«¿El actual rey de Francia es calvo? Poemas, imágenes, prosas y panfletos», de Rafael Guardiola Iranzo – Una reseña de Javier Sádaba / Prólogo de Tomás García

«¿El actual rey de Francia es calvo? Poemas, imágenes, prosas y panfletos», de Rafael Guardiola Iranzo – Una reseña de Javier Sádaba / Prólogo de Tomás García

¿El actual rey de Francia es calvo? Poemas, imágenes, prosas y panfletos, de Rafael Guardiola Iranzo [Reseña]

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¿El actual rey de Francia es calvo? Poemas, imágenes, prosas y panfletos, de Rafael Guardiola Iranzo

El libro de Rafael Guardiola, filósofo de profesión, de vocación y de alta divulgación, es un buen retrato de su persona. Atento a los latidos del mundo y con el oído siempre pegado a la academia. Como indica en el Prólogo Tomás García, se da una combinación, que no mezcla, de varias materias. Yo añadiría que hay un abrazo entre el filosofar y la literatura y, sobre todo, entre la actividad filosófica y el arte. Para ser más exacto, la estética. Rafael Guardiola es un esteta y todo lo ve desde la perspectiva de lo bello, cuando no de lo sublime. Hay un contenido propio de la «filosofía perenne». Esos contenidos van desde la siempre incitante cotidianidad, como cuando escribe acerca de la sonrisa o de ser princesa, y esto último, no nos confundamos, dicho de modo metafórico.

El estilo es ágil y si peca de barroco, es por sus incursiones culturales y las muchas referencias a lo mucho que intelectualmente ha acumulado. El título del libro también forma parte del retrato de Rafael Guardiola. Bertrand Russell no le es en modo alguno lejano. Comparten la ironía, la mundanidad, más en tierra que los vuelos nubosos de Heidegger, y la estima por la lógica. Sé bien cómo se ha enfrentado y gozado con la teoría de los tipos o la de las descripciones. Y lo sé porque fue mi alumno hace años. Ahora es mi amigo y espero que sea mi maestro, si desarrolla lo que dice, entre otras cosas, sobre el dudoso, intrigante y oscuro paradigma político de nuestro tiempo. El autor se describe como libertino y libertario. Me gustaría que fuera libertario a tiempo completo. Y que esto se reflejara en su próximo libro. De momento, el lector tiene en sus manos este libro, y en su cabeza y corazón, a Rafael Guardiola.

Javier Sádaba

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¿El actual rey de Francia es calvo? Poemas, imágenes, prosas y panfletos.

Prólogo

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, amalgama es, en su primera acepción, una ‟unión o mezcla de cosas de naturaleza contraria o distinta”, palabra que, procediendo etimológicamente, al parecer, del latín tardío o medieval, y a su través, del árabe, significaría originalmente ‟aleación de mercurio y otros metales”. Una ‟mixtura”, en cualquier caso; una mezcla, juntura o incorporación de varias cosas, tal y como nos recuerda una vez más la RAE, que, si la empleáramos con fines médicos, se convertiría en una poción compuesta de varios ingredientes. Y si es con fines médicos, es de suponer que con efectos terapéuticos, saludables. Por otra parte, no habría que olvidar que, de acuerdo con la teoría alquímica del célebre sabio renacentista suizo Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como ‟Paracelso”, el mercurio constituye uno de los tria prima de todas las cosas, junto al azufre y a la sal, siendo estos tres principios últimos, en orden inverso, el cuerpo, el alma y el espíritu de las distintas substancias que pueblan el universo. Y dado que el mercurio, desde un punto de vista alquímico, no sólo es principio de fusibilidad, sino, también, de volatilidad, podría encontrarse ahí, tal vez, una de las razones del cabello volado de la cabeza del actual rey de Francia.

O el actual rey de Francia es un alquimista no especialmente experto, o Rafael Guardiola Iranzo es un avatar de Paracelso. Aunque yo me inclino más por la relación inversa, es decir, por que Paracelso sea, en realidad, uno de los avatares de Rafael Guardiola Iranzo. En cualquier caso, el monarca francés parece quedar preso en la red de un silogismo disyuntivo.

Fino amalgamador, Rafael Guardiola Iranzo, sabe extraer siempre de los metales con los que trabaja los elementos más puros con los que componer sus preciosas aleaciones, esas ‟cosas” delicadas y pulidas que nos ofrece y con que nos sorprende, artefactos formados de hilos de oro y plata, unidos y soldados con suma perfección; es decir, con amor, humor y precisa lógica. Y ‟con el calor que proporcionan la amistad y el amor o la visión de lo que acaece sub specie aeternitatis, con una especie de conjuro que nos fija al presente de modo inteligente y desinteresado”, como él mismo anota en la Presentación de este libro, no se guarda para sí esa mezcla heterogénea de cosas singulares, que en cada destello particular hacen que el todo, si bien fragmentariamente, brille especularmente, sino que desea ofrecerla y compartirla. En esto no hace sino seguir al maestro Cicerón, que, como observa en su De Amicitia [1], ‟si alguien hubiese subido al cielo y hubiese contemplado la naturaleza del mundo y la hermosura de los astros, aquella admiración sería para él desagradable; esta habría sido para él agradabilísima, si hubiera tenido a alguien al que contarlo”.

Palabras que encontrarían eco, unos cuantos siglos más tarde, en algunas glosas de Michel Eyquem, Seigneur de Montaigne, quien afirma ‟ [353] Nul plaisir n’a goust pour moy sans communication. Il ne me vient pas seulement une gaillarde pensée en l’ame qu’il ne me fache de l’avoir produite seul, et n’ayant à qui l’offrir. Si cum hac exceptione detur sapientia ut illam inclusam teneam nec enuntiem, rejiciam [1312]. [2] L’autre l’avoit monté d’un ton au dessus. Si contigerit ea vita sapienti ut, omnium rerum affluentibus copiis, quamvis omnia quae cognitione digna sunt summo otio secum ipse consideret et contempletur, tamen si solitudo tanta sit ut hominem videre non possit, excedat e vita [1313]. [3] L’opinion d’Architas m’agrée, qu’il seroit desplaisant au ciel mesme et à se promener dans ces grands et divins corps celestes sans l’assistance d’un compaignon.” [4]

Efectivamente, y ese ‟compaignon” al que relatar todo aquello que tenga que ver con lo humano y lo divino y, por ello mismo, con el que compartirlo, con el que inventar un locus amoenus común, somos todos nosotros, lectores y escuchadores, que asistimos como cómplices ‟voyeurs” al despliegue de naturalia, artificialia, scientifica y exotica en forma de poemas, imágenes y prosa poética, bajo la rúbrica general de Ut Pictura Poësis, de menudos relatos [La obsesión de Quirón], de aforismos [Selección de perlas], y de breves ensayos de inteligente interrogación entre la tensión y la elasticidad [Epílogo] que esta Wunderkammer, este cuarto de las maravillas o gabinete de curiosidades que resulta ser el presente libro nos permite contemplar.

Un libro -como el propio autor nos recuerda en la primera línea de su Presentación– de ‟aluvión” y que trata sobre la música y la memoria. Pero, ¿podría ser de otro modo, configurándose la memoria con los sedimentos que la corriente del tiempo va arrastrando y depositando aquí y allá? Y ¿la música? Si, de acuerdo con Platón, el tiempo es la imagen móvil de la eternidad [5], ¿no podría ser la música el eterno surgimiento del tiempo, el silencioso permanente acaecer del Acontecimiento? la música no significa nada, y por ello mismo, a lo mejor, lo significa todo. No nos dejemos atrapar, no obstante, por la fácil trampa de la red tejida a base de lítotes, retruécanos y quiasmos  de nuestras propias elucubraciones. Se trata de un libro, dice su autor, que traza un ‟itinerario sinuoso que serpentea” y expuesto y propuesto no como un libro serio, sino como un artefacto escrito y encadenado por ‟si acaso”. Pero, ¿acaso hay algo más serio que esa locución adverbial? ¿Acaso hay algo más serio que un adverbio?

Al parecer, de tanto leer los ‟textículos” de Rafael Guardiola Iranzo -y de disfrutar con ello-  me están saliendo las plumas oulipianas [6] y se me están cayendo – ¡por fin! – las muelas del juicio.

Nadie ha explicado mejor lo que es un chiste que Kant, y nadie ha explicado mejor la significación de lo cómico que Bergson. Y el insigne Dr. Freud nos ha enseñado… ¡ay, todo lo que nos ha enseñado! Pues bien, el presente libro -artefacto o submarino intergaláctico- es, así lo pienso, una de las mejores síntesis sinestésicas de la silogística aristotélica en la traducción de Mark Twain. Una síntesis hilvanada con amor, humor y rigurosa lógica.

‟Gracias al inmenso poder de la risa y de los más preclaros productos del pensamiento científico y filosófico – afirma el autor en el último párrafo de su Presentación– he dejado de reptar, no pocas veces, esclavizado por la amígdala cerebral, nadando torpemente en el mar de las emociones. Y he sentido, como en un encantamiento, el calor púrpura del amor y la amistad, alumbrándome con sus velas y candelabros y protegiéndome bajo su manto, el manto del sentido común y el buen vivir, como si pudiera refugiarme en el corazón de una preciosa muñeca rusa.”

Una invitación al buen vivir, al auténtico sentido común – entre ‟el purismo del cínico y el ascetismo del anacoreta[7], es lo que Rafael Guardiola Iranzo nos ofrece en el invisible manual de instrucciones de esta caja de herramientas, de este extraordinario caleidoscopio en el que, como quería Kandinsky, ‟el amarillo suena como una trompeta” y ‟el violeta se parece al sonido del corno inglés” . Una invitación que, a diferencia de lo que no pueden ofrecer esas dos actitudes anteriormente mencionadas, porque abandonadas de las Gracias -nos recuerda Kant- [8] , puede y, de hecho, así hace, reclamar humanidad.

Codo con codo – como simple y fundamental instrucción de vida,- se nos insta en este libro, a arrancar las malas hierbas del campo de aguacates y a aprender, junto a su autor, a reparar los engranajes del mundo, a aventar la hojarasca y a crear cosas nuevas. Con ello es probable que no resolvamos el enigma del que adolece el actual rey de Francia, pero sí lo es, me parece, que, como niños jugando en la arena de una playa, contribuyamos a hacer de este mundo el mejor de los posibles.

Tomás García

Septiembre de 2022

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Nota

Rafael Guardiola Iranzo. ¿El actual rey de Francia es calvo? Poemas, imágenes, prosas y panfletos. Ediciones Algorfa, Marbella – Málaga, 2022. ISBN: 978-84-12-63443-3 .

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Notas al Prólogo

[1] 88 Verum ergo illud est, quod a Tarentino Archyta, ut opinor, dici solitum nostros senes commemorare audivi ab aliis senibus auditum: «si quis in caelum ascendisset naturamque mundi et pulchritudinem siderum perspexisset, insuavem illam admirationem ei fore; quae iucundissima fuisset, si aliquem, cui narraret, habuisset.» Sic natura solitarium nihil amat semperque ad aliquod tamquam adminiculum adnititur; quod in amicissimo quoque dulcissimum est.

Así pues, es verdadero aquello que, acostumbrado a decir, según creo, por Arquitas de Tarento, oí a nuestros ancianos recordarlo como oído de otros ancianos: «si alguien hubiese subido al cielo y hubiese contemplado la naturaleza del mundo y la hermosura de los astros, aquella admiración sería para él desagradable; esta habría sido para él agradabilísima, si hubiera tenido a alguien al que contarlo.» Así la naturaleza nada ama al solitario y siempre se apoya como en algún adminículo; éste es, incluso, dulcísimo en alguien muy amigo.

Cicerón,  De Amicitia, 23.

[2] 1312 – Si la sapiencia me ofrecieran a condición de tenerla guardada, sin poder comunicársela a nadie, la desecharía. Séneca, Epíst. 6.   

[3] 1313 – Suponed al sabio abundantemente provisto de todas las cosas necesarias, dueño de contemplar y estudiar a su albedrío cuanto es digno de ser conocido, mas de soledad tan grande rodeado que con nadie se relacione, y al punto solicitará el abandono de la vida. Cicerón, De Offic., I, 43.

[4] Michel de Montaigne, Essais, Livre III – Chapitre IX  De la Vanité [435v].

[5] Platón, Timeo, 37d.

[6] En referencia a OuLiPo, acrónimo de «Ouvroir de littérature potentielle».

[7] Immanuel Kant, Anthropologie in pragmatischer Hinsicht, Drittes Buch, Von dem höchsten moralisch-physischen Gut, 277.

[8] Ibid.

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