El autógrafo de Almudena – Antonio Villalba Moreno

El autógrafo de Almudena – Antonio Villalba Moreno

El autógrafo de Almudena

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El autógrafo de Almudena

Pertenezco a un Club de Lectura desde hace un lustro. Un grupo variopinto, original y entrañable. Unos auténticos frikis según palabras de uno de los integrantes, mi hermano, el que más. Busco el significado en la RAE y en su tercera acepción aparece “persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición”. Pues sí, todavía somos de los que leemos novelas, la mayoría, además, en papel. Voy a tener que darle la razón a José Carlos.

Lógicamente, como cualquier colectivo que se precie, tenemos nuestro grupo de whatsapp, nadie nos tomaría en serio sin él. Hay una norma no escrita según la cual lo utilizamos para temas relacionadas con nuestro Club: próximos libros a debatir, fechas en las que hacerlo o noticas culturales. El último sábado de noviembre Ángel, nuestro maestro jubilado, nos comunicó el fallecimiento de Almudena Grandes.

Tengo que confesar que, aun sabiendo que estaba muy enferma, me sorprendió y me entristeció bastante. No en vano es una de mis escritoras de cabecera. Desde aquella novela erótica que ganó el premio de La Sonrisa Vertical hasta su último artículo en El País Semanal el domingo anterior a su adiós no he dejado de leerla.

El día siguiente a su muerte estuve ojeando reseñas sobre Almudena: sobre su obra y sobre su persona. Opiniones de amigos, críticos literarios y colegas. Auténticas maravillas de autores que la querían, que habían compartido con ella veladas, veranos, comidas. Las redes sociales se llenaron de pésames, de tuits, de comentarios de sus lectores, de sus vecinos. Políticos, escritores y músicos asistieron a su entierro para acompañar a los familiares. Era una mujer comprometida y una escritora magnífica que se ha ido demasiado pronto y nos ha dejado con un sentimiento de orfandad a sus seguidores.

Casi dos semanas después de su fallecimiento, escribo unas líneas sobre ella, un homenaje de uno de sus múltiples incondicionales y no sé cómo plantearlo. En estos días han sido muchas las alabanzas, algunas con una sensibilidad enorme, obituarios dignos de enmarcar. No sabía cómo agradecerle esas horas de lectura de sus obras, esas tramas emocionantes que hacían abandonarme en su ficción. Entonces recordé la tarde que me la encontré en una calle de Madrid hace 23 años. Paseaba con su marido y su hija pequeña, ella miraba un escaparate y yo me atreví a saludarle y a comentarle que esa era la niña que nombraba en sus últimos artículos semanales. Ella me sonrió y estuvimos charlando unos minutos. Me atreví a pedirle un autógrafo, todavía se estilaban, cuando aún no había llegado la moda de los selfies con los móviles. Me escribió unas palabras en un folleto de una de las exposiciones a las que había asistido. Salí encantado.

Sabía que lo había guardado. Tras una investigación exhaustiva di con él. Estaba en el álbum de fotos de aquella escapada a la capital del puente de noviembre de 1998. Ahora sí, saqué mi móvil e hice una foto a la dedicatoria: “Para Antonio, con un beso”. Diligente lo colgué en Mi Estado de Whatsapp. Recibí comentarios de amigos, algunos hacía tiempo que no sabía de ellos: “¡Qué joya tienes!” “Me sumo a la tristeza por la huida de una de mis grandes escritoras” “Me gustaba su lucidez mental y forma de pensar”…

Les digo a alguno de mis contactos que gracias a Almudena hemos charlado un poco después de una larga temporada. Pepi, jugando con su apellido me escribe que era grande hasta para eso. Yo contesto con palabras cariñosas y una carita sonriente y, como buen friki de la lectura, busco una cita en una de sus más icónicas novelas. Encuentro subrayado en El Corazón helado: “La alegría no tiene precio. No existe trabajo, ni esfuerzo, ni culpa, ni problemas, ni pleitos, ni siquera errores que no merezca la pena afrontar cuando la meta, al fin, es alegría”.

Y termino de esta forma: apelando a esa meta, a buscar la alegría en las páginas de las novelas que siempre quedarán con nosotros. Antes de acabar tengo dos dudas: la primera es encontrar la opción para nuestra próxima sesión del Club de Lectura, por supuesto una obra de Almudena Grandes. La segunda, buscar nombre a este artículo. ¡Lo tengo!

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Antonio Villalba Moreno

Categories: Literatura

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