Poemas de la España vacía
***
***
Soportal de la tarde
A tantos pueblos castellanos de porticadas plazas,
por las que hoy pasea estremecedoramente
tanto abandono histórico.
Soportal de la tarde,
solitario gabán de abandonadas plazas,
donde antaño corría
el sedentario murmullo de la calma
de la heredad sentida,
o el sonoro chirrido
de los pesados pasos de las botas de clavos.
Hoy, cada vez más solo
bajo el raso e indolente cielo castellano,
¿no te inquieta el olvido
de las raudas carreras de los niños,
de las palabras graves que en el corro de viejos
maduraban la tarde?
Bajo tu sombra escribo estas líneas a nadie,
mientras sobre tus losas
pasean sin figura muertas sombras de estío,
sin murmullo, sin calma,
con el dolor de verte
presa de soledades y silencio que en ritual de muerte
van ocupando el sitio de las voces antiguas,
de los pasos antiguos,
de las antiguas risas ya perdidas.
Soportal, que en la tarde
te mueres en olvido de tantos que se fueron,
me pregunto, a tu sombra,
qué habrá de ser de ti,
cuando a invierno le llore su corazón de escarcha.
*
¿Dónde huyeron tus niños?
El árbol tiene aún memoria de sus cuerpos;
y el camino reclama su galope y su aliento;
¿dónde huyeron tus niños?
¡Ay, solitario pueblo!
Sobre las frías calles que el invierno te embarra,
sobre tus viejas casas,
como un enorme buitre, sobrevuela
carroñero el silencio.
Al pie de las hornachas,
el terco soliloquio de tus viejos
devana la tarde en bisbiseo,
en tanto la voz seca de los idos
se hace raíz y hierba en el frío descanso
del cementerio yerto.
Ay, solitario pueblo,
¿dónde huyeron tus niños?
¡Pobre pueblo de tierra!
Y la esperanza es negra.
Y el árbol cada día en más lejana memoria
soñará el perdido abrazo en la aventura del nido;
y el camino, la historia
de las primeras picias a escondidas.
Y, en tanto, huidos niños
vagarán por las ciudades desterrados,
reconstruyendo infancias que el tiempo desdibuja
con agitado afán.
¡Ay, solitario pueblo,
dónde huyeron tus niños!
***
Heliodoro Fuente Moral