La luna en la ventana. Acerca de «Genji Monogatari» [y de la errancia y propagación del discurso] – V – Tomás García
![La luna en la ventana. Acerca de «Genji Monogatari» [y de la errancia y propagación del discurso] – V – Tomás García](https://cafemontaigne.com/wp-content/uploads/Glicina-800x500_c.jpg)
La luna en la ventana. Acerca de Geni Monogatari [y de la errancia y propagación del discurso] – V
*

Suzuki Harunobu, ca. 1724-1770 – Five Constancies: Sincerity [Gojo: Shin]
[La figura sentada ante un escritorio portátil en la galería es una representación de la Dama Murasaki Shikibu.
En el cartouche se lee el siguiente poema:
hi o shirite zen o michibiku kokoro koso makoto no shin to yu-bekari keri
Ser consciente de la benevolencia y seguir el camino que conduce a la bondad: ésta es la auténtica fidelidad ] [1]
*
Bello efímero corazón de las cosas
Para concluir, transcribo a continuación dos o tres fragmentos escogidos del discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura que leyó Yasunari Kawabata en Estocolmo el 12 de Diciembre de 1968, titulado El bello Japón y yo:
[…]
‟Si mi corazón puro brilla,
la luna piensa
que esa luz le pertenece.
Así como a Saigyô se lo considera el poeta de los cerezos en flor, Myôe ha sido llamado el poeta de la luna. A este último pertenece un canto que consiste en reiterar exclamaciones provocadas por una profunda emoción:
Oh brillante, brillante,
oh brillante, brillante, brillante,
oh brillante, brillante.
Brillante, oh brillante, brillante,
brillante, oh brillante luna.
En sus tres poemas sobre la luna de invierno, desde el comienzo de la noche hasta el amanecer, Myôe sigue puntualmente la tendencia de Saigyô, otro monje-poeta que vivió de 1118 a 1190: «Aunque escribo poesías, no me considero un poeta». Las treinta y una sílabas de cada poema, inocentes y sinceras, se dirigen a la luna, más que como compañera, como amiga, como confidente. Viendo a la luna, el poeta se convierte en la luna; la luna, vista por el poeta, llega a ser el poeta. Al sumergirse en la naturaleza, forma un todo con ella. Así, la luz del corazón puro del monje, mientras medita en el Pabellón durante la oscuridad que precede al amanecer, se transforma para la luna del amanecer en su propia luz.

Utagawa Hiroshige – Luna y cerezos en flor
Como hemos visto en la extensa introducción al primero de los poemas de Myôe, la luna de invierno se convierte en compañera; el corazón del monje, sumido en meditación sobre religión y filosofía, allá en el Pabellón de la montaña, está ligado con una sutil correspondencia e interacción con la luna; y a esto le canta el poeta.
Elijo ese primer poema, cuando me piden ejemplos de mi propia caligrafía, por su notable calidez y comunicación. Luna de invierno, que sales y entras de las nubes, haciendo brillantes mis pasos al ir y venir del Pabellón para meditar, y que haces que no tema el aullido del lobo, ¿no sientes que el viento te penetra, no te da frío la nieve? Elijo ese poema porque habla del espíritu profundamente apacible y afectuoso del pueblo japonés; es un canto, de honda y cálida devoción, al hombre y a la naturaleza.
El doctor Yukio Yashiro —internacionalmente conocido como estudioso de la obra de Botticelli; hombre de gran erudición acerca del arte del pasado y del presente, de Oriente y de Occidente— ha dicho que una de las características distintivas del arte japonés se puede resumir en una simple frase poética: «La época de la nieve, de la luna, de los cerezos en flor: entonces, más que nunca, pensamos en quienes amamos». Al contemplar la belleza de la nieve, de la luna llena, de los cerezos en flor, es decir, cuando despertamos ante las bellezas de las cuatro estaciones y entramos en contacto con ellas, cuando sentimos la felicidad de habernos encontrado con la belleza, es cuando más pensamos en quienes amamos y deseamos compartir con ellos esa felicidad. La emoción ante lo bello despierta fuertes anhelos de amistad y compañerismo, de modo que la expresión «ser querido» puede ser tomada como equivalente a «ser humano». La nieve, la luna, las flores de cerezo, palabras que representan la belleza de cada una de las estaciones que se suceden una tras otra, abarcan en la tradición japonesa toda la belleza de las montañas y los ríos y las hierbas y los árboles, todas las múltiples manifestaciones tanto de la naturaleza como de los sentimientos humanos.

Wang Mian [Dinastía Yuan] – Flores de ciruelo
Ese espíritu, ese sentimiento hacia nuestros seres queridos en la nieve, la luz de la luna, bajo los cerezos en flor, es también central en la ceremonia del té. La ceremonia del té es un aunamiento en sentimientos comunes, es un encuentro de seres queridos en un buen momento. Podría decir, al pasar, que es erróneo considerar mi novela Mil grullas (Senbazuru) como una evocación de la belleza formal y espiritual de la ceremonia del té. Es una obra crítica, una expresión de duda y advertencia frente a la vulgaridad en que ha caído la ceremonia del té.
En primavera, flores de cerezo;
en verano, el cuclillo.
En otoño, la luna, y en invierno,
la nieve fría y transparente.
Uno puede, si quiere, ver en el poema de Dôgen sobre las cuatro estaciones nada más que un eslabonamiento descuidado, vulgar, mediocre, una forma sumamente tosca de presentar imágenes de paisajes naturales característicos de las cuatro estaciones. Uno lo puede considerar como un poema que no es totalmente un poema. Y, sin embargo, es muy similar al que compuso el monje Ryôkan (1758-1831), ya próximo a su muerte:
¿Qué quedará de mí?
El cerezo en primavera,
el cuclillo en las montañas,
las hojas de arce en otoño.
En este poema, como en el de Dôgen, las imágenes más comunes y también las palabras más comunes están eslabonadas unas con otras sin vacilación y transmiten, así, la verdadera esencia de Japón. También corresponden estos versos al último poema de Ryôkan, que he citado:
Contemplé el ocaso de un largo,
brumoso día de primavera,
haciendo rebotar la pelota
con los niños.
La brisa es fresca,
la luna es clara.
Amanezcamos bailando juntos
en lo que queda de la vejez.
No es que no desee
poseer nada del mundo,
es que encuentro mejor
el placer disfrutado en soledad.
Ryôkan, cuya poesía y caligrafía son muy admiradas hoy en día en Japón, se liberó de la moderna vulgaridad de su época y permaneció inmerso en la elegancia de los siglos anteriores. Vivió en el espíritu de sus poemas, errando por senderos silvestres, con una cabaña de hojas por guarida, vistiendo andrajos, conversando con campesinos. La profundidad de la religión y de la literatura no radicaba para él en lo complicado, más bien perseveraba en la literatura y en la fe del espíritu benigno que resume una sentencia budista: «rostro sonriente y palabras amables». En su último poema no ofrece nada como legado, sin embargo, esperaba que la naturaleza continuase siendo bella. Ése sería su legado. Es un poema que lleva dentro de sí el espíritu tradicional japonés, y en el que se percibe el sentimiento religioso de Ryôkan:
Ha llegado ella,
a quien tanto esperaba.
Ahora que estamos juntos,
¿qué más desear?
Ryôkan también escribió poemas de amor. Y éste es un ejemplo que me gusta. Ya senil, a sesenta y ocho años —podría señalar que, a esa misma edad, estoy recibiendo el Premio Nobel—, Ryôkan conoció a una monja de veintinueve años, llamada Teishin, y fue bendecido con el amor. Ese poema puede considerarse destinado a cantar la felicidad de haber encontrado a la mujer sin edad, la felicidad de haber hallado a quien tanto esperó. La última línea del poema expresa ese sentimiento con plena sinceridad.
Ryôkan murió a los setenta y cuatro años. Había nacido en la prefectura de Echigo, actual prefectura de Niigata, escenario de mi novela País de nieve (Yukiguni), en la región septentrional conocida como el dorso de Japón, donde los vientos helados bajan de la Siberia a través del mar de Japón. Ryôkan vivió toda su vida en el país de nieve, y en su «visión en los últimos momentos», ya viejo y cansado, sabiendo que la muerte estaba próxima y habiendo alcanzado el estado de iluminación, me imagino —como vemos en su último poema— que el país de nieve era aún más hermoso para él.
[…]
Para el gusto japonés, la glicina es una flor de una elegancia muy femenina. Las ramas de glicina, cuando se mecen en la brisa, sugieren ductilidad, reticencia y suavidad. Cuando desaparecen y vuelven a surgir en el follaje temprano del verano, dan una imagen de desamparo, aunque, si se trataba de una rama de más de un metro y medio, no habría dudas de su magnificencia. Los japoneses emplean la expresión mono no aware para referirse a esta sensibilidad ante lo bello de la naturaleza. Que Japón haya absorbido y asimilado la cultura T’ang de China hace más de mil años, dando lugar a la magnífica cultura Heian, es algo tan prodigioso como aquella inusual glicina.
[…]
La historia de Genji marca el punto más alto alcanzado por la novela japonesa. No existe obra literaria comparable a ésa, ni entre las antiguas ni entre las actuales. Que un libro tan vigente hoy en día haya sido escrito en el siglo X es un milagro, y como tal es reconocido aun fuera de Japón.” [2]
*
nusubito ni / tori nokosareshi / mado no tsuki [1]
El ladrón ha dejado tras de sí la luna en la ventana
Eizō Yamamoto, también conocido como Daigu [Taigu] Ryōkan, el ‟gran tonto” [1758 – 1831]
[versión propia]
*
Tomás García
__________
Notas
1. http://www.scholten-japanese-art.com/printsV.php?printID=18
2. Yasunari Kawabata 美しい日本の私 (Utsukushii Nihon no watashi), 1968. Traducción: Mª. Cristina Tsumura en: https://es.scribd.com/document/235528879/Dos-Ensayos-de-Yasunari-Kawabata
3. Hay una espléndida edición de la poesía de Ryôkan a cargo de Teresa Herrero y Jesús Munárriz, Ryookan. Los 99 jaikus. Traducción, presentación y notas de Teresa Herrero y Jesús Munárriz. Caligrafías de Teresa Herrero. Edición bilingüe. Ediciones Hiperión [Poesía Hiperión, 536], Madrid, 2006. A cargo de ambos existe también una edición del diálogo poético [Shoowaka] mantenido por Ryôkan y Teishin a lo largo del breve tiempo que duró su amistad: El rocío del loto [Hachisu no tsuyu]. Edición bilingüe. Ediciones Hiperión [Poesía Hiperión], Madrid, 2010. ISBN: 978-84-7517-946-9.
_______
Fuentes:
El manuscrito original de Genji Monogatari ya no existe. Las copias supervivientes se han catalogado en tres grupos, de acuerdo con su diferente transmisión textual:
1. Kawachibon
2. Aobyōshibon
3. Beppon
Por otro lado, se conservan fragmentos de un rollo ilustrado [aproximadamente un 15 por ciento del rollo original], el Genji Monogatari Emaki, del siglo XII, albergados actualmente en dos museos: el Museo de Arte de Tokugawa,en Nagoya, y el Museo Gotoh, en Tokio.
No existe aún, que yo sepa, una traducción al español de Genji Monogatari vertida directamente del japonés. Las traducciones de Xavier Roca-Ferrer [Destino, Barcelona, 2005] y Jordi Fibla [Atalanta, Girona, 2005] utilizan como texto base las versiones en inglés de Arthur Waley y Royall Tyler respectivamente.
En la actualidad, existen tres traducciones de la obra al inglés [dejando a un lado las primeras versiones de Kencho Suematsu y Arthur Waley], que son utilizadas comúnmente como referencia para el lector que no conozca ni domine la lengua japonesa:
1. The Tale of Genji. Translated with an Introduction by Edward G. Seidensticker [Two Volumes]. New York: Alfred J. Knopf, 1976.
2. The Tale of Genji. Translated by Royall Tyler. New York: Viking Press, 2001.
3. The Tale of Genji. Translated by Dennis Washburn. New York: W. W. Norton & Company, Inc., 2015.
Por otra parte, en alemán, italiano y francés existen estas tres ediciones:
4. Die Geschichte vom Prinzen Genji. Vollständige Ausgabe aus dem Original übersetzt von Oscar Benl. 2 Bände. Manesse, Zürich 1966.
5. Le Dit du Genji. Illustré par la peinture traditionnelle japonaise du XIIe au XVIIe siècle [3 Vols.]. Traduction par Estelle Leggeri-Bauer et René Sieffert. Avant-propos par Midori Sano. Éditions Diane de Selliers, Paris, 2008.
6. La Storia di Genji. Curata da Maria Teresa Orsi. Illustrazioni di Yamaguchi Itaro. Giulio Einaudi Editore, 2012.
Para el lector que conozca y domine el japonés remito a la relación de las fuentes originales [tanto a las versiones arcaicas cuanto a las ‟modernizadas”] que aparece en el repertorio bibliográfico preparado por Haruo Shirane en The Bridge of Dreams. A Poetics of ‛The Tale of Genji’. Stanford University Press, Stanford [CA], 1987. ISBN: 0-8047-1719-2
*
Para seguir leyendo [y, en el mejor de los casos, aprendiendo]:
- Cabezas, Antonio. La literatura japonesa. Ediciones Hiperión, Madrid, 1990. ISBN: 978-84-751-7287-3
- Emmerich, Michael. The Tale of Genji: Translation, Canonization, and World Literature. Columbia University Press, New York [NY], 2013. ISBN: 0-2311-6272-2
- Emmerich, Michael. The Tale of Genji: The Authentic First Translation of the World’s Earliest Novel. Tuttle Publishing, Boston [MA], 2011. ISBN: 978-4805314647
- Haya , Vicente. Aware. Iniciación al haiku japonés. Editorial Kairós, Barcelona, 2013. ISBN: 978-84-9988-245-1
- Haya , Vicente. Haiku-Dô. El Haiku Como Camino Espiritual. Editorial Kairós, Barcelona, 2016. ISBN: 978-8472456600
- Herrero, Teresa. De la flor del ciruelo a la flor del cerezo. Ediciones Hiperión, Madrid, 2004. ISBN: 978-84-7517-793-9
- Keene, Donald. Un occidental en Japón. Traducido por José Pazó Espinosa. Ilustrado por Akira Yamaguchi. Nocturna Ediciones [Colección Vidas Contadas], Madrid, 2011. ISBN: 978-84-938-0138-0
- Keene, Donald. Los placeres de la literatura japonesa. Traducido por Julio Baquero Cruz. Editorial Siruela [Biblioteca de Ensayo – Serie Mayor], Madrid, 2018. ISBN: 978-84-17308-22-3
- Lanzaco Salafranca, Federico. Los valores estéticos en la cultura clásica japonesa. Editorial Verbum, Madrid, 2009. ISBN: 978-84-7962-454-5
- Lanzaco Salafranca, Federico. Taoísmo, Budismo Zen y Cristianismo. Tres caminos de espiritualidad universal. Editorial Verbum, Madrid, 2010. ISBN: 978-84- 7962-453-8
- Lanzaco Salafranca, Federico. La mujer japonesa. Un esbozo a través de la historia. Editorial Verbum, Madrid, 2012. ISBN: 978-84-7962-743-0
- Morris, Ivan. The World of the Shining Prince. Court Life in Ancient Japan. First Edition in New York: Alfred A. Knopf, 1964. Reprint in New York: Vintage Books, 2013. ISBN: 0-3458-0390-0
- Puette, William J. The Tale of Genji. A Reader`s Guide. Tuttle Publishing, Boston [MA], 1983. ISBN: 0-8048-3331-1
- Rubio, Carlos. El pájaro y la flor. Mil quinientos años de poesía clásica japonesa. Antología, introducción, notas y traducción del japonés de Carlos Rubio. Edición bilingüe ilustrada. Alianza Editorial, Madrid, 2011. ISBN: 978-84-206-5212-2
- Shirane, Haruo. The Bridge of Dreams. A Poetics of ‛The Tale of Genji’. Stanford University Press, Stanford [CA], 1987. ISBN: 0-8047-1719-2
- Silva, Alberto. Libro de Amor de Murasaki. Poesía de la Historia de Genji. Revisión de los poemas a cargo de Yuriko Murakami. Editorial Pre-Textos [Colección textos y pretextos], Valencia, 2008. ISBN: 978-84-8191-887-8
- Thomas L. Harper and Haruo Shirane. Reading The Tale of Genji: Sources from the First Millennium. Columbia University Press, New York [NY], 2015. ISBN: 0-2311-6658-4
- The Ink Dark Moon: Love Poems by Ono no Komachi and Izumi Shikibu, Women of the Ancient Court of Japan. Translated by Jane Hirshfield with Mariko Aratani. New York: Vintage Classics [Vintage Books – A Division of Random House, Inc.], 1986. ISBN: 0-6797-2958-7
Related Articles

El peso del tiempo en «El cuaderno de la ausencia», de Pío Caro – Baroja – Una reseña de Pedro García Cueto

La luz de Francisco Brines en «Cenizas y misterio. Escritos sobre Francisco Brines», de Alejandro Duque Amusco – Una reseña de Pedro García Cueto
![La luna en la ventana. Acerca de «Genji Monogatari» [y de la errancia y propagación del discurso] – I – Tomás García](https://cafemontaigne.com/wp-content/uploads/Representación-de-Murasaki-Shikibu-248x165_c.png)
La luna en la ventana. Acerca de «Genji Monogatari» [y de la errancia y propagación del discurso] – I – Tomás García
![«Moby Dick», antinovela de aventuras – [Con motivo del bicentenario del nacimiento de Herman Melville] – José Miguel García de Fórmica-Corsi](https://cafemontaigne.com/wp-content/uploads/HM-MD-248x165_c.png)