Saben las ramas del almendro del calor sincero de mis manos [Poema]

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Saben las ramas del almendro del calor sincero de mis manos

Un almendro vencido que bien florece y da frutos
combado está por el frío y la fría mirada del cazador.
Crece silenciosamente a la sombra del pino majestuoso,
firme torre verde, altiva, soberana y afinada caracola
del viento que un canto palpita, blanco y azul, serenamente,
como la roja llama del tiempo descuidado en tus pupilas.
Saben las ramas del almendro del calor sincero de mis manos,
de la sutil caricia de mis dedos, del furtivo beso encendido
que no nos hemos dado, cerca del refugio gris del cazador
y la muerte negra, obscena y sucia de sus metálicos disparos.
Cerca te siento, pero lejos de tu piel perfumada y marina,
con la sola presencia agreste de ese deseo fiero e impenitente.
Y te ofrezco las ramas más frágiles de los almendros olvidados,
deslizándome con un brillante canto desnudo en la sinfonía de tu sueño,
abrazando el mástil poderoso de tus labios húmedos y entreabiertos,
porque saben las ramas del almendro del calor sincero de mis manos.

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Rafael Guardiola Iranzo