Doce poemas telúricos – I – [de «Quemadura»] – Jorge Camacho Cordón

Doce poemas telúricos – I – [de «Quemadura»] – Jorge Camacho Cordón

Doce poemas telúricos – I – [de Quemadura]

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Doce poemas telúricos – I

Planicies…

Planicies y cordilleras de granito desnudo,
siluetas sin sombra bajo el sol,
figuras sin pasado ni presente,
paisajes lisos, horizontes resbaladizos;
barrancas escarpadas, brechas, acantilados rotos,
la undosa mar (espejo de la luna),
la luna en cada playa, cada duna,
lagos subterráneos, grutas infinitas.
Se mueven sólo el agua y el viento.
El lamento sombrío de un volcán solitario
retumba por los valles en silencio.
Después de innumerables revoluciones de los astros,
¿dominarán la tierra los hielos? ¿o lo harán corrientes
de agua abrasadora y de aire hirviente?

*

hormigas primigenias

temblor, vibración, oscuridad, inundación de resina,
las obreras señalando con ácido el peligro inmediato,
defendiendo el nido con sus abdómenes, tras haber intentado huir
y salvar a las larvas, las pupas, los huevos
y a las más inmaduras, recorriendo
sólo un fragmento del laberinto perfecto,
sólo el primer escalón, en el último instante
faltas de fuerza, de conocimientos, de ese mismo
fluido intemporal que habrá de transformar
su pompeya particular en una joya.

*

Solo

1

El tren a casa. Me despierto
de un sueño tresmesino en el pasillo
de aquel vagón vacío por completo.
Amanece.
Sobre el horizonte, tímido, el disco luminoso
y un silencio absolutos.
Cataclismo:
el sol naufraga en un opaco
cosmos,
renace
al vórtice, la hondura y el volumen
de perspectivas intangibles.

Y vivir
por un segundo
místico
8 minutos luz
hasta que el día recobra su dominio.

2

Mientras, sobre el océano y las nubes,
turistas hacen fotos de turistas
(el eslabón perdido, según dicen,
entre el mono y el puerco), me deslizo
de nuevo a Las Cañadas, confortado
sísifo que abandona el paraíso.

Esclavo voluntario del dios Teide
me aventuro en un tiempo y un paisaje
ignotamente (arena, roca) frescos,
avanzo entre el codeso y la retama,
vuelvo a inspirar y me detengo sólo
cuando muere a mis espaldas el sendero.

Sin muros, la colada es laberinto.
El Teide, zigurat. Brisa y premura.
Pánico. Pecio. Cráter. ¿Qué caminos
(o sintaxis del mundo) han de encontrarme
y me darán refugio en el poniente?
¿Bastará con salvar esta quebrada?

Ojalá desistiera de mi búsqueda
bajo un cielo de alacranes y lagartos.

*

Canarias

Lanzarote

Aldeas: blancos dientes
en silencio prendidos
a volcanes durmientes.

Tenerife

¡Corona el mundo el Teide
por cima de las nubes,
espléndido pezón!

El Hierro

Hoy,
rodeados de vidrio.

Ayer,
de lagartos, cráteres,
brezos, sabinas,
pinos.

[de Quemadura]

*

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Jorge Camacho Cordón

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Nota

Jorge Camacho Cordón. Quemadura. Ediciones Vitruvio, Madrid, 2020. ISBN: 978-8412228472 .

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