La preeminencia del erotismo en la literatura del primer tercio del siglo XX. Desarrollo y cultivo del Ἔρως en las colecciones literarias de novela breve: el tratamiento del erotismo en La Novela de Bolsillo – I – Gloria Jimeno Castro

La preeminencia del erotismo en la literatura del primer tercio del siglo XX. Desarrollo y cultivo del Ἔρως en las colecciones literarias de novela breve: el tratamiento del erotismo en  La Novela de Bolsillo – I – Gloria Jimeno Castro

La preeminencia del erotismo en la literatura del primer tercio del siglo XX. Desarrollo y cultivo del Ἔρως en las colecciones literarias de novela breve: el tratamiento del erotismo en La Novela de Bolsillo – I

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La preeminencia del erotismo en la literatura del primer tercio del siglo XX. Desarrollo y cultivo del Ἔρως en las colecciones literarias de novela breve: el tratamiento del erotismo en La Novela de Bolsillo – I

En los últimos años, y, merced a las diferentes investigaciones y estudios encaminados a rescatar del olvido a los autores y los relatos, preteridos por el correr de los años, y que figuraban en las colecciones de novela corta de principios del siglo XX, se ha puesto de manifiesto la importancia concedida al erotismo en estos escritos. Tales apreciaciones ratifican las conclusiones presentadas por numerosos especialistas en esta época literaria, que ya pusieron de relieve la paladina preferencia de los escritores de estos años por conceder  relevancia al tratamiento del eros en sus obras, en relación con una serie de factores de carácter, tanto artísticos como sociales, que, sin duda alguna, vinieron a motivar este hecho literario.

  Como acabamos de subrayar, por tanto, el erotismo es uno de los grandes temas cultivados por los autores españoles a principios del siglo XX, y ello, insistimos, se aprecia con acuidad, fundamentalmente, en las colecciones de novela breve, de las que ya nos ocupamos en un artículo anterior.

La Doctora Ángela Ena Bordonada apunta en relación con ello, que son, principalmente, tres los motivos que podrían explicar la importancia concedida en esta época al tema erótico. [1]

En primer lugar, la doctora Ena destaca que el erotismo es un aspecto literario, que de modo inusitado se convierte en una moda en la literatura culta; un tema en el que desembocan y confluyen el romanticismo [1], el simbolismo [2] y el decadentismo esteticista del siglo XIX. En segundo lugar, insiste en que la influencia del eros negro de la novela naturalista, que coincide con ese clima apreciado en las últimas décadas del siglo XIX de interés por el sexo [3],  influye en la preferencia de los escritores españoles del primer tercio del siglo XX por continuar por esa senda, iniciada en la centuria anterior.

En tercer lugar, Ena Bordonada recuerda que este auge del erotismo en la España en los inicios del siglo XX viene motivado, igualmente, por la decisiva importancia, por un lado, de las publicaciones dedicadas al género galante; por otro, por el triunfo de espectáculos de tono frívolo y picaresco. No en vano, es el momento de la “sicalipsis” [4].

Según Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, España careció de tradición en literatura erótica hasta el siglo XIX, “más allá de las tradicionales alusiones a la novela picaresca y a nuestro Siglo de Oro, a los divertimentos de ilustrados y románticos y a algunos apócrifos bien conocidos. Porque no es, ni mucho menos, en la «gran literatura» donde el erotismo español tiene su asiento, sino en algunas editoriales finiseculares y en las colecciones de revistas sicalípticas y de novelas cortas que empiezan a proliferar a principio de siglo, en el teatro de revista, el cabaret y el music hall[5].

Con respecto a las publicaciones galantes recordemos que Eduardo Zamacois fundó en los últimos años del siglo XIX, concretamente, en 1898 la revista frívola Vida Galante, a la que sucederán durante los primeros años del siglo XX toda una serie de revistas “sicalípticas” como París alegre (1901), Flirt (1910), La Hoja de Parra (1911), El Cuento Galante (1913), La Novela de Noche (1924), La Novela Inocente (1931), etc. [6], que gozaron de excelente recepción, y en las que, además, colaborarán figuras literarias como Eduardo Zamacois, Felipe Trigo, Vicente Blasco Ibáñez… José Blas Vega incide también en el papel que desempeñó la Biblioteca de López Barbadillo y sus amigos, en la que se publicaban clásicos de la literatura erótica, en el fomento del erotismo en el panorama editorial español [7]. El término “Biblioteca” hacía, sin duda, referencia “a la gran cantidad de libros raros y de difícil acceso por su contenido erótico que [López Barbadillo] había ido reuniendo, cuyos contenidos y la suerte que corrieron tras su fallecimiento sus volúmenes, nos son hoy desconocidos”[8]. Por último, los espectáculos del género chico, con sus más famosas cupletistas y sus cuplés sugerentes y provocadores, contribuyeron, igualmente, a crear un interés en la sociedad española por todo lo erótico. [9]

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En su ensayo La nueva literatura, II: Las escuelas (Madrid, Páez, 1925), Rafael Cansinos Assens trazó, sin duda alguna, una buena panorámica de la novela erótica en España. Habla de los autores eróticos españoles, entroncando con el siglo XIX, aseverando que Felipe Trigo y Eduardo Zamacois eran los precursores de esta corriente literaria. Asimismo, clasificaba en esta escuela a literatos posteriores como Pedro Mata, Alberto Insúa, Rafael López de Haro, Joaquín Belda. Felipe Sassone, Ezequiel Endériz, Antonio de Hoyos y Vinent… Eugenio G. de Nora, siguiendo muy de cerca a Cansinos, dedica el capítulo VIII de su estudio La novela española contemporánea a la “Literatura galante y «novela erótica»”, llegando a parecidas conclusiones. Es muy discutible, a pesar de ello, su opinión al respecto de Álvaro Retana, quien elabora, según su parecer, un erotismo de “tono menor”[10].

Alberto Sánchez Álvarez-Insúa a este respecto asevera que entre los años 1900-1936, merced al clima de libertad imperante, tanto en lo referente a la creación y elección de esta temática erótica, como a la edición y circulación en el mercado editorial de este tipo de literatura, fue factible su triunfo, aunque matiza que durante la dictadura primoriverista, como es lógico pensar, esta corriente creativa estuvo en el punto de mira de los aristarcos más moralistas. [11]   A renglón seguido, se ocupa de estudiar este aspecto literario en las colecciones literarias del primer tercio del siglo XX, subrayando que resulta pertinente ahondar en esta parcela literaria, llevando a cabo una división en tres grupos, para de este modo, facilitar así su análisis. [12] De un lado, trae a colación las aportaciones de conspicuos autores del momento como, pongamos por caso, Felipe Trigo, Eduardo Zamacois, José Francés, Ramón Pérez de Ayala, Vicente Díaz de Tejada, Felipe Sassone, Álvaro Retana, cuyas novelas son etiquetadas como pasionales, al ahondar sobre los sentimientos amorosos y pasiones, analizando, a la postre, tanto sus repercusiones sociales, como aquellas que afectan a la vida íntima y a la psique de los personajes centrales. Precisamente, Álvaro Retana en su obra La ola verde [13], y bajo el pseudónimo de Carlos Fortuny, se lamentaba de que él hubiese sido represaliado durante la Dictadura de Primo de Rivera por haber escrito relatos de este tenor, y, en cambio, el resto de sus compañeros en estas lides literarias saliesen incólumes, pese a practicar una novela erótico-pornográfica, del mismo cariz que la suya [15].

Especialmente airado es el ataque que Retana dirige a Felipe Sassone, toda vez que es autor de un título, El Ángel de Sodoma, donde el escritor es tan explícito, y toca asuntos tan polémicos como él, sin ser reprobado ni señalado por la censura.

El segundo grupo, al que hace mención Sánchez Álvarez-Insúa es el de las colecciones marcadamente eróticas, en que se refieren las prácticas amorosas de toda laya abiertamente, y en que los autores se recrean morosamente en la descripción de la anatomía de los protagonistas, con un lenguaje, que, las más de la veces, roza lo vulgar. Aquí se clasifican las colecciones  como La Novela Pasional, Colección Pompadour, El Libro Galante y Frú-Frú. [16]

El último grupo que cabe reseñarse es el de los relatos netamente pornográficos, como los incluidos en La Biblioteca Fauno. [17]

Por lo dicho, muchas de las colecciones de novela breve, surgidas tras el éxito editorial de El Cuento Semanal (1907-1912), que como es bien sabido, nació de la mente de Eduardo Zamacois, incluyen relatos de carácter erótico, tal es el caso de La Novela de Bolsillo (1914-1916).

No es de extrañar, por ende, que la novela de temática claramente erótica sea la más cultivada por los colaboradores de la colección literaria seriada La Novela de Bolsillo [18]. De este modo, los responsables de su dirección no hacían sino seguir el modelo impuesto por las publicaciones de las que fue responsable Eduardo Zamacois, El Cuento Semanal y Los Contemporáneos, al ser, sin duda alguna, uno de los grandes maestros españoles de la novela erótica o galante, junto con Felipe Trigo.

Hemos de subrayar que en La Novela de Bolsillo predominan dos grandes vertientes, con respecto al tratamiento otorgado al erotismo en las narraciones:

  1. Las novelas en las que se aprecia una fusión de los planteamientos del naturalismo con las técnicas y estilos próximos al modernismo.
  2. Las novelas en las que se produce una agradecida fusión del erotismo con el humor y la ironía.

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Gloria Jimeno Castro

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Notas

[1] Ángela Ena Bordonada, “La novela española del siglo XX”, conferencia impartida en la Fundación Universitaria Española (FUE) el 16-11-1995 [inédito].

[2] A este respecto, véase Mario Praz, El pacto con la serpiente. Paralipómenos de “La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica”,Madrid, Acantilado, 2018.

[3]  Sobre el valor concedido en la literatura simbolista francesa de Verlaine y Baudelaire, arroja luz el artículo de Antonio Cruz Casado, “Flores de meretricio: La prostituta en algunas novelas españolas de principio de siglo”, en (VV. AA.): El cortejo de Afrodita. Ensayo sobre literatura hispánica y erotismo, Málaga, [anejo 11 de Analecta Malacitana], 1997.

[4] Es Pura Fernández quien, con numerosas pruebas y esclarecedoras explicaciones, ahonda en este aspecto, en la palmaria influencia de la novela naturalista en la expectación creada hacia todo lo erótico (“Moral y scientia sexualis en el siglo XIX. El eros negro de la novela naturalista”,en (VV.AA.): El cortejo de Afrodita, ed. cit., pp.187-207). De esta misma autora resulta conveniente repasar otros dos textos fundamentales para comprender mejor este fenómeno literario: “Censura y práctica de la trasgresión: los dominios del eros y la moralidad en la literatura española decimonónica”, en (VV. AA.), Los territorios literarios del placer. I. Coloquio de erótica hispánica, Huerga, Fierro Editores, 1996, pp. 71-87; Eduardo López Bago y el naturalismo radical. La novela y el mercado literario en el siglo XIX, ed. cit. Por idénticos motivos remitimos al estudio de Lily Lytvak, Erotismo fin de siglo, Barcelona, Antoni Bosch, 1979.

[5] Véase Federico Ruiz Morcuende, “Sicalíptico y sicalipsis”, Revista de Filología Española, 6, 1919; Maite Zubiarre, Culturas del erotismo en España, 1898-1939, Madrid, Cátedra, 2014.

[6] Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, “Colecciones literarias”, en (VV.AA.), Historia de la edición en España (1836-1936) , pp. 388-389.

[7] Al respecto, resultan de obligada referencia los estudios de José Blas Vega, “La novela corta erótica española. Noticia bibliográfica”, en (VV.AA.), Los territorios literarios de la historia del placer, ed. cit.,pp. 13-21; Christine Rivalán Guégo, Fruición-ficción. Novelas y novelas cortas en España (1894-1936), Gijón, Trea, 2008; Eilene Powell, Amanda Valenzuela y Maite Zubiarre, La Novela Sugestiva, Madrid, CSIC, 2012 (Literatura Breve, 22).

[8] José Blas Vega, Un capítulo de la literatura secreta en España: La Biblioteca de López Barbadillo y sus amigos, Madrid. Blas Vega, 1979.

[9] Julia María Labrador Ben y Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, “Introducción”, en Joaquín López Barbadillo, Cancionero de amor y de risa, en que se van juntas las más alegres, libres y curiosas poesías eróticas del Parnaso español, muchas jamás impresas hasta ahora y las restantes publicadas en rarísimos libros, Sevilla, Espuela de Plata, 2000, p. 12. Destacan los autores en su estudio introductorio cómo, tras muchos años de censura en nuestro país, durante la Transición la editorial Akal reeditó de forma facsímil todos los títulos de la Biblioteca de López Barbadillo salvo Fanny Hill y El jinete (p. 10).

[10] Consúltese los escritos de Javier Barreiro, “Álvaro Retana en la erotografía del primer tercio de siglo: un acercamiento a los textos del cuplé sicalíptico”, en (VV. AA.), El cortejo de Afrodita, ed. cit., pp. 267-284; Segre Salaün, El cuplé, Madrid, Espasa Calpe, 1990 y “Sexo y canción (prostitución y espectáculos en los siglos XIX y XX)”, El bosque, 2, Zaragoza, mayo-agosto 1992, pp. 107-121.

[11] Eugenio G. de Nora, op. cit., p. 424.

[12] Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, Bibliografía   e historia  de las  colecciones  literarias  en   España   

     (1907-1957), Madrid, Libris, 1996, p.52.

[13] Ibidem

[14] Carlos Fortuny, La ola verde (Crítica frívola), Barcelona, 1931.

[15] Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, op. cit., pág. 52.

[16] Ibidem, p. 53.

[17] Ibidem

[18] Consúltese mi tesis sobre la mencionada colección,  Gloria Jimeno Castro, La Novela de Bolsillo (1914-1916): una colección literaria de “transición”, leída el 1 de febrero de 2021 en la Universidad Complutense de Madrid.

  

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