A propósito de «Papiroflexia. Sobre el libro y la lectura», de Guillermo Busutil – Sebastián Gámez Millán entrevista a Guillermo Busutil

A propósito de Papiroflexia. Sobre el libro y la lectura, de Guillermo Busutil – Sebastián Gámez Millán entrevista a Guillermo Busutil
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A propósito de Papiroflexia. Sobre el libro y la lectura, de Guillermo Busutil – Sebastián Gámez Millán entrevista a Guillermo Busutil
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¿Qué es Guillermo Busutil (Granada, 1961), un letraherido, un periodista, un crítico, un escritor, un gestor cultural, un ciudadano comprometido con aquello que cree? ¿Por qué reducir la multiplicidad de aspectos de la identidad a uno solo de sus rasgos? Acorde con esta versatilidad, ha escrito un libro fronterizo entre los relámpagos de ingenio, humor, metáfora e iluminación del aforismo, la poesía y el pensamiento, Papiroflexia. Sobre el libro y la lectura (Madrid, Fórcola, 2022), breve, de apenas 100 páginas, pero de estilo ligero y a la vez condensado, para ser releído interminables veces.
Premio Nacional de Periodismo Cultural 2021, concedido por el Ministerio de Cultura, ha colaborado como columnista en La Opinión de Málaga, La Vanguardia, El País y Crónica Global. De 2007 a 2019 fue Director de la revista Mercurio. Panoramas de Libros, de la Fundación José Manuel Lara (Premio Fomento de la lectura 2010 otorgado por el Centro Andaluz de la Letras). Entre sus últimos libros destacan Nada sabe tan bien como la boca del verano (2005), Moleskine (2008) y Noticias del frente (2017). Actualmente escribe en La Calma Magazine, crítica de arte para La Vanguardia y Litoral.
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SGM: Uno de los hilos conductores de tu trayectoria periodística y literaria es la divulgación de libros y del acto de leer. ¿Qué importancia posee en la conversación pública y en la calidad de una democracia?
GB: La lectura es primordial en la conversación pública o privada porque enseña a escuchar las palabras, que uno debe aprender a estar a la altura de los significados que representan y a cómo construir con ellas puentes con los otros. Sin una buena educación en lectura una sociedad no sabe qué hacer con las palabras, se conforma con lo primero que nos proponen e importa menos que a éstas se les ponga precio, se les vulnere su belleza, se les vacíe de convicción. Leer es primordial en una democracia porque la lectura es un acto de conciencia, y porque la miopía del pensamiento se gradúa con lecturas que le abren más posibilidades de lenguaje, de conceptos. La buena lectura enriquece, provoca en el lector interrogantes, reflexiones, que le abren horizontes y le enseñan a encontrar el consenso que debe haber entre el escritor, la historia que se cuenta y el lector o lectora que la interpreta. Casi una metáfora de lo que significa la democracia.
SGM: ¿Cómo puede afectar y alterar nuestra identidad el acto de leer?
GB: Leer es fundamental para la conformación del mundo emocional y para documentarnos la imaginación que nos permite ver las ficciones posibles que hay dentro de la realidad, y con la que igualmente la lectura nos enseña a relacionarnos. La lectura nos talla a lo largo de nuestra vida la aventura de la vocación de las identidades que vamos adquiriendo, lo mismo que afila y nutre las emociones. Nos enseña que el sentido de las palabras es ir hacia adelante y nos enriquece con la seducción que representan. Y además, de la vida los libros lo anticipan todo.
SGM: Por un lado, con las nuevas tecnologías parece que nuestra capacidad de atención y concentración se ha fragmentado y mermado hasta límites desafiantes. Con el sesgo de confirmación que han identificado neurólogos y psicólogos, parece que estamos menos abiertos a escuchar argumentos que pongan en tela de juicio lo que creemos o pensamos. ¿Cuáles son, a tu juicio, algunos de los problemas actuales a la hora de leer?
GB: Son muchos, hemos dejado de escuchar las palabras, hemos perdido la capacidad de salirnos del tiempo, de saber que para cualquier emergencia, problema, interrogante, siempre hay un libro de guardia. La sociedad de lo inmediato, de lo efímero, del rechazo del esfuerzo y de la hipertrofia de las imágenes como onanismo, hacen muy difícil la disciplina de trabajar a diario la lectura, la educación del placer de respirar el lenguaje, de sentir cómo las palabras despiertan los sentidos y la lectura nos convierte en exploradores de experiencias, que al contrario que las imágenes, tienen reverso, márgenes y van más allá del encuadre visual. Vivimos en la sociedad del ruido, de lo urgente, de lo banal, y la lectura es lo contrario de todo lo que eso ofrece. Por eso, hoy día, leer es en cierto modo un hermoso acto de desobediencia.
SGM: Y el libro como objeto, esa extensión de nuestra memoria y de nuestra imaginación, como lo describió Borges, ¿se siente amenazado ante la imparable marcha de lo digital?
GB: Yo creo que ambos conviven sin mucho problema, y aunque lo digital termine generalizándose, especialmente por exigencias medioambientales y de los costes económicos, el libro objeto con su estética de portada, la textura del papel sobre el que las palabra dejan el peso de su huella y de su sombra, o la vibración de su musicalidad, el aroma de la tinta que es como otra atmósfera sutil del libro, siempre tendrá sus adictos, como yo. Pienso que la resistencia de su embrujo o la evocación de su memoria nunca podrán ser sustituidos.
SGM: Escritores como Robert Louis Stevenson o Marcel Proust, entre otros, comparaban el acto de leer con la amistad. En Papiroflexia hay numerosos homenajes y guiños de complicidad a amigos escritores (María Victoria Atencia, Luis García Montero, Rosa Montero, Lorenzo Saval…). ¿Acaso no podemos vivir sin libros, al igual que sin amigos?
GB: La lectura es una red social que teje compañeros de viaje, cómplices, amores que dejan tatuajes en la memoria, mapas que nos permitieron la huida de un laberinto, y en ese gran árbol de la lectura las ramas son escritores y escritoras con las que entretejemos nidos de esas experiencias, contraseñas, afectos, abrazos de escritura a los que volver cuando nos hace falta o con los que proseguir caminos paralelos, tramos, conversaciones. Libros y autores que se convierten en tutores, en guardaespaldas, en amigos, sin duda. Pero aunque uno quiera ponerse romántico y afirmar que sin ambos no se puede vivir, no es cierto. La naturaleza está llena de libros por leer: las montañas, el oleaje, los bosques, los tonos del atardecer, el susurro o la furia del agua, lo mismo que el silencio, y de aquello que nos produzca emoción, misterio, vida, uno puede ser un amigo íntimo y aprender lo que nos cuentan.
SGM: Escrito en aforismos con notables dosis de ingenio, humor, metáfora e iluminación, es un libro breve pero para ser releído interminablemente. ¿Por qué elegiste el género de los aforismos? ¿Cuánto le deben a las greguerías de Ramón Gómez de la Serna o a la imaginación desbordante de Rafael Pérez Estrada? ¿Qué otros escritores de aforismos te han dejado huella o admiras?
GB: Elegí el aforismo accidentalmente, porque mi editor me hizo el envite en la presentación de mi anterior libro, La cultura, querido Robinson, donde muchos de mis artículos empiezan con un aforismo o porque aparecen como una pregunta cuando entrevisto. Y una vez recogido el guante me planteé el libro como un libro secreto de poesía, o de poesía que juega a la rayuela con las fronteras del haiku, del verso de agua, del microrrelato, de la greguería, y en esa vibración el aforismo era el latido de lenguaje que me permitía hacerlo.
Un canto de amor al libro, a la lectura y a la reivindicación de la belleza, la seducción, la ética y la convicción de las palabras de las que defiendo hoy más que nunca que el precio de las palabras no siempre es negociable.
Gómez de la Serna, el mago Rafael Pérez Estrada con el que tuve amistad y admiré siempre su escritura fronteriza, como la de este libro, Montaigne, Séneca, Lao Tsé, Oscar Wilde, son maestros de aforismos que siempre me han gustado, y tienen un lugar preferente entre mis lecturas, aunque también hay escritores actuales como Erika Martínez, Carmen Camacho, Andrés Neuman, que me interesan mucho, o el influjo de muchos y muchas poetas que están en el libro.
SGM: En el preciso y precioso prólogo, Nuria Barrios, sintetiza certeramente la esencia y el propósito de Papiroflexia: «Al leer, nos leemos, y leernos hace mejor esta vida nuestra, tan breve». ¿Por qué necesitamos leer? ¿De qué forma enriquece nuestra vida interior y social? En definitiva, ¿por qué leer?
GB: Leer es un acto de amor con uno mismo, nos permite ser otros muy diferentes, nos ilumina y nos perturba en nuestra relación con lo íntimo, lo abisal, lo misterioso del ser humano, nos escribe por dentro, nos cicatriza, nos alimenta, nos esconde de nosotros mismos. Leer es un estado de alarma muy necesario y vital contra los molinos que son monstruos, contra los extravíos con los que a veces la vida nos prueba. Leamos para ser cada vez mejores fugitivos, si llega el día en el que intenten desahuciarnos de leer.
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Sebastián Gámez Millán
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Nota
Guillermo Busutil. Papiroflexia. Sobre el libro y la lectura. Prólogo de Nuria Barrios. Fórcola Ediciones, Madrid, 2022. ISBN: 978-84-17425-12-8.
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