Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Quinta – Nicola Carati

Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Quinta
Escena Quinta
[Mismo lugar. Las 00:37. Es un buen momento para tomar una copa y el local se ha ido llenando de gente]
DF: El Gin Tonic me ha dejado fenomenalmente. Yo creo que le han añadido algo de vodka, ¿no crees?
WA: No sé, pero sí, estaba de miedo. ¿Bebes mucho?
DF: Ahora lo tengo restringido.
WA: Ya, claro. Es una pena. Bueno, no es que yo sea la alegría de la huerta, pero alguna copa sí me tomo.
DF: Haces bien. Oye, por cierto, vas a ir a lo de Bergman, ¿no?
WA: ¿El acto conmemorativo? Sí, estoy invitado. El 14 de Julio. 100 primaveras.
DF: ¿El 14 de Julio? ¿Ese día no fue cuando Kant se paró de repente y volvió a su casa corriendo?
WA: Supongo que no sería el mismo 14. A lo mejor al día siguiente, o al cabo de un par de días. No había mensajería instantánea, Dario.
DF: Sí, claro. Pensar que esos chismes apenas llevan sobre el planeta treinta años… Y el jaleo que han armado.
WA: Iré a Estocolmo. Me imagino que montarán una festejo agradable.
DF: ¿Smultronstället o Det sjunde inseglet?
WA: Ya sabes que hice una recreación de Wild Strawberries. Pero están también Secrets of Women, Summer with Monika, Persona, Scenes from a Marriage…
DF: Y Sommarnattens leende…
WA: Ah, sí. Deliciosa. Sabes que Sondheim y Wheeler la recrearon como musical, ¿verdad?
DF: A Little Night Music, sí. ¿No pertenece a ese musical el tema Send in the Clowns?
WA: Sí.
DF: ¿Y cuál es la madre de ambas obras?
WA: ¿Piensas como Brook que es la mejor obra de Shakespeare?
DF: Yo diría que es perfecta. Es una obra redonda. Pero hay que representarla sin cortes, sin bajadas de telón. Todo continuo, como se hacía en su época. Tiene todo. Ritmo, humor, chispa, lirismo, ironía, teatro dentro del teatro…
WA: Sí, es fantástica.
DF: Bueno, tú también te serviste de ella.
WA: Es una fuente inagotable. Me gusta mucho la versión cinematográfica de Reinhardt.
DF: ¿Del 35, no?
WA: Sí. El Puck de Mickey Rooney es estupendo.
DF: Y el Nick Bottom de James Cagney, no te olvides. Luego te hace un Arthur Cody Jarrett en White Heat formidable. Era otra época.
WA: ¿Piensas que el cine ha muerto?
DF: El cine, la literatura, el teatro… ¡Yo mismo! No, estoy bromeando. Siempre habrá cosas. ¿No era Mahler quien dijo eso de «es más joven que yo. Tendrá razón»? ¿O era Brahms?
WA: No, fue Mahler. Lo dijo de Arnold Schönberg. No entendía su música, pero seguramente sería algo digno de escucha.
DF: Es verdad. Ya me va fallando la memoria. Luchino escuchaba la Segunda de Brahms mientras que se moría en la cama. Su hermana estaba junto a él. No pudo terminar de oír la sinfonía entera. Aunque sólo quedara de él La terra trema sería suficiente.
WA: Nos habríamos perdido a Burt Lancaster en Il Gattopardo.
DF: Cierto. Imponente. Si yo fuese mujer, me enamoraría perdidamente de él. De ese personaje.
WA: Eso es exactamente lo que le dice el Capitán Renault a Ilsa Lund pensando en Rick.
DF: Sí. ¡Qué mirada!
WA: ¿La de Ilsa?
DF [melancólico por primera vez]: … sí, sí, la de Ilsa. Toda la vulnerabilidad femenina está ahí. No hace falta decir nada, ni una palabra. Todo está en esos ojos, en ese rostro, en ese silencio que es como un abismo.
WA: ¡Pero, Dario…!
DF: Ya ves. No puedo evitarlo. Las mujeres tiene el don de la vida, ya te lo he dicho. Y todo el misterio.
WA: Mi psicoanalista dice que son constitutivamente inestables.
DF: ¿Por qué?
WA: Pues, porque tiene que hacer malabarismos, tiene que hacer equilibrios constantemente entre las demandas de la biología y el horizonte ideal.
DF [extrañado]: ¿Horizonte ideal?
WA: Es un mecanismo de proyección, de alienación del cuerpo.
DF [con cierta irritación]: ¿Y nosotros?
WA: ¿No decías antes que nuestro cerebro es tan simple como un puzzle de cuatro piezas? La cuestión no es ésa, Dario. La cuestión es construir el idóneo marco jurídico, político.
DF: ¿Cómo se llama tu psicoanalista? ¿Abraham?
WA [sonriendo]: … no, Aaron. Aaron Speck.
DF [haciendo un mueca]: ¿Speck?
WA: Sí, ya sé. No se lo recuerdes*…
DF: Es un hombre, Woody. ¡Es un hombre! ¡Qué te va a decir él!
WA: Mira, Dario, yo odio la realidad tanto como tú, pero es el único lugar en el que te sirven un filete con patatas para cenar.
DF [enfadado]: ¡Yo no odio «la realidad»! Lo que no soporto son algunas realidades…
WA: Negar la evidencia es una necedad. Somos distintos.
DF: … pero, ¿y Mozart, Beethoven, El Quijote…?
WA: Bueno, algunos hombres también se desequilibran, pero lo normal, lo propio es comer, eyacular y dormir.
DF [agitando las manos, visiblemente enfadado]: … no me dirás que se les ha exacerbado el lado femenino de su plano cerebro masculino, ¿verdad?
WA [disfrutando]: … no, no. La verdad es que yo no sé nada, Dario. Es lo que dice Aaron, y lo que parecen sostener muchos psicólogos y psiquiatras. No sé. El problema, dicen, es la madre.
DF: ¿La madre? Pero, ¿no había que matar al padre…?
WA: El padre ya nace muerto. Es un fantasma. Lo que hay que dejar ir es el espectro de su figura. Pero de donde salimos es del útero de nuestra madre. Ahí está todo. ¿Has leído New Ways To Kill Your Mother, de Colm Tóibin?
DF: Ya sabes que el médico me ha prescrito no hacer nada.
WA: Ah, es verdad, perdona. Es una lástima. Lo que dedica a Beckett y a Cheever está fenomenal.
DF: ¿Samuel?
WA: Sí, claro. Por cierto, ¿no tiene toda esta tarde un aire de familia de En attendant Godot?
DF: Sí, sí lo tiene. O sea, que nuestro querido Herr Kant no va a aparecer, ¿quieres decir?
WA: Es muy extraño. Kant podría ser Godot y tú, el fantasma de Canterville.
DF [más relajado]: ¡Buena elección!
WA: También dice cosas muy interesantes sobre Tennessee.
DF: ¿Quién?
WA: El libro de Tóibin. ¿Has montado alguna vez The Glass Menagerie?
DF: Es una obra extraordinaria. La esencia de Williams. Apenas cuatro personajes y ya está. Tom es él mismo, claro.
WA: ¿Tú crees?
DF [como echando de menos algo]: … pero el que se lleva la palma es el de Laura.
WA: ¿Y Amanda?
DF [mirando a Woody Allen]: … sí, la madre.
WA: Dile a tu médico que te permita leer el pequeño cuentito Reunion, de John Cheever. Es una cosa extraordinaria. Apenas dos páginas. Richard Ford suele emplearlo como modelo y ejemplo en sus charlas y talleres. Él también tiene otro cuento titulado del mismo modo. Pero, claro, es Chéjov quien está detrás.
DF: Tu psicoanalista debería leer más a Chéjov.
WA: ¿Lady with the dog o The Cherry Orchard?
DF: Todo. Pero ahora que lo mencionas, hay una escena en La dama del perrito que es una fascinante descripción de la psicología de los personajes protagonistas. Son diez o quince líneas, no más, pero es mejor que cualquier tratado de psicología clínica o que el DSM V.
WA [irónico]: Observo que estás al tanto de las novedades.
DF [echándose hacia atrás]: En la vida se ha de saber de todo. ¿Quién dijo eso?
WA [sonriendo]: … un ángel. Holly Golightly.
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Nota
*Speck es un tipo de jamón, originario del Tirol, que se cura con sal y se ahúma.
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