Sin igualdad no hay justicia
Si echamos la vista atrás y miramos de dónde venimos, comprobaremos que por cada gran científica, digamos Marie Curie, hay numerosos científicos grandes, como Einstein, Newton o Darwin…; que por cada gran pensadora, pensemos en Simone de Beauvoir, contamos con muchos más grandes pensadores, como Aristóteles, Kant o Marx; que por cada gran escritora, pongamos Virginia Woolf, hay muchísimos más grandes escritores, como Joyce, Kafka, Proust…; que por cada gran mujer artista, digamos Frida Kahlo, hay muchísimos más grandes artistas, como Leonardo, Velázquez, Van Gogh…
Se preguntarán acaso, ¿es que no somos iguales? En honor a la verdad, por naturaleza no somos exactamente iguales, y no sólo por lo que ustedes imaginan. Los hombres y las mujeres no sólo se diferencian en sus cromosomas sexuales, su aparato genital y su conducta reproductiva. También nos diferenciamos en la fuerza muscular y en la velocidad, así como en algunos aspectos del cerebro: las mujeres tienen el hipocampo y el córtex frontal más grande. En cambio, tienen la amígdala más pequeña y producen 52% de serotonina menos que los hombres…

Teano

Aspasia de Mileto

Hipatia
Pero estas diferencias biológicas, en suma insignificantes, y por supuesto insuficientes para sostener que “los hombres son superiores a las mujeres”, no justifican las enormes desigualdades sociales entre hombres y mujeres. La principal causa de estas injusticias está vinculada a una ideología que ha dominado la historia, una forma de pensar y actuar que ha dividido a la humanidad: mientras que para los hombres han sido los trabajos bien remunerados y reconocidos, las mujeres han permanecido en la sombra, cuidando la casa, los hijos o los demás miembros de la familia… De tal manera, además, que muchos hombres que han destacado en sus campos lo han podido hacer gracias a que la mujer estaba ahí, en la sombra, invisible, pero sin embargo sosteniéndolo casi todo…

Sor Juana Inés de la Cruz

Elena Lucrezia Cornaro Piscopia

Artemisia Gentileschi

Fanny Mendelssohn

Jane Austen

Maria Anna Walburga Ignatia Mozart, «Nannerl»
Así, en el siglo XVII, una de las mejores escritoras de nuestro idioma, Sor Juana Inés de la Cruz, convencía a su madre de que la disfrazara de hombre para poder ir a la universidad, ya que las mujeres no podían; en el siglo XIX, Fanny Mendelssohn creaba composiciones musicales que luego su padre se las atribuía a su hermano; todavía a mediados del XX, Rosalind Franklin descubrió la Fotografía 51, una muestra clara de la estructura de doble hélice del ADN, pero este hallazgo se le atribuyó a James Watson, que junto con Francis Crick, obtuvo el reconocimiento del Premio Nobel de Medicina en 1962… La lista de historias similares es interminable. ¿Quieren ustedes seguir repitiendo la historia?

Maria Gaetana Agnesi

Mary Wollstonecraft Shelley

Li Qing Zhao

Sisters Brontë

Sophie Germain
Ahora falta que lo pongamos adecuadamente en práctica para liberarnos de esa ideología que ha dividido a la humanidad. Uno de los hitos sociales más importantes del siglo XX, si no acaso el más, fue la progresiva emancipación laboral de las mujeres. Pero una de las utopías de nuestros tiempos consiste justamente en completar ese giro de la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Quieren ustedes que sigan ocurriendo estas desigualdades e injusticias? ¿Para cuándo entonces una ley que impida distribuir los salarios en función de los sexos?
El 8 de marzo de 2018 será un día memorable. Ha sido un grito unánimemente compartido en manifestaciones masivas de las calles de España como pocas veces ha tenido lugar. Pero hasta que no se materialice institucional y legalmente la igualdad plena y efectiva, cosa que también depende de la cultura y la educación de los ciudadanos, no debemos desistir y creer que ya se ha conquistado. Precisamente estamos en el momento de mantener audacia y sentido de la oportunidad para completar el giro hacia esa deseada y, por encima de todo, justa igualdad.
No hay justicia sin igualdad, y las mujeres siguen cobrando menos, realizando trabajos menos reconocidos, siendo menos escuchadas y visibles en la esfera pública y, en definitiva, teniendo menos oportunidades de desarrollarse como seres humanos… ¿Quieren ustedes consentir que esta historia interminable continúe o prefieren participar en la reconquista de la otra parte de la humanidad que ha sido ensombrecida? Pongámonos manos a la obra, procuremos estar a la altura de nuestros tiempos.

Yosano Akiko

Maria Salomea Skłodowska-Curie

Rosalind Franklin

Rita Levi-Montalcini

María Zambrano
Como seres humanos, no sólo tenemos la oportunidad de aprender, sino también el deber de llegar a ser personas libres y responsables. Y para ser personas con estos valores se requiere tratarnos como fines y no como medios, respetar a los otros como merecen ser respetados. En una sociedad libre y justa, como la que todos esperamos y debemos esforzarnos en construir, cada individuo debe ser juzgado únicamente por sus acciones y por sus méritos, independientemente de su sexo o sexualidad. De este modo ayudaremos a que todos podamos desarrollarnos, lo que ampliará nuestras libertades. Así, y quizá sólo así, podremos hablar de manera propia de esos valores que siempre están en el horizonte, de verdadera humanidad, dignidad, igualdad y justicia.

Katharine Houghton Hepburn

Violeta Parra

Chimamanda Ngozi Adichie

Sunny Singh

Flora Nwapa

Arundhati Roy

Toni Morrison

Zaha Hadid

Zadie Smith
…..
Sebastián Gámez Millán
[Selección de las imágenes a cargo del Editor]
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