Puentes – Sebastián Gámez Millán

Puentes – Sebastián Gámez Millán

Puentes

 

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¿Cuántas ciudades han nacido y crecido en torno a un río? Allí donde hay agua hay vida. Y allí donde encuentra un impedimento para seguir su curso, la necesidad crea una salida. Del mismo modo, allí donde hay una adversidad, la inteligencia sabe encontrar una respuesta. No sé si será por ello, pero me encantan los puentes. Por lo general, salvan un abismo y comunican dos puntos que por naturaleza eran intransitables, permitiéndonos recorrerlos y convertir lo que antes no era un lugar en un mirador privilegiado, no sólo sobre el río, también sobre la ciudad. Los ríos y los puentes embellecen las ciudades, habilitando visiones panorámicas de un lado y otro.

A lo largo de nuestros viajes hemos recorrido numerosos puentes que guardamos en la memoria: recuerdo ahora la emoción al atravesar el 25 de Abril, ese puente colgante de casi dos kilómetros de acero rojo en Lisboa que cruza el estuario del Tajo, y que se asemeja por su estructura al Golden Gate de San Francisco; el Puente Alexandre III, construido para la Exposición Universal de 1900 en París, que comunica los Campos Elíseos con los Inválidos, y que seguramente es el más elegante de los puentes que atraviesan el Sena; o el de las Artes, construido en 1803, el puente de hierro más antiguo de Francia, une por medio de una pasarela de aspecto ligero con arcos de hierro el Louvre con cinco de las Academias más importantes de la cultura francesa.

 

 

Paris – Pont Alexandre III

 

 

Paris – Pont des Arts

 

Lisboa – Ponte 25 de Abril

 

 

 

 

 

 

 

 

 

San Francisco – Golden Gate Bridge

 

Recuerdo la Tower Bridge de Londres, obra de ingeniería finalizada en 1894, que con sus dos torres en estilo victoriano se convirtió pronto en uno de los símbolos de la capital inglesa; o el moderno puente del Milenio, de Norman Foster, que une la Tate Modern, una central eléctrica reconvertida por Herzog & de Meuron en uno de los museos de arte contemporáneo más reconocidos del mundo, con la Catedral de Saint Paul, de Christopher Wren: casi imposible unir tanto talento arquitectónico en tan pocos metros; recuerdo el elegante puente de los Suspiros, de St. John´s College, en Cambridge, construido en 1831; o el puente Matemático, de 1749, el único de madera sobre el río Cam.

 

London – Tower Bridge

 

 

 

 

 

 

 

 

London – Millennium Bridge

 

London – Millennium Bridge

 

 

 

 

 

 

 

 

Cambridge – Bridge of Sighs

 

 

Cambridge – Mathematical Bridge

 

En Roma el puente más hermoso es Sant´Angelo, ordenado construir por el emperador Adriano entre los años 134 y 139, cruza el río Tíber con cinco arcadas y está cubierto de mármol travertino. Aunque ha perdido los dos ángeles que esculpió Bernini, que se encuentran en la iglesia Sant´Andrea delle Fratte, conserva su programa de diez querubines que sostienen instrumentos de la Pasión y, sobre todo, unas vistas a su alrededor que ningún otro puente de la ciudad eterna ofrece; de Florencia sin duda el más célebre y hermoso es el puente Vecchio, el único de la ciudad que no fue derrumbado durante la Segunda Guerra Mundial por orden expresa de Hitler (¿puede la belleza detener la sed de destrucción? Quizá el amor, solo el amor que brota del conocimiento). Se trata de un puente medieval con dos miradores en el centro, tiendas a su alrededor y el corredor vasariano por encima de uno de sus lados conectando el Palacio Vecchio con el Pitti.

 

Roma – Ponte Sant`Angelo

 

 

Roma – Ponte Sant`Angelo

 

 

Firenze – Ponte Vecchio

 

De los diecisiete puentes que atraviesan el Moldava en Praga, el Puente de Carlos, concluido en el siglo XV, con 516 metros de longitud y 10 de ancho y 30 esculturas, es el más cautivador. Sobre el Guadalquivir recuerdo el puente de Isabel II, más conocido popularmente como el puente de Triana, concluido en 1852 es el puente de hierro más antiguo conservado en España. Y en Ronda el puente Nuevo, de 1793, que une el casco histórico con el moderno salvando una garganta de más de 100 metros, fruto de la erosión del río Guadalevín.

 

Praha – Karolio tiltas [ček. Karlův most]

 

Praha – Karolio tiltas [ček. Karlův most]

 

Sevilla – Puente de Isabel II [de Triana]

Sevilla – Puente de Isabel II [de Triana]

 

Ronda – Puente Nuevo

Pero hoy quiero detenerme en el Puente de Brooklyn, construido entre 1867 y 1883, fue el primer puente colgante de acero del mundo, extendiéndose una milla (1,6 km.) por encima del río East, y uniendo Manhattan con Brooklyn. Sus dos arcos simétricos y de estilo gótico se elevan 84 metros sobre el río. La historia de su construcción es tan memorable como cinematográfica, o sea, norteamericana: John Roebling, el ingeniero que lo proyectó, se lesionó cuando hacía la inspección final del puente y perdió la vida poco después, el 22 de julio de 1869. Le sucedió en el puesto su hijo, Washington Roebling, que un día de 1872, mientras trabajaba bajo el agua en los cajones hidráulicos, emergió demasiado deprisa y quedó paralizado parcialmente por una apoplejía.

No obstante, continuó dirigiendo las obras desde la ventana de su casa en Brooklyn. Emily, su mujer, era la que iba y venía a dar instrucciones a los trabajadores, de los que 20 de los 600 que participaron en la obra murieron en accidentes laborales. Actualmente pasan por él muchas más personas que las que lo cruzaron el día de su inauguración: 150.000. El poeta Walt Whitman describió el puente y sus vistas como la mejor medicina que había probado su alma. Se trata del puente más icónico de New York y ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad. Conviene recorrerlo cuando cae la luz del crepúsculo y poco a poco se encienden los rascacielos y se ilumina la ciudad en la noche. Lástima que el ser humano levante tantas fronteras, y sin embargo no construya más puentes.

 

New York City – Brooklyn Bridge

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

New York City – Brooklyn Bridge

 

 

 

 

 

New York City – Brooklyn Bridge & River Café at Sunset

 

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Sebastián Gámez Millán