Antonia Pozzi. Una ventana en medio de las nubes – I – Virginia Fernández Collado

Antonia Pozzi. Una ventana en medio de las nubes – I – Virginia Fernández Collado

Antonia Pozzi. Una ventana en medio de las nubes – I

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Antonia Pozzi [13 de Febrero de 1912 – 3 de Diciembre de 1938]

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Antonia Pozzi. Una ventana en medio de las nubes – I

Hay dos maneras de entender este libro: se puede leer como el diario de un alma y se puede leer como un libro de poesía.

Eugenio Montale sobre Parole de Antonia Pozzi (1945)

Vida

Antonia Pozzi nació en 1912 en Milán. Un mediodía del mes de diciembre de 1938, cuando contaba con veintiséis años, salió del colegio donde impartía clases de literatura y se dirigió a la abadía de Chiaravalle donde tomó una sobredosis de barbitúricos y así esperó a la muerte (Macarena Balagué y Gabriel Galdirola, 2019). Su familia nunca reconoció su suicidio, alegando que murió por neumonía. Era hija de una condesa, Lina Cavagna Sangiuliani di Gualdana y un abogado de la alta sociedad milanesa, Roberto Pozzi. Se educó en estudio de lenguas modernas y clásicas, escultura, equitación, pintura y música. Estudió filología y además de poeta, fue considerada una excelente fotógrafa. Hizo su tesis en 1935 sobre Gustave Flaubert. En su círculo de amigos estaba el poeta Vittorio Sereni y otros escritores de su generación. Su padre, quizás sintiéndose culpable por haberse negado a la relación que su hija había mantenido con su profesor de clásicos en la escuela Manzoni, Antonio María Cervi, publica su obra póstuma después de hacer una purga, incluso una corrección de los poemas que según él eran considerados indignos de una noble familia como la suya. Publicaciones posteriores devolvieron los textos a su versión original.

Poesía

Pozzi dejó a su muerte alrededor de trescientos poemas conservados en tres cuadernos. Su obra fue editada póstumamente por su padre bajo el nombre de Parole, en el sello de Mondadori en 1939. La tercera edición lleva un prólogo del Premio Nobel italiano, Eugenio Montale. Destacó el deseo de Pozzi de reducir al mínimo el peso de las palabras, nos dice (1 de diciembre de 1945):

Alma de excepcional pureza y sensibilidad, que no pudo soportar el peso de la vida, Antonia Pozzi requiere una lectura que haga vivir en nosotros los progresos que ella sostenía y que no expresaba sino en porciones; y si su diario nos ayuda a penetrar en aquella alma, ninguna reducción, que aísle versos y destellos de poesía, nos podrá dar una imagen parcial y diminutiva de ella. Técnicamente su lírica deriva del verslibrisme de principios de siglo y de ciertas lecturas de Ungaretti.

A su vez, Ungaretti, ahondando en el mismo sentido, escribió que la poesía de Antonia Pozzi “tiende a quemar las sílabas en el espacio de la página” (Eugenio Montale, 1945). Antonia Pozzi es considerada una de las más brillantes poetas italianas del siglo XX y alrededor de su obra hay numerosas publicaciones.

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Antonia Pozzi

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En su obra poética se siente una intensidad naciente como un río que se desborda. Sus poemas están llenos de paisajes, laderas, cumbres, líquenes y ríos donde trata de atrapar lo místico y lo infinito, siempre con un halo de tristeza y melancolía, que da paso a un abismo que se abre bajo sus pies llevándola a la inevitable muerte. En el poema Nostalgia dice “Hay una ventana en medio de las nubes…/Allí está tu madre/-lo sabes-/tu madre con cara tendida esperando a tu cara”. En el poema Río dice: “oh mi alma/en la soledad elegida/para que entre viviente/en su ataúd” Pozzi se puede encuadrar en la tradición de algunas grandes poetas que interrumpen su existencia. Así ocurre, en el caso de Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Silvia Plath o Alejandra Pizarnik, cada una, como dijo Elías Canneti (2014: 28), “Anhela las sirenas: como si la muerte se superara sólo anunciándola en voz suficientemente alta”.

La traducción que aquí presento la he realizado desde los poemas en italiano que aparecen en Palabras, versión de Carlos Vitale (2020).

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Antonia Pozzi recogiendo unas flores silvestres.

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Distacco

Tu, partita.
Senza desiderare la parola
che avevo in cuore e che non seppi dire.
Nel vano della porta, il nostro bacio
(lieve, ché ti eri appena incipriata)
quasi spaccato in due da un gran barbaglio
di luce, che veniva dalle scale.
Io rimasta
lungamente al mio tavolo, dinnanzi
a un Vecchio ritrattino della mamma,
specchiando fissamente dentro il vostro
i miei occhi febbrili, inariditi (2020:14)

Milano, 9 maggio 1929

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Desapego [1]

Tú te fuiste.
Sin desear la palabra
que tenía en mi corazón y que no sabría decir.
En la puerta, nuestro beso
(ligero, porque te acabas de empolvar)
casi partido en dos por un gran resplandor
de luz, que venía de las escaleras.
Yo me quedé
mucho tiempo en mi mesa, de frente
a un viejo retrato de mamá,
reflejándose mis ojos fijamente en los tuyos
febriles y resecos.

Milán, 9 de mayo de 1929

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Giacere

Ora l´annientamento blando
di nuotare riversa,
col sole in viso
il cervello penetrato di rosso
traverso le palpebre chiuse-.
Stasera, sopra it letto, nella stessa postura,
il candore trasognato
di bere,
con le pupille larghe,

l´anima bianca della notte (2020: 18)

Santa Margherita, 19 giugno 1929

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Descansar [2]

Ahora la aniquilación suave
de nadar hacia atrás,
con el sol en la cara
– el cerebro penetrado con rojo
a través de los párpados cerrados -.
Esta noche, en la cama, en la misma postura,
la franqueza soñadora
de beber,
con las pupilas anchas,
el alma blanca de la noche.

Santa Margarita, 19 de junio de 1929

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Innocenza

Sotto tanto sole
nella barca ristretta
il brivido
di sentire contro le mie ginocchia
la nudità pura d´un fanciullo
e l´ebbro strazio di covare nel sangue
quello che´egli non sa (2020:20)

Santa Margherita, 28 giugno 1929

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Inocencia [3]

Bajo mucho sol
en la diminuta barca
la emoción
de sentir contra mis rodillas
la pura desnudez de un niño
y la agonía ebria de albergar en la sangre
lo que él no sabe.

Santa Margarita, 28 de junio de 1929

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Sera d´aprile

Batte la luna soavemente
di là dai vetri
sul mio vaso de primule:
senza vederla la penso
come una grande primula anch´essa,
stupita,
sola,
nel prato azzurro del cielo (2020: 26)

Milano, 1 aprile 1931

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Tarde de abril [4]

Golpea la luna suavemente
más allá de las ventanas
en mi maceta de prímulas:
sin verlo, creo
como una gran primavera también,
conmocionada,
sola,
en la pradera azul del cielo.

Milán, 1 de abril de 1931

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Virginia Fernández Collado

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Notas

[1] Otra versión de este poema aparece en (2020: 15)

[2] Ibid., p.19

[3] Ibid., p. 21

[4] Ibid., p.27

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