Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Segunda Escena – Nicola Carati

Los siete puentes de Königsberg – Un divertimento en siete escenas / Escena Segunda
Escena Segunda
[Mismo lugar. Un par de horas más tarde. Para ser exactos, el reloj de esfera ovalada dispuesto en la parte superior de la pared que da la espalda a la barra del Café, y que contiene una imagen vintage de la Tour Eiffel, marca las 21:18]
[Dario Fo, sentado, escribe algo en una servilleta de papel. Woody Allen entra al Café desde la calle y se dirige a la mesa]
WA [se sienta en la misma silla en la que estaba sentado anteriormente]: Nada. No se sabe dónde anda.
DF [irritado]: ¡¿Nada?!
WA: No, ya te digo. He preguntado, pero nada. A lo mejor le ha ocurrido algo.
DF [sarcástico]: A lo mejor está muerto.
WA [algo condescendiente]: Podría ser. Por cierto, me parece que el partido de fútbol ya ha terminado.
DF: Sí, sí, ya lo sé. 3-1. Ha ganado España.
WA: ¿Contra quién jugaba?
DF: Marruecos.
WA: Las consecuencias de la descolonización.
DF [levantando la cabeza y mirando a Woody Allen]: ¿Qué?
WA: Nada, tonterías. Ya sabes que a mí el deporte me parece algo completamente insano. Aunque dudo de que el fútbol sea un deporte. Y, además, está el asunto político.
DF [pasando a otro tema]: Oye, volviendo a lo de la sintaxis lógica de la que hablabas antes…
WA: ¿Lo de la Anfibología?
DF: Sí, eso. ¿Qué dices, que el sistema de los conceptos de reflexión sería una condición de posibilidad previa al sistema de los principios? Del pensamiento.
WA: Sí. Mira, si el sistema de los conceptos puros es el conjunto de las reglas semánticas, el sistema de los principios sería el conjunto de las reglas hermenéuticas. Pero, ambos sistemas no nos permitirían «leer» el mundo, y entenderlo y conocerlo, si el sistema de los conceptos de reflexión no fuese el fundamento lógico. En Kant, ya sabes, todo es arquitectónico.
DF: Ni un «agujero negro», ¿no?
WA: Bueno, está lo de la «desconocida raíz común».
DF: Ya, claro. Y lo del «esquematismo sin concepto» de la Kritik der Urteilskraft.
WA: Sí. Eso es tremendo. Parece que se está operando un deslizamiento desde la primera Crítica para subrayar el papel fundamental de la imaginación, que quedaba diluido en favor del del entendimiento. Bueno, eso ya lo vio perfectamente Gilles.
DF: ¿Quién?
WA: Deleuze.
DF: Ah, sí. Pobre.
WA: Sí, que por nadie pase. Ya sabes que yo estoy totalmente en contra de la muerte.
DF: ¡Toma, y yo!
WA: Pero nada, no hay nada que hacer.
DF: ¿Y el Change.org ese, no puede hacer nada? Porque a mi sobrino le llega de todo, desde salvar a los gatos de Largo Argentina hasta proteger al Everest reduciendo el número de las expediciones.
WA: Vas a comparar.
DF: Sí. [Recitando con pose solemne]: The undiscovered country from whose bourn no traveler returns.
WA: [aplaudiendo] ¡Precioso!
DF: ¡Cómo echo de menos el teatro!
WA: Ahí no hay trampa ni cartón. El alma desnuda.
DF: … ¡el alma y el cuerpo!
WA: Body and Soul.
DF: ¿Billie?
WA: Definitivamente.
DF: Oye, Woody, hablando de otra cosa, ¿es verdad que te apellidas «Königsberg»?
WA [algo sorprendido]: Claro. ¿No lo sabías?
DF: Es que parece un chiste kantiano.
WA [riéndose]: Es verdad. ¿Recuerdas lo que dice Kant de los chistes en la Crítica?
DF: En la del Juicio, ¿no? Sí, sí lo recuerdo. Y lo solemne que se pone siempre para hablar de esas cosas. Es único. Te explica con toda la seriedad del mundo en qué consiste un chiste y lo chistoso del chiste como si nada. Y lo conecta con todo el rollo macabeo del ánimo y del sentimiento. Es fantástico.
WA: Me estoy acordando ahora… ¿Cómo era eso que dice que cuando entres en una sala y haya gente reunida lo primero que hagas no sea preguntar que qué pasa en Turquía?
DF [con una gran sonrisa]: … ah, sí, sí. No puedes empezar hablando de Turquía porque desconcertarías a la gente. Hay que empezar más suavemente. Doucement, mignon, doucement.
WA: Está hecho un fenómeno.
DF: Por cierto, eso me recuerda tu mejor escena.
WA [algo perdido]: ¿Cuál?
DF: En Deconstructing Harry, cuando estás con Billy Crystal, que hace espléndidamente de diablo, y te quiere invitar a tomar una copa, y le dices: «Estás hecho un demonio».
WA: [sonriendo con cierta nostalgia]: … ah, sí, ya me acuerdo. Era cuando aún hacía buenas películas. Deconstructing Harry me sigue pareciendo buena.
DF: ¡Es buena! Claro, que tenías ahí a Billy, y a Paul Giamatti, y a Stanley Tucci… En fin, vaya pájaros.
WA: No te olvides del pobre Robin.
DF: Ah, sí. Robin Williams. Pobre.
[Se acerca una joven camarera morena a la mesa]
Camarera: ¿Desean algo más los señores?
DF [irónico]: ¿Cuántas tónicas insulsas llevas, Woody?
WA: Si, creo que voy a cambiar. [Dirigiéndose a la camarera]: ¿Tendrían algún zumo de maracuyá?
DF [riendo]: ¡Zumo de maracuyá! Vamos progresando.
WA: Bueno, es lo más exótico y atrevido que se me ocurre.
DF [dirigiéndose a la camarera, que sonríe]: Nos traes un par de zumos de esa cosa exótica, pero el mío bendecido con vodka. No habría olivas, ¿verdad?
Camarera: No sé. Soy nueva aquí, pero puedo preguntar. Enseguida les traigo las bebidas. [Se aleja]
DF: Es lo que pasa hoy en día. No hay trabajo o los trabajos son muy precarios. Es una lástima lo de estos chicos jóvenes. Además era muy guapa.
WA: Sí, ¿pero eso qué tiene que ver?
DF: Sigue con lo de tu apellido.
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