Pétalos de anhelo – Ono no Komachi y la tradición poética japonesa – I – Virginia Fernández Collado

Pétalos de anhelo – Ono no Komachi y la tradición poética japonesa – I
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Pétalos de anhelo – Ono no Komachi y la tradición poética japonesa – I
La poesía de Japón tiene su semilla en el corazón humano donde germina hasta crecer en las hojas de las innumerables palabras.
Ki no Tsurayuki, Kokinwakashû, Prólogo
*
The autumn night
is long only in name -We´ve done no more
than gaze at each other
and it´s already dawn [1]
Ono no Komachi
Ono no Komachi es una de las mayores poetas japonesas de la era Heian. Lo que queda de su obra no ha gozado en su totalidad de una traducción adecuada por parte de un filólogo especialista de la lengua japonesa y de la poesía de dicha era. Lo que haré aquí es solo dar de ella una semblanza biográfica y de lo que queda de su obra, una traducción aproximativa para que el lector se haga una idea de su delicadeza y profundidad.
Hay pocos pueblos tan sensibles a la belleza como es el japonés. Kenko Yoshida habla en Tsurezuregusa [2] de la belleza vista a través de la sugestión, la irregularidad, la simplicidad y la caducidad, como nos lo dice el estudioso Donald Keene. Lo efímero y una cierta melancolía que germina de estas vivencias sin ser triste en el fondo, porque todo está en equilibrio con la naturaleza. Kenko Yoshida lo muestra en los 243 textos que componen esa insigne obra comparada por Tomiko Yoshida y Charles Grosbois, sus editores en francés, a los Ensayos de Michel de Montaigne [3].
Así como caen las hojas de los cerezos, así el tiempo va para la cultura japonesa, profundamente impregnada por el budismo zen. En otra cultura como la china, en el S. XI, Li Quingzhao nos muestra también esa transitoriedad de todo en una delicada composición ci [4]:
Si algún amigo quiere
compartir hoy el vino contemplando las flores,
que vaya sin demora.
¿Quién sabe si mañana,
al alba, las habrá arrasado el viento? [5]
La belleza imperfecta es un hilo irrenunciable de la cultura japonesa. Eso se ve fundamentalmente en la obra de los poetas y diaristas de la época Heian y hoy en día, en obras como las de Tanizaki o Kawabata.
Una de las poetas no traducidas al castellano en su totalidad, pero no por ello menos importante de esa edad de oro de la historia de la literatura japonesa, es sin lugar a dudas Ono no Komachi 小野小町 (834?- ?). Fue una famosa poeta de wakas [6], considerada como una de los seis mejores poetas de este género, conocido como 六歌仙 Rokkasen. Fue incluida en el Konkinshû, la primera colección de poesía japonesa compilada a petición imperial en el año 905 [7]. Es, de hecho, la única mujer que aparece en el prefacio de Ki no Tsurayuki a esa obra, dónde se es reconocida como uno de los “seis genios poéticos” [8]. Tsurayuki habla de ella en los siguientes términos: “Ono no Komachi es una especie de princesa Sotôri a lo moderno. Su poesía, débil, aunque sobreabundante en sentimiento, se parece a una dama noble aquejada de algún mal. Aunque, ¿no es debilidad algo natural en la poesía de una mujer?” [9]. En el Konkinshû aparecen 18 poemas de ella.
Komachi fue seguramente cortesana de rango bajo o dama de honor del emperador Ninmyô (833-850). Su lugar de nacimiento se desconoce, aunque muchos lo atribuyen a Akita. Hoy en día, uno de los atractivos turísticos de esta ciudad es su figura. Fue muy conocida por su extraordinaria belleza, tomada como un modelo de belleza en Japón. Todos estos hechos han contribuido a que existan numerosas leyendas en torno a su figura y también que haya sido representada posteriormente en obras teatrales Noh [10]. Una de las leyendas cuenta que un cortesano de alto rango, Fukakusa no Shosho, se enamoró de ella; ella le dijo que, si venía durante 100 noches a verla, se convertiría en su amante; este falló la última noche, cayó enfermo de amor, y murió, hecho que entristeció muchísimo a Komachi [11].
Ono no Komachi dejó una gran compilación de wakas, de diversas temáticas como la ansiedad, la soledad, lo efímero, o la pasión amorosa, ejes centrales de su obra y temas clave en la estética japonesa. Todos esos temas expresan lo efímero que se muestra en fenómenos de la naturaleza como la floración del cerezo, o en la contemplación de la luna y la observación de la nieve. Komachi, de hecho, asemeja y así lo muestra en su poesía, los estados amorosos, a lo efímero, a la transitoriedad en la naturaleza.
La poesía de Ono no Komachi es profundamente subjetiva, apasionada y compleja, ayudó a marcar el comienzo de una era poética de expresividad personal, de excelencia técnica y de profundidad filosófica y emocional, como lo dice en la introducción de The Ink Dark Moon, Jane Hirshfield y Mariko Aratani [12] .
El tema que más prevalece en los poemas de Ono no Komachi es el del amor. En los que habla sobre algún amante los tenemos en los poemas 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 10, 40. Así, podemos leer en el poema 1:
¿Apareció
porque me quedé dormida
pensando en él?
Si tan solo hubiera sabido que estaba soñando,
nunca me habría despertado.
Sobre el amor en general, podemos encontrar en Komachi los poemas 12, 16, 17, 23. En el poema 16 nos dice:
Enviado de forma anónima a un hombre que había pasado frente al biombo de mi habitación
¿Debería el mundo del amor
terminar en la oscuridad,
sin percibir
esa brecha de nubes
donde la luz de la luna llena el cielo?
La misma temática del amante/amor también se puede encontrar en los susurros de las mejores voces poéticas de su tiempo. Sin duda, fueron las mujeres las grandes escritoras, sin las cuales hoy en día no nos haríamos una idea de lo que fue la maravillosa era Heian (794-1185). Sus obras están salpicadas de poemas amorosos. Caben destacar entre ellas a la dama Sei Sonaghon quien a través de El libro de la almohada [13] nos hace recorrer los pasillos y la vida de la corte de la emperatriz Sadako en el Japón del siglo X, enumerando una serie de insectos, plantas, cosas agradables y desagradables, temas poéticos, anécdotas… Así, nos dice:
Una vez cuando había ido al templo de Kiyomizu para un retiro y estaba oyendo con profunda emoción el fuerte canto de las cigarras, un mensajero especial me trajo un mensaje de la Emperatriz escrito en una hoja de papel rosado de la China:
Cuenta cada eco de la campana del templo
Cuando toca a la oración en la ladera
de la montaña. Sabrás entonces cuántas
veces mi corazón late su amor por ti.
…
Como había olvidado traer el papel adecuado, escribí la respuesta en un pétalo de loto [14].
Siguiendo la misma línea, esta vez sobre el deseo y su sutileza nos habla Ono no Komachi en los poemas 14 y 19. El poema 19 es una conversación con un monje que encuentra en el camino:
Esta posada
en el camino a Iwanoue
es un lugar frío para dormir …
Oh monje
¿podrías prestarme tu túnica?
La respuesta del monje:
Aquellos que han renunciado al mundo
usan solo una capa
de tela áspera como musgo,
sin embargo, no ofrecerla sería cruel.
Durmamos juntos.
Como no podía ser de otra manera, una poeta del amor tiene que hablar necesariamente del desamor. En los poemas 22, 27, 28 y 29 se pueden ver algunos de los dedicados al desafecto, como en el poema 29:
Desde que este cuerpo
fue olvidado
por el que prometió venir,
mi único pensamiento es preguntarme
si aún existe.
El amor no puede estar muy lejos de la tristeza, tema que encuentro en el poema 15. La dulzura de Ono no Komachi se deja entrever en sus versos. Al leer a esta poeta es fácil imaginar con que candidez le habla a todo desde su posición de dama de la corte.
Este viento enredado
es como
las ráfagas del otoño pasado.
Solo las lágrimas
en mi manga son nuevas.
De igual manera, Ono no Komachi alude a la contemplación y la soledad en algunas de sus composiciones. Tratan de esta temática los poemas numerados: 7, 9, 11, 26, 31, 33, 34. Aquí el poema 9 mezcla naturaleza, contemplación y soledad.
Las cigarras cantan
en el crepúsculo
de mi pueblo de montaña
esta noche, nadie
me visitará salvo el viento.
Escribe, a su vez, Murasaki Shikibu, en La historia de Genji [15] lo que sigue:
Si yo hubiera visto los brotes de helecho que él traía de las altas cuestas,
Entonces también habría podido saber que la primavera ha vuelto [16].
Así mismo, Komachi tiene los siguientes poemas que versan sobre la naturaleza como tema central: 13, 24, 32, 36, 38. Son poemas tan bien hilados que recuerdan algunas composiciones de Emily Dickinson. En el poema 13, apreciamos este sentir de las señales naturales:
En la montaña Tokiwa
los pinos son siempre verdes.
Me pregunto,
¿Reconocen el otoño
en el sonido del viento que sopla?
Se podría decir que habla de ella misma en todos y cada uno de los poemas, pero de una manera más directa lo podemos apreciar en los que siguen: 18, 30 y 37. Una muestra es el poema 18:
Esta mañana
incluso mis encantos de la mañana
se están escondiendo,
no queriendo mostrar
el cabello revuelto por el sueño.
Sobre el olvido nos habla en los poemas 20, 21 y 25. Así en el poema 20 dice:
Pensé en elegir
la flor del olvido
para mí,
pero la encontré
ya creciendo en su corazón.
Directamente nos habla sobre el miedo en el poema 39.
Los faroles de los cazadores
en el monte Ogura se han ido,
los ciervos están llamando a sus compañeros …
¿Con qué facilidad podría dormir
si no compartiera sus miedos?
El paso del tiempo y el declive es un tema que ha sido tratado en los poemas que siguen: 35, 41, 42, 43, 44. Es el paso del tiempo, sin duda, una de las grandes temáticas también en la obra de Komachi, junto a la del amor y la soledad, fruto de su última etapa de vejez y decaimiento. Una aceptación de lo transitorio, la naturaleza y la melancolía dan cabida a lo imperfecto. Se cree que murió sola y abandonada, pero, sin duda, seguía componiendo sin perder nunca su dulzura característica [17]. Así el poema 41 nos dice:
Mientras observo
las largas lluvias cayendo sobre este mundo
mi corazón también se desvanece
con el color invisible
de las flores de primavera.
Otra poeta que cabe destacar de la misma época, es la Dama Izumi. Su obra, Izumi Shikibu Nikki [18] tiene temáticas similares. Se caracteriza por la osadía de sus versos, insólita en su tiempo. Carlos Rubio en la introducción, caracterizó a su Diario de oveja negra en la “La familia de los diarios femeninos de Heian” [19]. Así escribía Izumi Shikibu, en su Diario [20], respondiendo a unos versos escritos por su amado:
¿Voluble yo?
su Alteza es el voluble,
pues, ¿quién si no
actuaría como olas
que, a un lado el pinar dejan?
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Virginia Fernández Collado
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Notas
[1] The Ink Dark Moon. Love poems by Ono no Komachi and Izumi Shikibu.
Translated by Jane Hirshfiled with Mariko Aratani. First Vintage Classics Edition, October 1990.
[2] Tsurezuregusa, ocurrencias de un ocioso, traducción de Justino Rodríguez, Hiperión, Madrid, 1986; Pensamientos al vuelo. Yoshida Kenkô, Errata naturae, Madrid, 2019.
[3] Les heures oisives. Urabe Kenko. Gallimard /Unesco. 1968. Pág.23.
[4] Ci significa “canción-palabra”. Se trata de un poema compuesto para una melodía existente, aunque hoy en día ya perdida. Era una forma popular en la dinastía Tang (618-907). Ver: Li Qingzhao. Poesía completa, (60 poemas ci para cantar), Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2010, Madrid, pág. 14.
[5] Jade Puro, Li Qingzhao, Ediciones Hiperión, Madrid, 2014. Pág. 165.
[6] Los wakas son un género de poesía japonesa. Waka significa literalmente “poema japonés”. La palabra fue acuñada originalmente durante el período Heian para diferenciar a la poesía originaria de Japón de la poesía kanji (poemas chinos), que también eran familiares de las clases sociales educadas y altas japonesas (5/7/5/7/7).
[7] “Kokin Wakashū, comúnmente abreviado Kokinshū, antología imperial concebida por el Emperador Uda y ordenada por su hijo, el Emperador Daigo, a principios del siglo X”. Léase al respecto: La luna en la ventana. Acerca de «Genji Monogatari» [y de la errancia y propagación del discurso] – III, Café Montaigne, https://cafemontaigne.com/la-luna-en-la-ventana-acerca-de-genji-monogatari-y-de-la-errancia-y-propagacion-del-discurso/literatura/admin/ 2018.
[8] Ibidem.
[9] En Carlos Rubio, Kokinshuu, colección de poemas japoneses antiguos y modernos (El canon del clasicismo). Selección, traducción, introducción y notas de Carlos Rubio, edición bilingüe, Poesía Hiperión, Madrid, 2005, p. 100. En la nota 53 de esta página, se indica que Sotoori fue emperatriz consorte del emperador Ingyoo (437-454).
[10] Noh, abreviatura de Nogaku, es una de las formas más antiguas del teatro en Japón; data del siglo XIV. Los temas tratados en este tipo de teatro son del mundo de lo sobrenatural. Tiene como protagonistas a dioses o figuras representando espíritus y fantasmas, o personajes históricos y legendarios.
[11] Sobre esta leyenda, véase Carlos Rubio, 2005, p. 41.
[12] The Ink Dark Moon. Love poems by Ono no Komachi and Izumi Shikibu. Women of the Ancient Court of Japan. Translated by Jane Hirshfiled with Mariko Aratani. First Vintage Classics Edition, October 1990, Int. p. xi.
[13] Sei Shonagon. El libro de la almohada. Selección y traducción de Jorge Luis Borges y María Kodama. Alianza editorial, Madrid, 2015; ver también, El libro de la almohada. Sei Shonagon, Adriana Hidalgo Editora, Córdoba (Buenos Aires), 2003.
[14] Sei Shonagon (2015), pág. 173.
[15] La historia de Genji II. Murasaki Shikibu. Atalanta, Girona, 2006.
[16] Ibid. pág., 104
[17] Carlos Rubio cita una leyenda que la describe como “anciana y abandona, cubierta de andrajos y pordiosera”, Op. cit., p. 41. La edición francesa de su obra, Visages cachés, sentiments mêlés [Gallimard, (Connaissance de l’Orient), noviembre 1997], da el año 900 como fecha aproximada de su fallecimiento.
[18] El diario de la Dama Izumi. Izumi Shikibu., traducción de Akko Imoto y Carlos Rubio, Introducción de Carlos Rubio, Satori, Gijón, 2017.
[19] Ibid, pág. 11.
[20] Op. cit. pág. 106.
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