La naturaleza del hierro en las manos de José Antonio Millán Guerrero, «Millán» – Sebastián Gámez Millán

La naturaleza del hierro en las manos de José Antonio Millán Guerrero, «Millán»
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José Antonio Millán Guerrero
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Hay quien en la chatarra desbaratada de la siderurgia ve basura o no ve nada, y hay quien con suerte ve la posibilidad de reciclarlo, que es una manera de extraerle utilidad y buscar la sostenibilidad y el equilibrio que necesita el planeta que habitamos. Un paso más allá es poseer la sensibilidad y el arte para demorarse y jugar con la recreación de estos deshechos hasta crear formas insospechadas y bellas.
Es el caso particular de José Antonio Millán Guerrero. La operación esencial del arte consiste en dar forma. Del mismo modo que el poeta erige un monumento a la memoria elaborando las vivencias con las palabras, este artesano moldea y modela el hierro hasta forjar otra extraña aleación y descubrir formas que reconocemos y que renuevan nuestra percepción. Es el tránsito de lo informe del hierro a la forma, de lo invisible a lo visible, de lo ininteligible a lo inteligible: es la luz y el placer de reconocer.
Observamos que por medio de la mímesis, o sea, de la imitación y la representación, se nos reaparecen cañas de bambú, juncos, arbustos silvestres, cierta variedad de pinos, tan característicos de la geografía mediterránea. No hay nada en la imaginación que antes no haya atravesado los sentidos.Su principal fuente de inspiración es la naturaleza, que sigue siendo la más asombrosa y fecunda que conocemos.
Sin embargo nos ofrece fenómenos que no existen en el mundo natural y que de no ser por el cerebro y la mano que sigue el orden no existirían. El arte es creación de mundos que no son de este mundo, pero que pueden acabar incorporándose, ensanchando los límites de lo imaginado y conocido hasta entonces, y acaso haciendo más habitable la naturaleza.
Según una vieja concepción griega que no ha dejado de persistir, puesto que en cierto modo llega hasta la polifacética Escuela de la Bauhaus (“la forma sigue a la función”), bello es lo que se adapta a un fin. Estas piezas de José Antonio Millán Guerrero poseen esta belleza, indisociable de la utilidad. Basta con detenerse en una de sus obras más originales, Tríptico alegórico, que al dibujar con el hierro el espacio posee valores pictóricos y escultóricos, y al mismo tiempo sirve para delimitar estancias.
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Esta capacidad de conjugar múltiples funciones (expresiva, decorativa, útil) revela en el fondo el carácter de su autor, quien humildemente encarna, con las limitaciones propias de nuestra humana condición, un elevado ideal: “sé todo en cada cosa que hagas”. No albergo dudas de que si todos nos esforzáramos hacia este ideal ético-estético el mundo sería un espacio más habitable. Cuando contemplen estas piezas no olviden que podrían ser deshechos, humo, polvo, nada.
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Sebastián Gámez Millán
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