Voz de mujer – La unificadora paradoja literaria: Elena Soriano Jara & Svetlana Aleksiévich – I – Katsiaryna Rudenia

Voz de mujer – La unificadora paradoja literaria: Elena Soriano Jara & Svetlana Aleksiévich – I
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Voz de mujer – La unificadora paradoja literaria: Elena Soriano Jara & Svetlana Aleksiévich – I
El presente artículo alza el telón ante novelistas poco conocidas en sus tiempos y países, aunque tengan trabajos literarios dignos de la mayor atención y estudio. Vamos a hablar de la española Elena Soriano, y su obra Mujer y Hombre, pionera del discurso femenino y de la bielorrusa, galardonada con el premio Nobel, Svetlana Aleksiévich, con su primera obra La guerra no tiene rostro de mujer. Las obras de estas dos autoras nos van a servir de ejemplo acerca del tratamiento de la temática feminista de mediados del siglo XX en diferentes contextos literarios. La autora Elena Soriano pertenece a la época del franquismo y post-franquismo en España, mientras que Svetlana Aleksiévich, a su vez, describe tiempos soviéticos y postsoviéticos. En este estudio intentamos hacer un puente intercultural para dar a conocer en estos ámbitos a estas dos escritoras importantes que dejaron huellas en sus respectivas culturas y literaturas.
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I – Introducción
Hay que tener en cuenta que la comparación no puede ser muy profunda y exacta porque las autoras pertenecen a diferentes épocas, países, condiciones de trabajo y desarrollo, e incluso, se interesan por temáticas diferentes, pero las une el interés por la mujer y por lo que las rodea. También lo común de ambas es que cada una escribe obras innovadoras, diferentes para sus épocas, y se manifiestan, con valentía y coraje, situaciones hasta aquel entonces poco experimentadas. Cuentan los hechos sucedidos sin camuflar la realidad. Cada una sufre una feroz censura en sus obras literarias; en el caso de las obras de Elena Soriano, Mujer y Hombre: La playa de los locos, Espejismos, Medea, fueron totalmente prohibidas durante treinta años. Lo mismo ocurrió con la producción de Svetlana Aleksiévich: sus obras no vieron la luz en Bielorrusia durante veinte años. Sin embargo, pudo publicar libremente en el extranjero donde se vio obligada a vivir para seguir su carrera literaria y desarrollarse como la brillante novelista que ha llegado a ser.
En el presente estudio presentaremos estas voces femeninas silenciadas, que callaron su guerra durante muchos años, y haremos un análisis del rol de las mujeres soviéticas en la Segunda Guerra Mundial, basándonos en el primer libro de Svetlana Aleksiévich U voiny ne zhenskoe litso que fue publicado en 1985 y traducido al español en 2015 con el título La guerra no tiene rostro de mujer.
II – Elena Soriano Jara
Creo que el setenta por ciento de responsabilidad en los males de la literatura Española de posguerra corresponde a una censura establecida sin normas jurídicas y ejercidas arbitrariamente durante casi treinta años.
Elena Soriano, Literatura y vida. III
A pesar de los muchos estudios de la literatura española de posguerra, Elena Soriano hoy día resulta ser una novelista desconocida en España. La autora fue víctima de la situación política y la severa censura franquista, que impidió a los estudiosos descubrirla como la pionera del discurso femenino de aquel entonces. Las obras literarias de la novelista no están investigadas y analizadas a fondo por los críticos, por culpa de su escasa fama en el marco literario español. Como consecuencia, la autora no haya sido estudiada, por los motivos de las publicaciones limitadas, interrumpidas al principio de su carrera literaria. A pesar del exitoso comienzo literario, el régimen totalitario frenó la publicación de La playa de los locos, una de las novelas de su trilogía Mujer y Hombre, la obra más importante de su carrera literaria. Todas las obras de la trilogía sufrieron la censura y las tachaduras, pero La playa de los locos fue totalmente prohibida.
Este estudio presenta a la novelista y su interesante conjunto narrativo que consta de tres novelas: Las playas de los locos, Espejismos y Medea, primeramente publicadas en el 1955, aunque la primera obra fue prohibida en su venta y circulación. Después de treinta años la trilogía salió a la luz; todas las novelas se publicaron juntas solo en 1984.
Elena Soriano siempre fue una apasionada de la lectura de los grandes escritores clásicos de la literatura realista. Entre sus autores preferidos podemos citar a Stendhal, Tolstoi, Dostoievski, Balzac, y Galdós. Es evidente, como se nota en sus obras, que todos estos maestros le habían influido mucho. Resulta interesante en su época, lo que opinaba José García Nieto de la autora, en su artículo “La playa de los locos”: “Elena Soriano, escritora de raza, de una gran facilidad expresiva y de una amplia cultura” (García, 1984: 43).
La autora escribió durante diferentes períodos históricos: el régimen dictatorial franquista y la transición, donde se inicia la liberación de la mujer. La literatura española de los años cincuenta estaba bajo el control de la censura franquista. Está claro, que la sociedad española y también el mundo literario era totalmente patriarcal. La mujer no podía ser escritora, ni tener un trabajo digno, pero a partir del 1975 la situación empieza a cambiar favorablemente para la mujer. Ella obtuvo más libertad de expresión, y aparecieron nuevas escritoras que tenían mucho que decir.
Las obras de Elena Soriano relatan la vida cotidiana del matrimonio español, describen la realidad social y, sobre todo, las relaciones humanas. Estas relaciones, las de hombre – mujer, ocupan un lugar muy importante, porque toda la trilogía está centrada a su alrededor. El personaje principal es la mujer y la problemática que plantea es su vida sentimental. Eran ideas que estaban censuradas para las escritoras españolas, pero Elena Soriano describía lo prohibido y a la vez se veían todos los aspectos relacionados de la vida contemporánea española.
Hay que subrayar que la escritura de la autora no sigue ninguna moda literaria y se caracteriza por la absoluta libertad. Por esto es difícil encuadrar a la novelista dentro del panorama literario del siglo XX. Cepedello en su obra El mundo narrativo de Elena Soriano pone de manifiesto sus ideas:
Nunca escribo al dictado de modas formales, porque sé que los modistas se pasan de moda constantemente, como decía Baroja; pero tampoco rechazo ningún instrumento válido para mi mejor expresión literaria. Soy fundamentalmente, y a conciencia, una escritora realista, psicologista y crítica, ya que me inspiro siempre en la condición humana: la naturaleza genuina del individuo y las circunstancias sociohistóricas que lo rodean, influyendo y hasta determinando su conducta.
Se puede decir que las novelas de Elena Soriano se consideran muy avanzadas respecto a aquellos tiempos y la censura. La autora trata temas en la perspectiva femenina como su sexualidad, libertad, rebeldía, el aborto y la discriminación entre sexos. También, en sus obras intenta ponerse en lugar del hombre, aunque se nota su posición feminista hacía los derechos de la mujer. Según Concha Alborg, en Madrid, donde tuvo lugar la entrevista con Soriano en su casa en el año 1988, leemos lo siguiente:
C.A. Antes de preguntarte sobre tus novelas en particular quería hablar sobre la condición de la mujer en España en términos generales. ¿Tú te consideras una mujer feminista?
E.S. Yo me considero una mujer feminista, pero no de las de manifestación pública, sino de las que ejercen el feminismo por sí mismas, individualmente. Yo escribí hace unos años en una revista de Buenos Aires un trabajo que se titulaba “La conquista más difícil del feminismo” y en él decía que la conquista más difícil era la psicológica, la de la mentalidad en general y en particular la de mentalidad del hombre respecto a la mujer. Uno de los derechos que hay que conquistar es el derecho al crédito intelectual. [ …] Una mujer todavía en España tiene que probarse, tiene que demostrar que vale mucho. Conquistar el derecho a la amistad masculina. Que se tome en serio y que la tomen en serio. Que le den crédito. (Alborg, 1993: 60)
La obra La playa de los locos, escrita en el año 1955, estuvo silenciada durante treinta años por la censura, solo en 1984 se publicó en la trilogía completa, bajo el título Mujer y Hombre: que incluía ya La playa de los locos, Espejismos y Medea. En ella, Soriano trata una gran cantidad de temas: en La playa de los locos – la mujer, su sexualidad, e independencia – y en Espejismos y Medea – el matrimonio, la incomprensión entre los sexos, y la sexualidad femenina ante la masculina, el adulterio y el aborto. Además hay que subrayar que no se limita a desarrollar estos temas, en todas sus novelas también habla de la obsesión del envejecimiento y la pérdida de la belleza femenina, junto al resto de temáticas que conciernen a las relaciones sexuales y la desigualdad de género. (Chen, I–Fan, 2005: 21–22).
El problema principal en la trilogía Mujer y Hombre son las desigualdades bien vistas por la sociedad, injusticias, pues, del uno respecto al otro. Soriano describe el miedo al paso del tiempo, porque el tiempo deja a la mujer en peores condiciones que al hombre; el miedo de dejar de ser atractiva, porque el hombre no le va a prestar tanta atención a la mujer como años atrás, como lo podemos ver en Espejismos. La mujer era un símbolo del hogar con funciones reproductivas, y con la llegada de la menopausia, la pérdida de estas, su papel se consideraba inútil en la vida social durante la posguerra (Martín Gaite, 1987: 38-40). La belleza y la juventud de la mujer eran su única dignidad; las protagonistas de las novelas de Elena Soriano tenían miedo de perderlas, de ser fracasadas a los ojos de su marido y de toda la sociedad: “Vosotros, que os dais cuenta del instante en que nos hacemos mujeres, ¿percibís también cuándo dejamos de serlo…? ¿Cuándo recibí yo el último piropo? Acaso hace ya años…” (Soriano, 1986: 32). El hombre podía tener amantes en su vida y la sociedad se lo permitía, pero la mujer no podía pensar sobre esto. Soriano expresa en su obra muy claramente la indignidad de esa situación social que sufra la mujer. Los personajes de sus obras no están relacionados unos con otros porque cambian en cada novela, ya que estas no tienen un hilo único. Cada una tiene su propia trama, sólo que el tema principal y la problemática se cruzan en las tres novelas.
II.1. – La descripción de las novelas
Hacemos una breve introducción del argumento de la novela La playa de los locos. La historia trata de una mujer que tiene más de cuarenta años, cuando vuelve al pueblo, donde hace diecinueve años conoció al amor de su vida. En aquel lugar, que no se nombra en la obra, la protagonista pasó un verano sola e independiente, disfrutando de su juventud y libertad. Fue la primera vez en su vida que se enamoró de un muchacho, que ha resultado de ser el amor de su vida; sin embargo, perdió el contacto con él a causa del estallido de la Guerra Civil. Durante muchos años la protagonista no conseguía olvidarle, y por esta razón retorna al pueblo donde se conocieron, y lo hace, especialmente, para recuperar los recuerdos de su juventud y del amor. Ella reflexiona sobre su vida, sus relaciones fracasadas, porque toda la vida seguía enamorada del muchacho que había conocido aquel verano.
Se trata de una novela llena de ideas prohibidas y atrevidas a la vez, que llevaron a la futura represión, a la desigualdad social entre los géneros, frente la sexualidad y la independencia femenina – unos temas totalmente tabúes en tiempos de la Dictadura. Por otra parte, en Espejismos destaca el problema matrimonial, la injusticia genérica, el transcurso del tiempo para la mujer que lleva a la pérdida de su atractivo –lo principal para atraer al hombre – y el buceo psicológico de la mujer a través de la perspectiva del hombre, aunque realizado por una mujer, la novelista. Y por último en Medea, la furia y venganza femenina ante el desprecio masculino, con un enfoque basado en el mito griego. En estos textos, Soriano describe los sentimientos y experiencias de la mujer, los que se consideran novedosos, e igualmente critica el machismo de la sociedad franquista. Es interesante que la descripción de las protagonistas es muy escasa pero, a su vez, su mundo interior está muy bien desarrollado en cada una de las tres obras (Conde, 2004: 237).
Hay que subrayar que Soriano hace una aproximación psicológica de cada personaje. Intenta descubrir la naturaleza del ser humano, sea hombre o mujer, y analiza los conflictos y las relaciones personales. Su escritura coloca al hombre en la situación de la mujer y al revés, como en la novela Espejismos. Todas estas maniobras realizadas en la obra convierten a la autora en pionera del discurso femenino, porque prácticamente nadie se había atrevido en su época a hablar en voz alta sobre el machismo y el rol sumiso de la mujer en España.
II.2. – La censura de La playa de los locos
Como ya hemos mencionado antes, la primera novela de la trilogía tuvo muchos problemas con la censura franquista, fue prohibida y no publicada durante treinta años. ¿Por qué motivos se prohibió? Volvamos a la entrevista de Concha Alborg:
C.A. De acuerdo con el prólogo de la nueva edición de La playa de los locos, también recogido en la edición de la trilogía de 1986, dices que el que tú dejaras de escribir novelas, se debió a la censura que se hizo a esta novela.
E.S. Sí. Sencillamente me amenazaron. Cuando empecé a repartir clandestinamente ejemplares de la edición no venal en 1955, un funcionario salió allí furioso y me dijo que no se me ocurriera presentar ningún otro libro en la censura porque nunca se me aprobaría nada.
C.A. Yo interpreto que la censura intervino porque tú haces una crítica muy mordaz de cómo la mujer estaba educada, al mismo tabú de la virginidad.
E.S. Eso desde luego. La razón que se dio que yo atacaba la moral española. Intervino hasta el ministro y el editor, el viejo Saturnino Calleja, pero alguien tenía más influencia que el propio director general. Sin ser yo política, fue un caso político (Alborg, 1993: 56).
La censura obligaba a Soriano a quitar parte del sentido y también del contenido de la novela, y a modificar el comportamiento de los personajes. Sin embargo, la autora decidió no aceptar esta orden de la censura y siguió manteniendo La playa de los locos en el “exilio interior”, hasta que en 1984 se pudo publicar sin modificar el original como deseaba la novelista.
En su primera publicación, después de treinta años de espera, Soriano da explicaciones del caso en su prólogo, titulado precisamente “Treinta años después”:
La playa de los locos jamás consiguió la tarjeta de autorización para imprimirse legalmente. Fue rechazada en su totalidad, de principio a fin a pesar de que recurrí a todos los medios a mi alcance para salvarla, en un absurdo forcejeo solitario con invisibles enemigos en todos los escalones jerárquicos del Ministerio de Información y Turismo, a lo largo de casi un año. […] Lo cierto es que me hizo daños irreparables de todo orden: su edición carente de difusión y propaganda, repercutió sobre la trilogía entera y anuló sus perspectivas comerciales y mi incipiente actividad novelística (Elena Soriano, 1986: 8–9).
Como se ha visto, en esta novela, se nos describen las relaciones de los jóvenes enamorados de una manera muy lejana al realismo tradicional y, claramente, fuera de las normas sociales de aquel entonces. Veamos la explicación que da Lucía Montejo Gurruchaga al rol femenino en la novela:
Esta novela que constituye un intento de indagación profunda en la sexualidad femenina, es una propuesta nueva, sin precedentes en la escritura narrativa española de mediados de los años cincuenta, tanto en el lenguaje con que se expresa el sentimiento amoroso como en el tratamiento de la relación entre los sexos. Presenta, por un lado, una mujer nueva y libre, preferentemente en lo que se refiere a la sexualidad, y deshace y contrahace a través de la protagonista la imagen de la mujer convencional y sometida propia de franquismo y rechaza las estructuras que la propician (Montejo, 2010: 61).
La novelista describe a una mujer inteligente, que acaba de sacar oposiciones y empieza una vida independiente y trabajadora; por ejemplo, sale sola de viaje y se va a pasar las vacaciones, donde se enamora de un joven: “Yo era la muchacha plenamente joven y hermosa, que acababa de ganar unas oposiciones difíciles, que poseía por primera vez libertad y emancipación absolutas y se iba a disfrutar sus primeras vacaciones junto al mar, solitaria y salvajemente” (Soriano, 1986: 19). Soriano describe al muchacho, como si él fuera inferior a la mujer. La novelista quebranta así los cánones sociales franquistas por completo:
Precisamente en ti me maravilló y me atrajo, sobre todo, la absoluta inconsciencia, la ceguera y la audacia encantadoras del muchacho todavía ignorante, que cree saberlo ya todo. Sí, querido mío, tu petulancia, tu seguridad y sabiduría falsas fueron las primeras armas con que heriste a una mujer como yo, atiborrada de cultura y de conceptos alambicados sobre todas las cosas. (Soriano, 1986:51)
En el tiempo de la Dictadura no estaba bien visto que la mujer mostrara su inteligencia, y la protagonista lo sabía perfectamente, por eso siempre intentaba parecer una jovencita simple – “Eludía hablar contigo de temas graves e importantes, representaba cuidadosamente el papel de muchacha mediocre o mejor dicho, normal” (Soriano, 1986: 63). Lo mismo podemos observar en relación con la edad de la mujer en aquella sociedad: la protagonista tenía tantas ganas de parecer atractiva para el muchacho que incluso mentía sobre su edad:
¿Qué años crees que tengo?
Pues los que yo más o menos – dijiste, sin vacilar, como una constatación irrefutable.
¿Cuántos? – insistí, y mi tono era casi desafiante.
Unos veintitrés…
Y al decir esto, te ruborizaste: ¿fue porque te fingías mayor o porque, conscientemente, me hacías menor a mí…? (Soriano, 1986: 63–64).
Es impresionante y llamativo la imagen que hace Soriano a la protagonista de la novela, que a través de las frases el lector siente el amor y el orgullo por el atractivo femenino de la joven. Parece que todo el feminismo que se constituye en sus novelas estuviera centrado en unas solas frases descriptivas de la apariencia de la muchacha. Abajo vemos cómo la protagonista disfruta la admiración de los hombres:
Yo estaba segura de llamar a la atención: siempre la he llamado, con mi figura esbelta y mis movimientos armoniosos, con mis vestidos, todos aún de falda semilarga, de corte abiesado y algo anacrónico, que se pliegan y adaptan a mis piernas de un modo especial, dando a mi caminar el ímpetu noble. […] Por eso, aunque había mesas vacantes cerca de la entrada, crucé en diagonal el vasto salón, erguida, risueña con la ufana convicción de ser admirada. Sí, la gente me miraba y volvía la cabeza y cuchicheaba, como siempre (Soriano, 1986: 29).
Además, en su novela la autora describe los sentimientos y el deseo sexual que siente la protagonista, igualmente prohibidos por la censura:
Por un segundo, creí que eras una ilusión de mi vista, un espejismo erótico, que me ofrecía la encarnación del mar en tu hermosa apariencia. Inmóvil, me mirabas en silencio, con unos ojos dilatados, inmensos como para recibir y absorber mi ser entero. ¡Debió ocurrir entonces! ¡No debiste hablar siquiera, sino dar unos majestuosos pasos dominadores y tomarme…! (Soriano, 1986:46).
Así, pues, este primer libro de su trilogía, Elena Soriano juega una partida con la censura muy peligrosa. La autora intenta quebrantar la tópica imagen femenina de aquel entonces, y modificarla, trasladando un mensaje revolucionario a las demás mujeres. Desafortunadamente, no tuvo armas suficientes para defenderse contra la opresión de la censura del franquismo; su obra no llegó a sus destinatarios y tuvo que esperar hasta que cambiara el régimen político y llegara la democracia.
II.3. – Espejismos
La segunda novela, Espejismos, trata de un matrimonio fracasado, y en la obra participan activamente dos personajes: Adela, y Pedro. Cada uno de ellos reflexiona sobre su vida matrimonial y lo que les llevó a la incomprensión e indiferencia. Elena Soriano toma un cierto rol de psicólogo que analiza la vida matrimonial poniéndose en lugar de cada miembro. Formula también un modo de análisis psicológico desde el punto de vista masculino sobre la mujer.
La obra está contada por un narrador en tercera persona, extradiegético. Pero lo más interesante es que la autora divide la novela en dos partes: la parte de reflexiones de Adela y la parte de reflexiones de Pedro. A veces el narrador cede la palabra al protagonista en diálogos y monólogos. Mediante el tiempo gramatical, indefinido, el narrador pasa a ser autodiegético, es decir, Pedro, el marido; el mismo procedimiento lo utiliza la autora para volver a narrar la novela en tercera persona:
Y bailan… […] ¡Él estrecha de golpe, por primera vez, un cuerpo deseado y respetado todavía! […] ¡Siente en su contacto toda la expresión de una promesa apasionada, de una sumisión plena, de una entrega absoluta! […] ¡Bailar! Mantener entre los cuerpos la proximidad y la distancia. […] Deslizarse. […] ¡Yo te tengo en mis brazos, lo compruebo […]! Me demoro ante ellos (Soriano, 1986: 169–170).
En este fragmento vemos perfectamente el proceso de cambio del narrador. Primeramente se utiliza la tercera persona (“y bailan”, “él estrecha”); luego se utiliza la forma del indefinido (“bailar”, “mantener”); y después vemos que la acción se narra mediante la primera persona (“Yo te tengo”, “me demoro”).
Tratemos ahora cómo la escritora juega con el tiempo en esta segunda novela. La narradora no dice nada al lector ni sobre la fecha, ni tampoco acerca de la duración de la acción. Sólo podemos imaginar que la acción dura aproximadamente unas horas, pero el tiempo de la novela no está especificado de ninguna manera. Soriano ofrece al lector imaginar el tiempo aproximado de las acciones, y de los recuerdos de los protagonistas en los años que llevan de matrimonio. En la obra solo se entiende que la acción transcurre en unas cuantas horas, desde la salida de casa y mientras dura la operación; en este periodo de tiempo la protagonista relata y recuerda casi toda su vida: el encuentro con Pedro, su felicidad matrimonial y el enfriamiento del romanticismo conyugal. Los sucesos temporales que vemos en la novela son muy variados, Adela rememora los hechos de diferentes momentos de su vida: su infancia, luego su primer beso con Pedro, aunque nunca podremos decir exactamente aquella fecha o cuántos años llevan casados (Cepedello, 2007: 246).
Nos damos cuenta, efectivamente, que en el relato de Adela predominan los recuerdos y solo como pausa se intercalan las intervenciones de otros personajes, de forma momentánea, así como las conversaciones cortas de los esposos, que permiten al lector volver al tiempo presente del relato. La autora juega frecuentemente con el tiempo, ya sea presente o pasado; construye una mezcla atrevida de acontecimientos, y así por ejemplo, cuando a Adela la llevan al quirófano, su marido, Pedro, se queda solo e interviene en el relato con sus propios recuerdos y reflexiones del pasado, de los que tampoco podemos deducir la fecha exacta. La narración de sucesos de Adela tiene un matiz de lentitud para que el lector sufra los mismos miedos y nervios que sufre la protagonista antes de la operación.
Los cambios y la fusión de tiempos del presente con el pasado, indiscutiblemente hacen la lectura más viva e interesante (Cepedello, 2007: 249). La autora induce al lector a escapar de la realidad y creer en sus acontecimientos ficticios, en un sueño.
La parte del monólogo contado por Pedro, durante la operación de su mujer, también tiene carácter reflexivo, y toda la acción se desarrolla en sus recuerdos y ensueños. Nos damos cuenta, no obstante, que su relato es mucho más activo, lleno de colores y vivencias, no como se muestra en el de su mujer, que narra su soledad, sus tristezas y experiencias grises de su vida rutinaria. De otro lado, Pedro recuerda cómo conoce a una jovencita, llamada “Chiquita” en la novela. El tiempo desde este encuentro tampoco se especifica en la novela, aunque aproximadamente sea de nueve meses, y sigue manteniendo una relación con ella a espaldas de su mujer (Cepedello, 2007: 248). Los acontecimientos pasan ahí rápidamente, como una vida llena de felicidad. Apenas vemos sus momentos conyugales felices en la novela. Soriano quebranta el famoso mito de la felicidad matrimonial, y de la mujer enamorada y dispuesta a servir siempre a su hombre; describe la realidad que se diferencia mucho de lo que imponía la sociedad de su época.
II.4. – Medea
En la última novela de la trilogía Medea, Soriano revive al antiguo mito griego y nos lo presenta, de una manera contemporánea y accesible. De este modo, los protagonistas Medea y Jasón, son los prototipos que toman Daniela y Miguel. Miguel, un político, que siempre antepone sus planes, sin darse cuenta de lo mucho que hace por él su esposa Daniela. Se casó por compromiso, ya que necesitaba este matrimonio para sus fines políticos, pero Daniela no; se enamoró del joven político, lo sigue y lo viene apoyando durante muchos años. Dejó a su familia, a su país y a su carrera por Miguel; incluso hace cosas degradantes, para cumplir los deseos de su marido:
Nunca le he dicho los detalles de aquello: no sabe que, en el camino, nuestro grupo fue capturado por fuerzas gubernamentales que a toda costa querían conducirnos a su puesto de mando y que fui yo sola quien compró bien cara nuestra libertad.
–Yo les di toda la plata que, por el momento, pude reunir.
–No fue con plata, Misia, con lo que soborné al capitancito… (Soriano, 1986: 205).
Vemos, pues, que el núcleo de la obra es una mujer muy distinta del modelo femenino en la posguerra española. Daniela, es fuerte, luchadora e inteligente. A pesar de que Miguel solo perseguía sus fines, ella lo seguía amando y salvando en todas las situaciones difíciles que aparecían en su vida:
Tú misma dices que le has salvado mil veces la libertad y la vida, por tu personal poder. Y durante todos estos años, mientras él seguía siendo un oscuro agitador político, un conspirador errabundo, arrojado de un país a otro, tú por tus méritos exclusivos, por tu belleza y tu arte, muy luego alcanzaste renombre y fama (Soriano, 1986: 205).
Ella siempre consigue tener éxito, donde sea que estén, pero Miguel, lentamente, sigue su camino político, hasta que un día lo consigue y desde entonces ya no necesita la ayuda de Daniela. Su nuevo plan es casarse con la hija de un importante político, que tiene diecisiete años. Este matrimonio le ayuda a Miguel satisfacer su ambición política. Entendemos perfectamente que para él esta unión carece de sentimientos. Miguel no siente ninguna culpa ante Daniela casándose con una joven a sus espaldas. Su frialdad representa el patriarcado que se niega a aceptar Soriano y lo manifiesta en su trilogía.
En su novela Soriano describe a Miguel de un manera negativa: prepotente ante la mujer, dominante, puro machista que no valora a su propia mujer, ni la ayuda que ella le presta constantemente:
Miguel mismo me lo había enseñado bien, que el amor, el amor puro, sin contaminación ninguna, excluye todo afán de paternidad: el amor puro es egoísta, absorbente, no quiere más alimento ni esclavitud que la de sí mismo, se satisface en el ser amado solo e inmanente, sin proyección ninguna. Eso decía, al menos, antes de hacerme madre de ningún hijo suyo, cuando me prefería amante y amada indivisible, cuando nuestro amor fue más pleno y libre (Soriano, 1986: 215–216).
Daniela quiere que su esposo vuelva a su lado, utilizando para ello armas femeninas: su embarazo; pero Miguel ya no depende de Daniela, porque le espera una jovencita con un padre poderoso. Daniela está segura de que su plan con el embarazo va a funcionar, pero resulta que no.
Lo más interesante de la obra es su punto crítico, cuando Daniela le promete un regalo de boda a la futura esposa de Miguel, como Medea, le envía a la jovencita un regalo envenenado para destruir los planes de Miguel. Le manda todas las crónicas de su vida junto a Miguel, todos los momentos felices y los más tristes, incluida la muerte de su hijo. “Chiquita” se quedó asombrada al ver tanta historia, tantos años vividos junto a otra mujer por todos los rincones del mundo, incluso que habían sobrevivido a la pérdida de su primer hijo y al aborto de su otro hijo. La muchacha no pudo superar el impacto del regalo de Daniela y se quedó paralizada sin poder ver ni escuchar. El matrimonio y los planes de Miguel han fracasado.
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Katsiaryna Rudenia
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