna más que representativa”

Damos un salto a la democracia y política actuales (…)

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Fragmentos de la entrevista con Javier Sádaba publicada en La Maleta de Portbou Número 54 – Septiembre – Octubre / 2022]

Reproducidos con permiso [https://lamaletadeportbou.com/articulos/la-filosofia-y-el-compromiso-inacabables/]

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Pilar Gómez Rodríguez

Categories: Filosofía

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