Río de Janeiro y la perspectiva adecuada – Sebastián Gámez Millán

Río de Janeiro y la perspectiva adecuada – Sebastián Gámez Millán

Río de Janeiro y la perspectiva adecuada

 

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Después de visitarla, no me sorprende que los cariocas llamen a Río “A Cidade Maravilhosa”, la Ciudad Maravillosa. A pesar de su alto índice de criminalidad y violencia, a pesar de las desigualdades, palpables en la multitud de favelas que ascienden los cerros, a pesar de sus problemas de tráfico y estacionamiento, Río de Janeiro reúne casi todos los demás requisitos para cautivarnos: la conjunción de una geografía privilegiada y exuberante, historia, cultura y la alegría y el saber vivir de sus ciudadanos.

Respecto a la geografía, posee un puerto de 412 km cuadrados abiertos a la bellísima bahía de Guanabara, con numerosos kilómetros de playas amplias y arenosas, entre las que destacan Leblon, Ipanema y Copacabana; con abundantes cerros que se convierten en inesperados miradores, y en relativamente poco espacio desde la costa se levantan montañas como el Corcovado. Y todo ello rodeado por el Parque Nacional de Tijuana, cuya frondosa vegetación contribuye a regular el clima tropical.
Por lo que se refiere a su historia y su cultura, Río de Janeiro ha sido la capital de Brasil desde 1793 hasta 1960, año en que pasa a serlo Brasilia. Por tanto, allí residió el mayor poder político y sus consiguientes instituciones, entre las que culturalmente podríamos resaltar el Museo Nacional, una de las instituciones científicas más antiguas de Latinoamérica, el Museo Nacional de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional, una de las más importantes de América del Sur. En cuanto a sus costumbres, piénsese en la controvertida catedral de arquitectura moderna, impresionantes dimensiones y cristaleras, pero cuyos casetones recuerdan por su forma, color y materiales a los del Panteón de Roma; piénsese en esa otra religión del fútbol y en Maracaná, uno de los estadios más grandes y míticos de la historia de este deporte; o piénsese en la samba.

Como casi todas las ciudades, Río de Janeiro tiene algunos miradores excepcionales. Seguramente los dos más populares sean los del Cristo Redentor y el Pan de Azúcar. El primero, que ofrece una visión panorámica de la ciudad de 360 grados, fue declarado una de las 8 maravillas del mundo moderno, y se encuentra en lo alto de la montaña del Corcovado, a unos 710 metros sobre el nivel del mar, bajo una enorme estatua de un Cristo de 38 metros y 1.145 toneladas con los brazos abiertos, como si abrazara y protegiera a sus habitantes.

El segundo se encuentra en la cumbre del que probablemente sea el cerro más conocido de Río, el Pan de Azúcar, a unos 395 metros sobre el nivel del mar, y ofrece unas admirables vistas de la ciudad y de la bahía. Si es posible, es conveniente visitar ambos miradores. Puestos a elegir, prefiero este último, pues, aunque no ofrece una visión tan amplia y abarcadora de la ciudad, a esta altura se distinguen construcciones y características. En cambio, desde el Cristo del Corcovado se difumina en la distancia. Se trata de una perspectiva más adecuada a lo humano.

Wittgenstein escribió: “El mundo del ser humano feliz es un mundo diferente al del infeliz”. Y esto se encuentra íntimamente vinculado con la perspectiva que adoptamos en la vida. Desde la revolución científica y el tránsito del geocentrismo al heliocentrismo, pasando por la teoría de Darwin, hasta los actuales descubrimientos, las ciencias modernas nos han ido alejando del antropocentrismo, dominante todavía en el Renacimiento. Y esto nos ha llevado a adquirir una perspectiva más adecuada de nuestro lugar en el cosmos o de nuestra relación con las demás especies de animales y el planeta. Sin embargo, sospecho que todo tiene unos límites, pues ¿qué sucedería si la mirada se eleva tan alto que perdemos de vista los fines de la humanidad?

 

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Sebastián Gámez Millán

 

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[Corcovado – Sylvia Telles – Música de Antônio Carlos Jobim – Letra de Gene Lees – 1960]

 

 

 

[Corcovado – João Gilberto & Astrud Gilberto & Stan Getz -Música de Antônio Carlos Jobim – Letra de Gene Lees – 1960]

 

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Imágenes

 

 

Catedral moderna de Río de Janeiro

 

 

 

Interior de la catedral

 

 

 

Azulejos de la escalera de Jorge Selarón

 

 

 

Cristo del Corcovado

 

 

 

Vistas desde el mirador del Corcovado

 

 

 

Vistas desde el Pan de Azúcar

 

 

 

Playa de Copacabana con el cerro del Pan de Azúcar al fondo

 

 

 

Playa de Ipanema desde el Fuerte de Copacabana

 

 

 

Playa de Ipanema y Leblon

 

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Nota

Todas la imágenes son copias de fotografías tomadas por el autor