¿Me entiendes…? – Un poema de Carmen Cebrián Bueno

¿Me entiendes…? – Un poema de Carmen Cebrián Bueno

¿Me entiendes…? [Poema]

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Berthe Marie Pauline Morisot – La Sœur de l’Artiste à la Fenêtre [1869 – Ailsa Mellon Bruce Collection – National Gallery of Art, Washington D.C., USA]

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¿Me entiendes…?

Me entiendes si digo que
el silencio deja ver mi torpeza,
que las dudas son disparates que nos persiguen
con las piernas dobladas.
No hay reglas. He traspasado toda línea,
me llevo una parte de tu vida y desafío
a la conjura de segundos arrebatándonos
el crucigrama de la casa,
la pericia del vigía, el remolque de la noche,
y su peso, la luz a medias,
y el nosotros
en fanegas de palabras frescas, trazos cobalto,
redondos y un páramo de arcilla.
 
De puntillas el aire
cercó sus puertas, alzó corrientes contra muros,
sin intención, ni ruedas de cinco puntas
o vagones de otoño.
Vapor de aire, vapor de poción, vapor de ola
llenan libros de errores dichosos,
aciertan con verbos invisibles,
hacen la vista gorda cuando las palabras escapan
y se cuelan por los guardarropas,
cruzan por los patíbulos de los cielos subterráneos;
lanzan sus escalas para dar paso
a la muerte
y hacer interminables nuestros ojos,
hacer infinitos nuestros fantasmas
y al despertar manchan la almohada de sangre
por tocar una sien,
por dinamitar un perfil como el inocente
abraza la noche.
 
Y aun sin lápiz ni papel
no nos perdemos de vista.
Yo con mis ocupaciones falsas,
tratando de ordenar el martes, el miércoles;
tú en los columpios de ojos amarillos.
Vivir rápido por beber más aire
y bailar lento
como danzan las esporas.
Espadas y callejón nos indagan
en la penúltima y en la primera noche
disfrazados de llamada imprevista.
En la cripta se funden nuestras horas,
entre barrotes
y la realidad perpetua del sueño.

Así
se aguanta el beso sin propósito,
asalto tras batalla, y los días que empañan
los techos del paladar, su ajeno cenit
son victorias para los héroes.
 
No te he dicho
que te nombro con terciopelo y metal,
que te lloro sobre suelo húmedo recién nacido,
o que cato este mar en cada parpadeo.
Estoy sentada sobre tus pies.
Veo esta tierra
y los surcos de la frente son trampas,
también tus labios
y sus pliegues inexplicables.
Es trampa el tiempo en paralelo
de estas voluntades a punto de colapsar
como una central eléctrica.
 
¿Me entiendes ahora?

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Carmen Cebrián Bueno
 

Categories: Literatura

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