El influjo de Goethe en la literatura finisecular española. Las resonancias de «Die Leiden des jungen Werthers» y las huellas del Romanticismo en los relatos de las colecciones de novela corta del primer tercio del siglo XX – III – Gloria Jimeno Castro

El influjo de Goethe en la literatura finisecular española. Las resonancias de Die Leiden des jungen Werthers y las huellas del Romanticismo en los relatos de las colecciones de novela corta del primer tercio del siglo XX – III
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El influjo de Goethe en la literatura finisecular española. Las resonancias de Die Leiden des jungen Werthers y las huellas del Romanticismo en los relatos de las colecciones de novela corta del primer tercio del siglo XX – III
Estudio del espacio
El espacio no es el elemento más relevante de esta novela, el que la historia se desarrolle en Madrid es solo un hecho circunstancial, no importa excesivamente, dado que estos hechos son únicamente una muestra de cómo en cualquier punto del planeta enamorados y amantes, hoy como ayer, se suicidaban por amor. Las trabas que la sociedad ponía para que hombres y mujeres fuesen libres a la hora de querer provocaban tan fatales desenlaces. “La crónica de sucesos está llena de suicidios y muertes por amor” (p. 6),en los periódicos de todo el mundo podían leerse noticias de este tenor; pero el narrador eligió una de estas frustradas historias de amor que tuvo como escenario Madrid, ya que para todos los lectores la capital de España era siempre un punto de referencia.
Guadalupe y Antonio solían moverse siempre por los mismos lugares de Madrid. Como vivían en la calle “Fuencarral 197” (p. 31), les gustaba caminar hasta llegar al Paseo del Prado y entrar “en el Café de Recoletos” (p. 63), o subir hacia la Plaza de Colón, pues a sus espaldas se hallaba “el Gran Teatro” (p. 25), donde la joven disfrutaba viendo las representaciones allí programadas a lo largo de toda la temporada. No era raro tampoco verles “frente a la estatua de Colón”, donde “se sentaban en un banco” (p. 63)para tomar el sol en invierno y el aire en verano. En este rincón tan frecuentado por ambos, curiosamente, deciden poner fin a sus días. Junto al descubridor del Nuevo Mundo, que parecía señalarles un nuevo rumbo, un lugar en el que era posible su amor prohibido, abandonan este mundo.
Al ser presentados fugazmente los detalles acerca de la infancia de Guadalupe, se habla de otro escenario diferente, “el pueblo de Alcobendas” (p. 35),donde el padre de Guadalupe vivía junto a su pequeña parcela de labranza.
Estilo y lenguaje
Estas páginas evidencian las mejores cualidades del Miguel España periodista, su capacidad de concisión, de expresar con pocas palabras todo lo que deseaba sugerir y transmitir, de elegir con rigor las palabras precisas y necesarias. En virtud de ello,en La sombra de Werther exhibe una prosa precisa y sencilla, hecha de períodos oracionales cortos, exenta de retoricismos y con un lenguaje fácil y discreto.
Para otorgarle un cierto misterio a la narración, toda vez que desde el inicio ya sabemos de antemano que Guadalupe y Antonio se quitaron la vida, se siembra la duda de quién de los dos tuvo más valor para empuñar el arma, aparte de silenciarse los motivos por los que su amor no era factible, las razones a causa de las cuales acordaron“suicidarse para borrar de sus mentes calenturientas la palabra imposible que, como helado sudario, ha envuelto sus amores” (p. 6).
Las lacónicas informaciones acerca del luctuoso suceso, extraídas por el narrador de unos documentos judiciales, las amplía, las novela añadiéndole detalles acerca del comportamiento de los testigos al presenciar tan dramática escena, o introduciendo descripciones de los escenarios en los que se van desarrollando los hechos, para que el lector crea presenciar aquellas pesquisas; investigaciones que, además, se van exponiendo poco a poco, siguiendo el ritmo lento del trabajo de los policías, que no eran capaces de dilucidar quiénes eran los suicidas. Ello contribuye a que estas páginas aparezcan con un ligero barniz de novela policíaca, algunos personajes, incluso, se atreven a aplicar los métodos deductivos que tan famosos hiciera el personaje más memorable de Arthur Conan Doyle: Sherlock Holmes.
[…] el revólver estaba caído, más cerca de él que de ella, que permaneció sentada en el banco, mientras él se desplomaba en el suelo, pero bien pudo caérsele a ella el revólver de la mano inmediatamente después de matarse. Él tenía los brazos cruzados sobre el pecho, y esta actitud especial demuestra, a mi juicio, que fue la postura que adoptó para prepararse a morir a manos de su amante. Si hubiera disparado contra ella y se hubiera suicidado después, no hubiera podido tener los brazos cruzados, pues me parece muy difícil que perdida la vida, adoptase después del disparo ninguna postura especial, ni le diese tiempo para arrojar el revólver al suelo y cruzar los brazos. Para mí es evidente que ella disparó los dos tiros.
– ¿Por qué se le ha ocurrido a usted todo eso?
– Como he leído todas las aventuras de Sherlock Holmes y Fantomas… (p. 23).
Con estos datos presentados, por tanto, trato de mostrar que se registran numerosos ejemplos en estas colecciones de novela corta, de relatos de corte folletinesco, tan del gusto de las clases populares, de obras que acercaban al gran público las creaciones de la literatura universal, tras ser asimiladas por autores españoles, que las reinterpretaban y presentaban en relatos breves, ricos en resonancias literarias, en intertextualidad. Goethe y Werther, curiosamente, destacan en este sentido en dichos escritos, muestra probatoria del éxito incontestable de este autor alemán.
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Gloria Jimeno Castro
Doctora en Lengua Española y sus Literaturas
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