Antología de poesía femenina contemporánea [Prólogo de Concha García – Premio Gil de Biedma y Dama de Baza] – Escrito de presentación – II – Virginia Fernández Collado [Coordinadora]

Antología de poesía femenina contemporánea [Prólogo de Concha García – Premio Gil de Biedma y Dama de Baza] – Escrito de presentación – II – Virginia Fernández Collado [Coordinadora]

Antología de poesía femenina contemporánea [Prólogo de Concha García – Premio Gil de Biedma y Dama de Baza] – Escrito de presentación – II

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Antología de poesía femenina contemporánea [2020] – Escrito de presentación – II

En el capítulo XXX del libro I de los Ensayos titulado Los Caníbales, Michael de Montaigne, hablando sobre la Francia Antártica (actual Río de Janeiro en Brasil) nos dice que los ancianos y los profetas hablaban ya de su ética en dos artículos claramente definidos: determinación en la guerra y afecto a sus mujeres.

En Tombuctú (Mali), la Universidad de Sankore fue fundada por una mujer en el siglo XV y muchos manuscritos de esa época como en el Fondo Kati tenían a mujeres como propietarias.

En este mundo en el que la mujer es respetada y participa en la vida pública como los hombres, hace una aportación a la poesía reconocida por todos.

Existe un nexo de unión entre África y Japón en el diálogo poético. En África por medio de los Tebrae una mujer canta, y otra contesta. A través de los waka, un amante escribe, el otro, contesta. Los diálogos poéticos no se limitaron en estas dos tierras. En al-Andalus es muy conocida la parábola del rey Al Mu´tamid y la esclava Rumaikiyya:

Paseando a orillas del Guadalquivir, el que fue rey de la taifa de Sevilla (1069-1090), recitó:

¡El viento tejiendo lorigas en las aguas!

Y escuchó, para su sorpresa, cayendo enamorado, a la joven esclava Rumaikiyya, que se convertiría después en su esposa, tomando el nombre de Itimâd, diciendo este verso complementario:

¡Qué coraza si se helaran!

Un único poema queda de Butayna, hija del rey Al Mu´tamid. Cayendo cautiva, envió estos versos a su padre para pedirle un contrato de matrimonio. Sigue así el diálogo poético, pues su padre contestó feliz de que su hija siguiera con vida:

Escucha mi discurso y atiende mis palabras,
Pues la conducta muestra quién es noble.
No ignores que fui cautivada, mas tampoco
Que soy hija de un rey descendiente de los Abbâdíes…

Su padre contestó:

Hija mía, sé afectuosa con él,
el tiempo ha decretado que lo aceptes.

En otro mundo como el americano también se alza su voz. El Códice Florentino menciona los ahuilcuícatl como “cantos de placer” y los cococuícatl como “cantos de tórtolas”. Fray Diego Durán alude al cuecuechcuícatl como baile cosquilloso y propio de “mujeres deshonestas y hombres livianos”. En el folio 74 v.-77 r. de Cantar Mexicano, se da un ejemplo de cococuícatl. Cabe inferir como dice Miguel León Portilla en su erudito estudio titulado Literaturas indígenas de México que las tórtolas son mujeres “de placer” conocidas como ahuianime (alegradoras). Los poemas de este género poético femenino tienen rasgos que se pueden calificar de eróticos en los que hay también reflexiones que aparecen con frecuente recurrencia en los icnocuícatl o “Cantos de privación”. Un ejemplo de esta poesía que nos ofrece el manuscrito de Cantares es el siguiente, en el folio 76:

Mi hombre me tiene
como flor silvestre roja.
En su mano habré de marchitarme,
él me abandonará. 

Abre sus corolas el árbol florido,
se esparcen las plumas de quetzal.
Yo solamente hago bailar
a mis amigos, a mis sobrinos,
ho, ho, ma, ye ic, ayao, ohuaya, ninocaya.

Bien diferente de esta pieza es la obra de Nezahualcóyotl, el sabio señor de Tezcoco, nacido en el año 1-Conejo, 1402, siendo sus padres, el señor Ixtlixóchitl el Viejo y Matlalcihuatzin, hija de Huitzililíhuitl, segundo señor de Tezcoco. Su obra está en varias antologías de poesía nahúatl prehispánicas. Canta el tiempo, la fugacidad de todo lo que existe, la muerte, el misterio de la vida, el dolor y la angustia de la existencia entre otras cosas. En su poema No acabarán las flores dice:

No acabarán mis flores,
no cesarán mis cantos.
Yo canto los elevo,
Aun cuando las flores
se marchitan y amarillecen,
serán llevadas allá,
al interior de la casa
del ave de plumas de oro.

(Cantares, folio, 16 v.)

En este texto como en el precedente se habla de las flores marchitas como símbolo del paso del tiempo. Así la poesía cococuícatl no es tan ligera como suponía Fray Diego Durán.

Hay numerosos textos y cantares anónimos que se atribuyen a la voz femenina prehispánica. Los consejos llenos de poesía de madres a hijas, las palabras de las matronas a las mujeres parturientas, los cantos de las ancianas. Entre las Nahuas hubo mujeres que cultivaron el arte de la poesía. Numerosos cronistas hablan de una célebre y real concubina conocida con el nombre de “la Señora de Tula”. Según el cronista de Tezcoco “era tan sabia que competía con el rey y con los más sabios de su reino y era en la poesía muy aventajada…”.

Muy conocida fue también la princesa Macuilxóchitl (S. XV). Su nombre significa “Señora cinco Flor”. Lleva ese nombre por haber nacido, según el calendario azteca un día 5-flor. Fue hija del poderoso Tlacaélel. En su voz náhuatl, ensalza las victorias de Axayácatl; evoca en él la actuación decisiva de un grupo de mujeres otomíes que con sus súplicas a Axayácatl salvaron la vida del capitán que lo había herido:

Elevo mis cantos,
Yo, Macuilxóchitl,
con ellos alegro al Dador de la vida,
¡comience la danza!

¿Adonde de algún modo se existe,
a la casa de El,
se llevan los cantos?
¿O solo aquí
están vuestras flores?
¡comience la danza!

El matlatzinca
es tu merecimiento de gentes, señor Itzcóatl:
¡Axayacatzin tú conquistaste
la ciudad de Tlacotépec!
Allá fueron a hacer giros tus flores,
tus mariposas.
Con esto has causado alegría.
El matlatzinca
está en Toluca, en Tlacotépec.

En el mismo contexto, se puede apreciar que la voz poética abarca composiciones de poetas, que, aún no siendo indígenas, componen en náhuatl. Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) escribió en náhuatl este famoso villancico:

Los mexicanos alegres
también a su usanza salen…
y con las claúsulas tiernas
del mexicano lenguaje
en un tocotín sonoro
dicen con voces suaves:

Si ya te vas,
amada Señora Nuestra,
no, Madrecita Nuestra,
de nosotros no te olvides.
Aunque en el cielo
bien te alegrarás,
¿acaso no alguna vez
habrás de acordarte?…

Otras mujeres alzaron sus voces desde la mística como Rabi´a al Adawiyya conocida como la María Magdalena del islam (721-801) del mundo árabe. En la ciudad de Basora, no se sabe a qué edad ni bajo qué influencia pasó de una vida de cortesana a una de santa. Introdujo el canto del amor divino en el sufismo. Compuso cánticos de amor, destinados a Dios, de los que solo nos quedan fragmentos. En estos se encuentran paralelismos muy grandes con los poemas de Santa Teresa de Jesús (1515-1582). Ésta dice en “Vivo sin vivir en mi”:

Esta divina unión,
y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.

Y aquí el “Canto del amor divino” de Rabi´a:

¡Te amo conforme a dos amores, amor (interesado) por mi felicidad,
Y amor (perfecto, deseo de darte aquello) de lo que tú eres digno!
En este amor por mi felicidad, me ocupo
En no pensar más que en ti, con exclusión de todo lo demás.
¡En cuanto a este otro amor (por tu bien), del que eres digno,
es (mi deseo) que caigan tus velos, y que yo te vea!
Ninguna gloria para mi en uno u otro (amor)
¡Oh no! Pero loado seas, tanto por éste como por aquél…!

Se ve claramente el paralelismo entre una y otra que hablan a un amor divino, cada una distante de la otra. Ocho siglos les esperan y cantan con la misma pasión, la misma voz de fuego a un Dios del amor.

2

En Occidente, la voz de la mujer no ha dejado de elevarse en poesía desde Safo en Grecia y tantas otras poetas, pero ha sido siempre mal considerada, relegada a segundo plano. En el siglo XVI, en Francia y en Europa la mujer tenía un papel en la sociedad bastante limitado, aunque esto iba a depender también de la clase social y de la propia condición de cada una. Las niñas no eran escolarizadas, sin embargo, aprendían a coser, cocinar y a comportarse como “mujer”. No estaba bien visto que una mujer participara en discusiones o debates públicos. Contra este mundo de hombres, elevó su voz, en esta época en Francia, Marie de Gournay (1565-1645), considerada como la precursora del feminismo, autora de Escritos sobre la igualdad y en defensa de las mujeres, entre otros. Fue escritora, filóloga, traductora, poeta y filósofa, y editora de los Ensayos de Michael de Montaigne. En uno de sus capítulos él mismo dice: “Me ha complacido hacer públicas en muchos sitios mis esperanzas sobre Marie de Gournay le Jars, mi hija de alianza –y ciertamente amada por mí mucho más que paternalmente, e implicada en mi retiro y soledad, como una de las mejores cualidades de mi propio ser-. No miro sino a ella en el mundo. Si la adolescencia puede ofrecer presagios, esta alma será algún día capaz de las cosas más bellas…El juicio que hizo de los primeros Ensayos, siendo mujer, y en este siglo, y tan joven, y sola en su región, y la conocida vehemencia con la cual me amó y deseó durante mucho tiempo a partir únicamente de la estima que concibió por mí, antes de verme, es un acontecimiento de muy digna consideración”. El mundo en sus límites es extenso y así sus culturas, gracias a esto, la limitación a la que se veía reducida la mujer en ámbitos patriarcales no es generalizado a toda la extensión de los territorios, existen sociedades matriarcales en China, África, y en tantos otros lugares, en los que la mujer es la que elige al hombre, en algunos casos ni siquiera realizan los votos del matrimonio; la casa, los bienes y los hijos son de la mujer y si hay una separación es el hombre el que abandona la casa sin nada, algunos ejemplos de estas sociedades matriarcales son: los mauros en Mauritania, Bantú en el Congo, algunos pueblos peules que viven entre Mali y Burkina Faso, los Naxi en China, entre otros. Sin embargo, en Europa no es hasta el año 1952 cuando empieza a hablarse del derecho de las mujeres al voto y su acceso a cargos públicos.

3

En esta Antología damos un espacio a la voz poética callada y a menudo mutilada de la mujer con algunas poetas de diversos horizontes de este mundo en falta de amor ante una muerte imperante en todas las relaciones humanas. 

Esta antología es así un espacio de interculturalidad, donde mujeres de varios países cruzarán sus voces en un fecundo diálogo.

En este espacio el lector asiste desde la poesía al surgir de un espacio desde donde cada poeta hace oír su voz singular, su sensibilidad a través de su propio lenguaje.

Hoy, en un mundo en crisis de valores y desde la perspectiva femenina y poética, la mujer toma la palabra para ofrecer una mirada sobre el amor, el mundo y la muerte. En el amor está el inicio de toda vida y el principio de toda relación hacia uno mismo y el otro; la mujer trae al mundo la vida y determina su relación con él. La muerte saca del lugar donde el amor ha metido cada uno; un lugar en el que todo se ha ideado por la masculinidad y desde un punto de vista falocrático. El saber, el tener y el poder pilares de toda sociedad, están concebidos con la mirada del hombre, centrados en muchas partes del mundo sobre él.

En el número 358 de la Revista Les temps modernes, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir publicaron un número especial sobre la condición femenina: “Petites filles en éducation”. En este número publicado en el año 1976, participaron varias mujeres para pensar desde la feminidad, la vida de la niña condicionada a ser mujer según el patrón de la sociedad. Es tiempo de vivir un otro mundo. Es posible.

¿Qué mirada tiene la mujer, esa mitad ignorada, frustrada, reducida a una instrumentalización utilitaria sobre el amor, el mundo y la muerte? En este libro, se expresa verso a verso un punto de vista que no excluye a los hombres, pero sí incluye a las mujeres. A veces las voces de estas poetas te harán sentir que andas por un lugar lleno de cristales rotos, otras, que sigues teniendo esperanza.

En esta reedición de la antología aparecen nuevas voces, en total 75 poetas de 29 diferentes países, España, Francia, Argentina, Nicaragua, Perú, EEUU, Bélgica, Alemania, Marruecos, Siria, Armenia, Irán, Irak, Italia, Finlandia, Japón, Mali, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Kenia, India, Egipto, Libia, Túnez, Bahrein, Colombia, República de Seychelles, Portugal, y Costa Rica, con su diversidad de edad y pensamiento. Dejar nombres fuera de una lista siempre es arriesgado. Esta Antología queda abierta a futuras ediciones e incorporaciones.  Su contenido es absolutamente recomendable por la pureza y sencillez de la voz de sus autoras.

Las fronteras nos separan, la poesía nos puede unir.

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Virginia Fernández Collado [Coordinadora]
Almería, 21 de agosto de 2020

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Nota

Antología de poesía femenina contemporánea. Prólogo de Concha García – Premio Gil de Biedma y Dama de Baza. Virginia Fernández Collado [Coordinadora]. . Fondo Kati, 2017. 2ª Edición: 2020. ISBN-13 : 979-8670892926 .

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