No haces caso [Poema]
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a orillas de un sol ardiente de junio
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No haces caso
No haces caso
de lo que a solas renuncia tu voz.
Solo una razón estampa tu presencia en otro ocaso viejo de refugio.
Color y desastre distraen los inviernos malgastados de llanura,
vuelven el final tan caro como los gritos que ahogan en tu piel perfumes, bóvedas,
el instante de esos brazos que se pudren
en el sucio almacén de combate,
a solas.
Los vientos son de quien deja mudos
de amor, de quien despierta pálidas a
las criaturas que contradicen el espacio
entre los astros y el suelo.
Las cubiertas caen, la ciudad cae, pero el peso de tus ojos resiste la locura,
la frente arrastrando los cuerpos, la piedra que salva hundida tu palabra salvaje
en los lodos de una obsesión, a salvo.
Se desploma tu vientre de sangre atizado por la sangre
y tu pecho aún vivo, a expensas de morir,
transparente, a solas,
rendido aún al sabor de la neblina
empapa el primer temblor,
arriesga sus gotas al destino del llanto
que azota con descaro tu sueño,
a orillas de un sol ardiente de junio.
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Carmen Cebrián Bueno