El universo de Sol de Diego en «Pasajeros del olvido» – Pedro García Cueto

El universo de Sol de Diego en «Pasajeros del olvido» – Pedro García Cueto

El universo de Sol de Diego en Pasajeros del olvido [1]

 

 

 

Llega el último libro de poemas de la poeta salmantina Sol de Diego con un bello prólogo de Enrique Gracia Trinidad, donde afirma la nueva labor de Sol al componer un libro bello, cuidado, esmerado, de versos que calan en nuestro interior:

“Sol de Diego sabe que la poesía es un trabajo duro; nada que ver con tanta simpleza en la que se pierden los que pretenden escribir poemas sin esfuerzo, tal como les vienen las ideas a la cabeza” (p. 9).

Y tiene razón, porque en la poesía de Sol vemos el afán por transmitir, por decir palabras bellas que nos sugieren sentimientos, que vuelan alto.

Editado por Sial ediciones, el libro es una aventura, un paisaje que vamos descubriendo, como dice en el poema “Atravieso la tierra del olvido”:

“Suspendida en la memoria del beso, / perdida en la frontera de sus caricias, / puesto a resguardo el frágil corazón / en el laberinto de los recuerdos, / vivo el prodigio de amar en silencio”.

Hay, sin duda, amor, pero también la fantasmagoría de la no presencia, del ser amado que se va, que se nos escapa de las manos, fugaz y efímero el beso, el tránsito del amor es un recorrido que acaba en los últimos versos:

“Rescato la emoción de los recuerdos, / y atravieso con ellos la tierra del olvido”.

¿Por qué el amor acaba en olvido? Esa pregunta va dando forma al libro de Sol de Diego, también hay una tristeza de fondo, que se plasma en el poema “Espectadores del destino”, cuando dice:

“Observo el caminar sin rumbo / de los hombres, navegando / en la niebla y la tristeza”.

La fama, los aplausos no son nada en realidad, todo queda en bruma, en niebla, Sol de Diego sabe que la fama es efímera, que esconde sombras, astillas que horadan el camino.

Y la metáfora del tren en “Vagones separados”, porque el viaje en tren es también romántico, pero esconde soledad, nos lleva la poeta salmantina  a aquellos tiempos de trenes y de seres elegantes, como si retornara Anna Karénina de Tolstoi, aquella mujer muerta en las vías que sirvió al escritor para escribir tan famoso libro. Y en “Tren de aventura” el deseo romántico del encuentro, porque el viaje en tren es una ruptura, es una fuga hacia la felicidad o hacia la desdicha:

“Miro de vez en cuando en el andén, / esperando encontrar / al viajero que quiera acompañarme / a la estación definitiva”.

Pero esa búsqueda es infructuosa, la mujer del poema no encuentra ese ser que la complete, que la haga enteramente suya, siempre hay una desdicha final, la tristeza de verse solo mirando la ventana y el paisaje que el tren va cincelando.

En “Callada como estatua”, la mujer se ve en ese vacío de lo inerte, ser que ama por dentro pero que lleva por fuera un cuerpo que no se mueve, estatua del tiempo, mujer que ansía el beso, el placer de la caricia, el tacto de un cuerpo amado:

“Callada como estatua / miro hacia el horizonte, / sin palabras ni gestos / ni pedir nada a cambio, / aguardo, inútilmente, / un golpe de fortuna, / pero el Amor es ciego / y sordo a las plegarias”.

Ese concepto del “Amor” en mayúsculas, vive en el libro, respira, el libro de Sol se nutre de su influjo, para la poeta la sombra siempre acompaña al deseo, el ímpetu siempre se encuentra con una barrera, algo que impide la realización y la consumación de dos cuerpos en acto de entrega y amor.

En “Compañeros de vida” vuelve la idea del viaje, viajamos con amigos, seres queridos, el “Homo viator” está presente siempre en el libro, pero aquí en femenino, en cada poema respira el deseo de fuga, de ir a alguna parte donde se complete la dicha con un ser amado.

Pero vive en el libro el desengaño, ese dolor que cala dentro, la mujer despechada por el hombre que ya ha roto todas las fronteras de la piel, el tacto, que ha dejado un abismo entre dos cuerpos, una fractura ya irremediable como dice en el poema “Rumbo hacia la nada”:

“He roto todas las fotografías. / Y las cartas de amor que me enviaste; / en realidad, tan sólo, misivas del engaño”.

Vive en el poema de nuevo la fuga, el coger un avión y escapar, una maleta con recuerdos y heridas, logrando que nos llene la emoción que deja la poeta en cada momento.

En “Borrachera del éxito” de nuevo el triunfo de la nada, como dice Sol: “Tener todo es la nada. / La resaca del triunfo / en la copa vacía”.

Toda ilusión se desvanece, toda gloria es humo en realidad, en el poema dedicado a David Domínguez “Sueño traicionado” nos dice:

“Furtivo fue el amor quien me mataba / por otro amor que me arrancó del sueño. / ¿Quién me avisó, / quién dio ese grito? / Fue la traición… / mientras descansaba.”

Sol de Diego habla del viaje, del no regreso, de las emociones, del amor traicionado, de la soledad, de la gloria que no conduce a nada, solo vacío, el libro es un pentagrama de deseos que obtienen solo un dolor interior, una huella imborrable que ha dejado su cuerpo en la arena.

También es muy bello el poema donde conjuga la pintura y la poesía: “Cuadros pintados de emociones”, dedicado a Miguel Elías, esa conjunción lienzo-poemas nos emociona, parece que vemos la mano del pintor como si fuese la de la poeta, ambos en sintonía, creando arte:

“Son poemas pintados de emociones, / que estremecen el paisaje del alma / con tus mágicas manos, /estados de ánimo universales, / dejando el corazón apasionado / en la plenitud de lo más profundo / sobre el lienzo secreto del latido”.

Hay mucho latido en el libro, mucho sentimiento, mucho desamor, pero también una fe secreta hacia una alborada, una luz que extinga la sombra poderosa que se apoderado de la mujer poeta, doliente y sensitiva ante la soledad del mundo.

Sol de Diego consigue con este libro la emoción de una mujer que quiere completarse con otro ser, la nostalgia de un tiempo de felicidad envuelto el libro en el eterno viaje que nos salve de la sombra que nos inunda cada día, sin duda, un bello libro de Sol de Diego.

 

Pedro García Cueto

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Nota

  1. Sol de Diego. Pasajeros del olvido. Prólogo de Enrique Gracia Trinidad. Editorial Sial Pigmalión [Colección Fugger], Madrid, 2015. ISBN: 978-84-157-4658-4

 

Categories: Crítica Literaria