En época de rosas – «El sueño de la Primavera» [Primera antología breve de poesía] – XVIII – Antonio Roura Javier

En época de rosas – «El sueño de la Primavera» [Primera antología breve de poesía] – XVIII – Antonio Roura Javier

En época de rosas

El sueño de la Primavera – Primera antología breve de poesía – XVIII

 

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Ni mis ojos ni mis manos te valen.
Ni mis ojos son luz

Ni mis manos un baluarte donde te agarres.

¿Con qué podría ayudarte?
¿Con qué podría ser tú y no dañarte?

AH! Si yo fuese palabra.

Si yo fuese palabra escrita,

susurrada,
soñada.

Si yo fuese palabra viviría en tus sesos

y en tu cuerpo y en tu alma,

sin que tú lo supieras
sin que tú lo evitaras.

Mas ¿qué palabra sería?

Una palabra sincera, acertada
una palabra presencia constante

que no dañara

como una sombra

Una palabra discreta, perdida, callada

palabra que diese vida

como el agua a la planta

palabra que fuese esperanza

como la flor en la rama

palabra que fuese en la noche

vigilando tu sueño
esperando tu alba.

palabra que fuese tan tuya que no la negaras
palabra cálida, la del amante al amado

Una palabra imposible, soñada

buscada, anhelada

Una palabra que fuese a tu boca

lo que es tu mirada a mi calma.

Una palabra que fuese poesía, un cuento de hadas

Una palabra que no se dejase coger

que fuera, que diese, que exija libertad

Una palabra que invite a luchar,

a vivir,

a empezar.

Ser palabra…

en tu boca,

en tu mente,

en tus cartas

que durmiese en tu oído

como duerme el sol al anochecer en la montaña y
viajando por ti se uniese a tu alma y
provocara sonrisa y provocara esperanza y que
luego,
a tu antojo,
tú me regalarás
para que quedándome en ti

pudiera regar otras plantas con mis palabras.

Hasta que infeliz, con el tiempo
quisiera volverme cuerpo,
volverme carne
tan sólo para rozarte

y dormirme

acariciado por tus manos

esperando en tu regazo
que volviera la mañana.

 

*

 

 

En la vida no hay movimientos pactados

que nos hagan vencer, como en el ajedrez

No hay recetas.

El dolor no se arregla avanzando dos casillas en la misma dirección y otro a derecha o a izquierda,

cual caballo

El olvido no se cura cruzando el tablero en cualquier dirección

Y cualesquiera casillas como la reina.

De la tristeza a la alegría no se va como viaja la torre en el tablero

De esquina a esquina.

Sólo en el amor somos peones
Y la amistad se conquista

de casilla en casilla
de minuto en minuto
de sonrisa en sonrisa

Pero ¿quién quiere cuadricular un corazón o una cabeza?

 

***

Antonio Roura Javier

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