Pájaros que danzan en mi lengua [Poema]
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Pájaros que danzan en mi lengua
Un día me dieron de comer porque pensaron que así me dejaría acariciar.
Otro, me lavaron porque pensaron que debía estar cerca de Dios.
Pero seguí sucia, con los ojos hinchados.
Cuando llegó el tercer día en la casa de los locos:
creí con firmeza en la pureza del silencio.
Desde entonces no hubo nada más, solo emitía pequeños gruñidos.
(Los pájaros de mi lengua estaban a punto de morir).
Quizá aún no te hayas dado cuenta pero a veces: LLORO HACIA ADENTRO.
La trampa biológica me ofrece ráfagas de un final feliz. Mi mano entre los muslos.
Todo se confunde. Todo se disocia.
Todo se pierde cuando se irradia demasiada LUZ.
No volveré a dormir.
He jurado que no volveré a hacerlo.
Pero entonces vuelvo sobre mis pasos y me encuentro con unos ojos distintos de los del espejo.
Proyecto el cuerpo hacia el mismo punto.
Un péndulo me sostiene.
La náusea. El goteo de la mente. Una imagen que escapa. Que se ahoga.
Y llega la madrugada. Pequeños hilos me atan a un monstruo que parece despertar. Una tiza azul marca la línea de salida. Una tumba en el jardín. Ya sabes de lo que hablo: babas derramándose.
Lenguas recorriendo cráneos. Crisálidas de leve balanceo.
Vi el infierno en las muecas de la locura y me dijeron:
Así, con un breve corte, la última esperanza caerá como una cabeza guillotinada.
Un niño me apunta con un rifle. No sale en la foto. En la foto solo salgo yo. Mis movimientos son involuntarios. Mis lágrimas se convierten en carmín. La soledad me permite por fin arrancarme las alas. No soy un pájaro. No soy un maldito pájaro. No me volveré a mover. JURO QUE NO ME VOLVERÉ A MOVER.
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Begoña Callejón