«Poemas de la oficina en el siglo XXI», de Fuensanta Martín Quero – Una reseña de Aurora Gámez Enríquez

«Poemas de la oficina en el siglo XXI», de Fuensanta Martín Quero – Una reseña de Aurora Gámez Enríquez

Poemas de la oficina en el siglo XXI, de Fuensanta Martín Quero [Reseña]

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Poemas de la oficina en el siglo XXI, de Fuensanta Martín Quero

esa mujer que ahora en ella habita

opone resistencia a la flecha incisiva

del hostil minutero. [1]

Fuensanta M. Quero

Dedicamos más de la mitad de nuestras vidas a la actividad laboral. No siempre esta actividad coincide con una vocación o gusto. La sensibilidad, las emociones y el disfrute de la naturaleza, se reprimen o se dejan a un lado demasiado tiempo. La búsqueda de la felicidad supone la búsqueda del equilibrio entre lo que es necesario hacer para el sostenimiento de la calidad de vida y lo que da placer y gratifica. Juntar estas dos facetas humanas es lo ideal pero no siempre se consigue. Por otro lado, a lo largo de la vida va cambiando las prioridades y lo que era importante en la niñez no lo es tanto en la adolescencia, mucho menos en la edad adulta.   No sé si esto tiene mucho que ver con la percepción de este trabajo poético, Poemas de la oficina en el siglo XXI, que Fuensanta nos presenta.  Ya en el prefacio del libro, ella misma nos dice: “Tanto el ciudadano como el burócrata se convierten en meros destinos o instrumentos, respectivamente, de un sistema que hay que preservar a toda costa para garantizar la seguridad jurídica y una supuesta igualdad de trato.”  (p.8).  Ella, poeta y sensible, con muchos años de vida laboral en la Administración pública, nos sorprende con este trabajo poético en el que desarrolla sus observaciones, emociones y pensamientos. Pudiera haber elegido otra manera de contar, pero ella encontró el camino hacia la poesía y nos lo muestra. Fuensanta Martín Quero se acompaña de la palabra en el tiempo, como decía Antonio Machado, la obra y el pensamiento que nos antecede y nos llega como legado intelectual y humano, en este caso trae a colación autores cuya lírica entró de lleno en temas de la oficina: Benedetti al que hace homenaje desde el título del libro; Gloria Fuertes: “Luego me salió una oficina, / donde trabajo como si fuera tonta,” [2] ; Kafka [3], claramente satírico y antiburocrático, en En la colonia penitenciaria, El proceso y El castillo; y Eliot [3] que en 1917 trabajó en el banco Lloyd’s de Londres a la vez que colaboraba con la revista The Egoist, y en la editorial Faber and Faber, donde llegó a ser directivo. Todos ellos remaron por oficinas periodos de tiempo que marcaron sus vidas. Dejaron huella indeleble en la literatura, formando pensamiento y obra literaria propia, testigo que Fuensanta Martín Quero recoge y pone en valor en este libro.

En Poemas de la oficina en el siglo XXI, la autora aborda el tema con una amplia perspectiva de cuarenta años dedicados a la administración, compromiso exigente, bastante estructurado en cuanto a horarios y dedicación del tiempo, pero sobre todo necesariamente rutinario. Como justificándose por su sensibilidad y gusto por la poesía nos dice: “La emoción es consustancial a la persona, con independencia del contexto en el que se manifieste o en el que se reprima.” (p.8).  Fuensanta Martín Quero, nació en Coín, Málaga, en 1963; me une a ella este hecho y la ventura de que fuese desde niña, amiga del colegio de mi hermana pequeña. Este hecho nos hermana profundamente, misma cultura y niñez con aromas de azahar. Más nos une la vocación desmesurada por las letras, que solo lo supera el compromiso social y humanista que adquirimos por la igualdad de género al formar la Asociación de Mujeres por la Literatura y las Artes, y más tarde el Grupo ALAS [4].  Desde el Grupo ALAS, Autoras por la Literatura y las Artes, fomentando y gestionando la cultura con perspectiva feminista, hicimos el camino del compromiso y la solidaridad entrando en la Asociación Internacional Humanismo Solidario, y profundizando en la trayectoria literaria editando nuestros libros y defendiendo derechos en ACE, Asociación Colegial de Escritores de España -Sección autónoma de Andalucía-. Fuensanta Martín Quero siempre buscó la forma de apoyar los proyectos desde la seriedad y el compromiso, con espíritu crítico. En consecuencia, su literatura es comprometida y humanista, nos alumbra dando verdadera consistencia a los proyectos tanto solidarios como propios. De todos los libros que tiene publicados (Parajes del silencio, Lugares y figuras, La esencia hallada, Interludio, Las esquinas, Casas de cal y Latidos), es éste el más sorprendente para mí. A menudo se despoja de la métrica, muy querida por ella. El lenguaje es claro, aparentemente sencillo y de una veracidad encomiable.  Se desdobla en burócrata (desconocida para mí) y poeta entrañable (conocida y admirada). Entro en este libro encontrándome con dos partes diferenciadas, dos mundos que integran la vida de la autora. VENTANILLA ÚNICA, 20 poemas, y EL REGRESO, seis composiciones poéticas que cierran al poemario con lo más íntimo y personal. Trabajo-Oficina y Vacaciones-Intimidad, Yo para los otros y Yo para mí misma, se pudieran llamar estos versos que Fuensanta Martín Quero reúne en Poemas de la oficina en el siglo XXI. Dualidad intrínseca a todo ser humano, claro y oscuro de toda vida, sol y sombra de la propia realidad. El ciudadano online: “Se coló por las rendijas abigarradas / de los bytes / y llegó hasta mí / como un antiguo amigo” (p.17). La compañera del otro lado del teléfono: “Sus llamadas aparecieron / de pronto con fruición / sobre las hojas de mi calendario” (p. 18). El coleccionista: “En la puerta un letrero / y en su sonrisa el cargo. / Esa es su alma: un trozo de vinilo / con su nombre grabado.” (p. 21).

Siempre de la mano de Mario Benedetti, iniciador del proceso de creación poética “y soy una manija que calcula intereses /o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas” (p. 24), da paso al poema en que Fuensanta Martín Quero, pone su particular modo de ver la vida. Burocracia: “la rutina es un susurro poco claro / y encima fluye tinta / que perfilan dedos / de la mano / que es alguna mano.” (p.25).  En el poema Toc, la autora consigue un ritmo desenfadado, con el que extrema la crítica, el hartazgo, el sinsentido de pasar horas y horas atendiendo papeles y asuntos que nada tienen que ver con su propia vida: “Lo banal / yo / aquí / en mí / sin mí / yo / banal.” (p.27). Tantas horas de dedicación a lo que no te interesa en absoluto hace perder el sentido de la vida. Decimos que embrutece, desvirtúa la realidad, te enferma. Así queda reflejado en el poema Claustrofobia: “La mirada se queja, /no encuentra ningún hueco / donde pasar el haz / del rastro de algún fuego.” (p. 28). En Burnout: “Hay un tigre que devora / la luz de la oficina. / ¡Cuidado! Que no aguantan / el nudo arrinconado de su mente, / la lágrima agolpada de sus ojos, / el temblor soterrado de su cuerpo.” (p. 29). Poeta comprometida y humanista, no elude problemas que a menudo hace que la vida angustie y deje de ser bella, en Mobbing: “A ese muchacho que desciende / cada día varios metros de sombra / bajo sí mismo / lo llaman con seudónimos / -o algo parecido- / que despliegan sonrisas sibilantes.” (p.32). Observadora y perspicaz, no se le escapan comportamientos, así dirá en Competían: “Competían / por una rutina digna / que les cubriera el cuerpo / con traje de domingo / y una chapa en la puerta / con sus nombres grabados.” (p. 38). La ironía nos salva de la tragedia, nos libera momentáneamente de la penumbra, del dolor de estar vivo, de una cierta condescendencia con el sistema social y político que nos toca asumir. Un poema especialmente lúcido es La culpable: “Aquí hay quien sonríe / cuando recuerda / las cuatro copas del día anterior/ después de las tres y media de la tarde,” (p.42); se incluye en el discurso, hace cómplices a quienes como ella están en la misma oficina con igual fortuna, para seguir: “pero a menudo yo siento / que tengo un nudo en la cabeza / apretando mis neuronas,”, la poeta sufre, no se conforma, es consciente de su privilegiada situación a pesar de todo, nos recuerda que no todos los seres humanos alcanzan una vida digna de ser vivida: “mientras ahí afuera / legiones de parados / arrastran sus dos manos sudorosas / tras las herméticas ventanas”, se sitúa dentro de la oficina donde los menos han alcanzado la estabilidad laboral; ella piensa en la otredad : “y nos observan sin que los veamos / y anhelan con denuedo mi silla giratoria / como cuando yo era joven.”, se ve joven, soñadora, estudiando y luchando por un puesto que le proporcionase estabilidad y calidad de vida. La posibilidad de crear una familia, alimentarla y educar con las condiciones adecuadas. Mirando hacia fuera, con cierta ironía expresa: “Y no es culpa mía. / No es culpa mía.” (p.42). Sabemos que se critica al funcionariado, que se les envidia por su posición, y sabemos también que no se regala nada, que todo se consigue con esfuerzo y tesón. Nada de esto sirve ante la realidad persistente. El sistema excluye a los más débiles: “Y no es culpa mía. / No es culpa mía.”

El tiempo todo lo transforma. Dicen que en el pecado va la penitencia, y esto viene a colación del lado oscuro que tiene el estar fija, CASI CUARENTA AÑOS, en la administración, de funcionaria: “Apelmazados/ casi cuarenta años / sobre su nuca, / cada mañana acude a ejercer / de oficinista.” (p.44). Se transforma de manera kafkiana, hasta el alma: “Allí dentro todo resulta / invariablemente mutante, / como su cuerpo, / en el que no hace mucho descubrió /alguien que distingue de pronto / el espejo bruñido de otros cuerpos;” (p.44).

Termina esta primera parte del libro con el poema TESTIMONIO, “Después de tantos años” (p.46), en una despedida poética: “Y he visto mucha gente / que andaba cada día sumergida en su historia, / regalando sonrisas o momentos. / Viviendo simplemente / viviendo.” (p. 47). En la segunda parte, más reconocible para mí, su lírica de otros poemarios aparece y su ser de libertad despega en vuelo. EL REGRESO, seis poemas, Despegue en Florencia, Final de vacaciones, El teclado, El parque, Junto a mí, y por último su poema homenaje a Mario Benedetti.

Una entrega poética única que merece la pena leerse.

Respiro y siento

y pienso

que la vida me arropa en su misterio.

Y renazco. [5]

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Aurora Gámez Enríquez

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Nota

Fuensanta Martín Quero. Poemas de la oficina en el siglo XXI. Editorial Círculo Rojo, Roquetas de Mar [Almería], 2019. ISBN: 978-8413387628.

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Notas

[1] Fuensanta Martín Quero. Poemas de la oficina en el siglo XXI (p.44) Casi cuarenta años.  Editorial Círculo Rojo, 2019.

[2] Gloria Fuertes. Autobiografía (poema).

[3] Franz Kafka (Praga, Imperio austrohúngaro, actual capital de República Checa; 3 de julio de 1883-Kierling, Austria; 3 de junio de 1924). Escritor bohemio en lengua alemana. Su obra, una de las más influyentes de la literatura universal.

[4] Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (San Luis, Misuri; 26 de septiembre de 1888 – Londres; 4 de enero de 1965). Poeta, dramaturgo y crítico literario británico-estadounidense. Representó una de las cumbres de la poesía en lengua inglesa del siglo XX.

[5] ALAS, Asociación de Mujeres por la Literatura y las Artes. (1999-2016). Grupo ALAS (2017). www.alasescritorasyarte.com

[6] Fuensanta Martín Quero. Poemas de la oficina en el siglo XXI. Círculo Rojo, 2019. (p.56).

Categories: Crítica Literaria

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