Un gesto de pensamiento – «Henri Bergson. Segni di vita», de Federico Leoni – Tomás García

Un gesto de pensamiento – Henri Bergson. Segni di vita, de Federico Leoni
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Un gesto de pensamiento – Henri Bergson. Segni di vita, de Federico Leoni
A Federico Leoni, con stima e affetto
Aparecido en Septiembre de 2021 en la colección Eredi de Feltrinelli Editore, Henri Bergson. Segni di vita, es el penúltimo ensayo de Federico Leoni, siendo L’immagine-scatola [1], un breve ensayo acerca del trabajo artístico de Joseph Cornell, Masahi Echigo y Robin Meier, su último libro publicado hasta la fecha.
A Henri Bergson. Segni di vita llegué desde L’inappropriabile. Figure del limite in Kant, del propio Leoni, trabajo que leo y releo con bastante frecuencia y del que no dejo de aprender, en cada inmersión, algo nuevo, algo que, tal vez, había pasado inadvertido en una anterior lectura. A ese espléndido ensayo acerca de esos lugares problemáticos del pensamiento de Kant, lugares en los que, como el subtítulo del libro dice, el límite deja figurarse, aparece problemáticamente, conflictivamente, paradójicamente, como figura, como algún tipo de figura irrepresentable, o, a veces, más bien, de contra-figura, como una tensión, un temblor, una oscilación, una sacudida, algo no totalmente gobernable por el discurso filosófico ‟convencional” [incluido el del propio Kant], lugares que no dejan de ‟solicitar” nuestra debida atención [si queremos pensar de verdad, si queremos hacer trabajar al pensamiento…] había llegado desde otro espléndido ensayo, el de Tommaso Tuppini, Kant. Sensazione, realtà, intensità [2], uno de los más serios y rigurosos análisis del conjunto de las difíciles cuestiones planteadas por Kant en el capítulo de la Kritik der reinen Vernunft dedicado a las Antizipationen der Wahrnehmung con los que yo me haya cruzado.
En realidad, las cosas suelen funcionar así. Al menos, en mi caso. Las lecturas, y su efecto de subsiguientes lecturas cruzadas, del que uno no es siempre consciente, van tejiendo una red de referencias que, al final [si hubiera semejante cosa, un final], resultarían ir siendo inscripciones, visibles algunas, imperceptibles las más, cuyo trazado, cuyo trazarse, dejarían dibujar un mapa, un mapa, no obstante, nunca definitivamente hecho, que nunca termina de hacerse, que se traza y re-traza constantemente y que, en el límite, al límite, coincidiría sin coincidir con su propio territorio; inventaría, más bien, el impropiamente propio territorio del que él sería su representación: el tema como una variación más, por decirlo en términos musicales.
Se trate de Kant o, como en el caso que me ocupa ahora, de Bergson, no importa, o tiene una importancia relativa. ‟Kant” puede ser tanto tema cuanto variación, y lo mismo ocurre con ‟Bergson” o con el pensamiento de cualquier otro pensador al que uno deba, quiera, enfrentarse. Como acabo de escribir, las líneas trazadas, cruzadas, que se cruzan, esas lecturas, esos análisis, todo ese conjunto de miradas, de reflexiones, en su trabajo de Erörterung, no sólo de elucidación [y aquí ya emerge un viejo problema filosófico: el de la luz, el de la metafísica de la luz y cuanto lleva imantado consigo], sino, más bien, de localización, no en el sentido de descubrir, de hallar, un lugar ya prestablecido, sino en el de inventarlo, en el de producir su pro-veniencia, su an-árquica procedencia, todo ello, digo, es la cartografía de su propio cartografiarse, cada vez de un modo distinto, cada vez re-pidiendo, repitiendo lo mismo. Repetición y diferencia. Un gesto. El gesto que, tal vez, sólo la música puede realizar cumplidamente en su necesario fracaso.[3]
No obstante, en Henri Bergson. Segni di vita Federico Leoni también efectúa un gesto, un gesto de pensamiento, pero también de vida, si lo que se tiene entre manos aquí es el pensamiento de la vida y la vida del pensamiento. En esa conjunción, en la ‟y”, se anudan sin anularse [4] vida y pensamiento, pensamiento y vida.[5] Ese gesto es un ejercicio de reflexión, es fare filosofia en el sentido en que ello se cumple en y por Bergson, si esto ‟significa anzitutto invertire questo movimento. Risalire dagli isservabili, dalle entità già pensate, dal problema così come è stato organizzato da qualcun altro, al momento in cui quelle decisioni venivano prese, e potevano esser prese in altra direzione, raggruppando in tutt’altro modo gli elementi del campo, rendendo evidenti tutt’altre evidenzie, imponendo come ovvie tutt’altre ovvietà, e dimenticando nel limbo dell’impensato tutt’altre possibilità.”[6]
Es decir, desmontar el modo en el que el pensamiento que había ya pensado el problema lo había montado. Volver a montarlo según otros re-agrupamientos, según otros cluster, según otras simetrías y oposiciones, según otras líneas de articulación y recorrido. De ahí la importancia de la Erörterung: ‟[…] bisogna trovarlo [il problema], smontando e rimontando il vecchio problema in un altro problema, costruire un diagramma tutto nuovo, che comporta un set di soluzioni anch’esse tutte nuove, in un certo senso inscritte nel problema stesso.”
La cartografía de su impropiamente propio, siempre el mismo [pero no idéntico] cartografiarse de una ‟Inscrizione che andrà lentamente esplicandosi nella varietà di percorsi possibili all’interno di quel problema, ogni soluzione essendo, più che una via d’uscita dal problema, un movimento tutto interno allo spazio del problema, e più esattamente un movimento del problema all’interno di se stesso. El problema percorre e ripercorre rl proprio spazio andando a fondo in se stesso, ogni volta in una diversa direzione.” Repetición y diferencia. Tema y variación. ¿Ritmo? Ritmos…
Pero, ¿por qué Henri Bergson? ¿Por qué ahora ese retorno a Bergson? Como si se tratase del típico Mcguffin del cine de Hitchcock, Federico Leoni comienza hablando de una fotografía: ‟Una vecchia fotografia in bianco e nero ci mostra…” La fotografía está fechada en 1914 y lo que nos muestra es un grupo de asistentes a una de las sesiones de los cursos que Bergson impartía, por aquel entonces, en el Collège de France. ‟All’epoca -afirma Leoni- Bergson era una star”. El discurso de Bergson debía de tener algo de ‟calmo, limpido, panoramico. Trasmette sempre una specie di dominio assoluto della materia.” No obstante, eso no bastaría para justificar un ejercicio de reflexión sobre Bergson, sobre su propio ejercicio de reflexión. El asunto no es, como no podría ser de otro modo, un tema de luces y de brillos, de mera reflexión óptica que podría tener determinados ‟efectos culturales” [el ser una ‟estrella”, por ejemplo…][7]. No, el asunto es la distancia, una distancia. No la simple distancia entre épocas y culturas, sino aquella ‟che separa, che mette di un lato il pensiero che sta pensando, che sta costruendo i termini di un problema, che sta organizzando un quadro problemático, che sta decidendo che sulla scacchiera giocheranno certe entità, certe variabili degne d’interesse, mentre altre variabili interesseranno meno, o non risulteranno neppure visibili, al limite neppure propriamente esistenti; e dal altro lato il pensiero che ha già pensato, che ha già stabilito tutto questo, e che ora si ritrova davanti quelle entità, quelle variabili, come se la natura delle cose fosse quella da loro descritta, como se il problema fosse ovviamente articolato in quei termini.”
Por ello, y porque eso es lo que Bergson ha hecho durante toda su vida – ‟forse [come] nessuno nel Novecento”- esto es, alcanzar el punto ‟in cui un certo campo problematico era stato disegnato, nascondendo il movimento della sua costruzione dietro l’evidenzia della costruzione ormai realizzata”[8], para reconstruir, mejor, para ‟veder sorgere un’altra costruzione, di far spazio all’insorgenza di un altro tracciato, di assistere a quel tracciato che già si sta facendo sotto i nostri occhi”[9] es por lo que, ahora, Bergson podía volver, podría retornar, si es que ha llegado a estar fuera alguna vez [porque lo contrario podría ser probado por su fecunda herencia filosófica, ‟un’eredità di Bergson vistosissima, nel Novecento francese e non solo francese.”[10].
Una distancia, decía, no una simple distancia entre épocas y culturas, sino un intervalo, no entre un pasado y un presente, sino ‟tra il disegno di un campo che va tratteggiandosi, e un tratto che ha fatto il suo corso, e che ha lasciato sul terreno i suoi risultati, che si è cancellato nelle traccie del suo passaggio e nell’evidenzia di un tracciato ormai installatosi sulle nostre mappe.” Es por ello por lo que el pensamiento ‟ha qualcosa di incolto, ignorante, selvatico, persino qualcosa di ottuso, idiota.” En el caso del ejercicio de pensamiento de Bergson, todo ello se hace, se va haciendo, de acuerdo con una geometría [¿una geo-política?] de la cual, nos recuerda Federico Leoni, ‟non abbiamo ancora preso le misure, forse di cui lui stesso non immagina gli esiti più lontani.” Algo que, por otra parte, podría ser afirmado de cualquier otro gran pensador, como el propio Leoni, atendiendo otra voces, otros ámbitos, ha mostrado y explorado perfectamente en sus otros ensayos.[11]
‟Nessuna enunciazione filosofica novecentesca -escribe Leoni a propósito del pensamiento de Bergson – è stata così enigmatica, cangiante, imprendibile.”[12]
En el percorso que representa Henri Bergson. Segni di vita, su autor va intentando realizar el mismo movimiento de pensamiento que es objeto de análisis, re-construyendo o, mejor, asistiendo al surgimiento de otra construcción, habilitando el espacio para la in-surgencia de otro trazado, de otra línea de lectura, de interpretación, que virtualmente va dibujándose en su vecindad, en el área del campo abierto por aquella. Una operación que, como el propio Bergson observa en su Introduction à la métaphysique, ‟consiste à invertir la direction habituelle du travail de la pensée”[13].
Una operación que se movería entre la intervención quirúrgica, la investigación detectivesca y la exploración de nuevos mundos, en la que Federico Leoni, en su pormenorizado análisis del trabajo filosófico de Henri Bergson, hace emerger, sacudir, volver contra sí, revolverse, expandirse, transgredir, los conceptos fundamentales [siendo el mismo concepto de fundamento uno de los objetos principales de semejante operación] de la tradición metafísica occidental: materia, memoria, espacio, tiempo, vida, intuición, inteligencia, signo, sentido, evento, técnica, cambio, movimiento, evolución, máquina, espíritu… Y todo ello, como si de un interrogatorio a los principales agentes de los servicios de inteligencia de la Metafísica se tratara, en un diálogo exigente y fecundo con Platón, Aristóteles, Plotino, Descartes, Kant… Diálogo en el que, al parecer, sólo los insectos saldrían bien parados.
Una penúltima mirada. En las últimas páginas de su ensayo, Federico Leoni vuelve a una de las tesis más profundas y desconcertantes del último Bergson:
‟Allons plus loin. Si nos organes sont des instruments naturels, nos instruments sont par là même des organes artificiels. L’outil de l’ouvrier continue son bras; l’outillage de l’humanité est donc un prolongement de son corps. La nature, en nous dotant d’une intelligence essentiellement fabricatrice, avait ainsi préparé pour nous un certain agrandissement. Mais des machines qui marchent au pétrole, au charbon, à la «houille blanche » et qui convertissent en mouvement des énergies potentielles accumulées pendant des millions d’années, sont venues donner à notre organisme une extension si vaste et une puissance si formidable, si disproportionnée à sa dimension et à sa force, que sûrement il n’en avait rien été prévu dans le plan de structure de notre espèce: ce fut une chance unique, la plus grande réussite matérielle de l’homme sur la planète. Une impulsion spirituelle avait peut-être été imprimée au début: l’extension s’était faite automatiquement, servie par le coup de pioche accidentel qui heurta sous terre un trésor miraculeux. Or, dans ce corps démesurément grossi, l’âme reste ce qu’elle était, trop petite maintenant pour le remplir, trop faible pour le diriger. D’où le vide entre lui et elle. D’où les redoutables problèmes sociaux, politiques, internationaux, qui sont autant de définitions de ce vide et qui, pour le combler, provoquent aujourd’hui tant d’efforts désordonnés et inefficaces: il y faudrait de nouvelles réserves d’énergie potentielle, cette fois morale. Ne nous bornons donc pas à dire, comme nous le faisions plus haut, que la mystique appelle la mécanique. Ajoutons que le corps agrandi attend un supplément d’âme, et que la mécanique exigerait une mystique. Les origines de cette mécanique sont peut-être plus mystiques qu’on ne le croirait; elle ne retrouvera sa direction vraie, elle ne rendra des services proportionnés à sa puissance, que si l’humanité qu’elle a courbée encore davantage vers la terre arrive par elle à se redresser, et à regarder le ciel. ”[14]
Pero, ¿qué nos está diciendo Bergson? ¿de qué nos está advirtiendo, si es que con esas palabras se nos está previniendo o llamando la atención acerca de algo? Vuelvo a leer: ‟Ne nous bornons donc pas à dire, comme nous le faisions plus haut, que la mystique appelle la mécanique. Ajoutons que le corps agrandi attend un supplément d’âme, et que la mécanique exigerait une mystique.”
‟La tecnica – escribe Leoni- lungi dal dover essere ascritta all’ambito al quale abitualmente la ascriviamo, quello delle macchine, dei meccanismi ciechi, dei funzionamenti insensati e inumani, va ascritta, forse perché insensata e inumana in un senso che resta tutto da comprendere, all’ambito di quella che sa sempre è stata chiamata mistica, e che Bergson continua fedelmente a chiamare così.”[15]
Se requeriría, tal vez, una nueva gramática, poder escribir [y leer] de acuerdo con las reglas de otra gramática, para lograr inscribir ese sentido que aún resta por comprender.
¿Sería eso ‟Frequentare una scrittura di soglie anziché di cose, una notazione che riduce il più possibile glie effetti di fondamento, un funzionalismo in cui si va da cosa a cosa senza far oscillare le cose tra il cielo di una forma e di una direzione e il baratro di un fondamento e di una provenienza, non è questa la cosa più vicina alla mistica che la nostra cultura abbia finora immaginato?”[16]
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Federico Leoni es profesor de Antropología filosófica en la Universidad de Verona, en donde es, además, co-director de la revista internacional “Chiasmi”, dedicada al pensamiento de Maurice Merleau-Ponty; de la colección “Phi/Psy” del editor Orthotes; de la colección «Sillabario» de Orthotes; de la revista “LETTERa”, órgano de la Asociación Lacaniana Italiana de Psicoanálisis; co-director del Centro di ricerca ‟Tiresia” per la Filosofia e la Psicoanalisi, del Departamento de Ciencias Humanas de la Universidad de Verona. Asimismo, es colaborador en distintas revistas, entre las cuales están aut aut y doppiozero. Entre sus publicaciones se encuentran los siguientes ensayos:
1. Follia come scrittura di mondo. Saggi su Minkowski, Straus, Kuhn, Jaca Book, Milano 2001.
2. L’inappropriabile. Figure del limite in Kant, Mimesis, Milano 2004.
3. Senso e crisi. Del corpo, del ritmo, del mondo, ETS, Pisa 2005.
4. Habeas corpus. Sei genealogie del corpo occidentale, Bruno Mondadori, Milano 2008.
5. Descartes. Una teologia della tecnologia, Et Al. Edizioni, Milano 2013.
6. L’idiota e la lettera. Quattro saggi sul Flaubert di Sartre, Orthotes, Salerno 2013.
7. Jacques Lacan, l’economia dell’assoluto, Orthotes, Salerno 2016.
8. L’automa. Leibniz, Bergson, Mimesis, Milano 2019.
9. Jacques Lacan, una scienza di fantasmi, Orthotes, Salerno 2019.
10. Henri Bergson. Segni di vita, Feltrinelli, Milano 2021.
11. L’immagine-scatola. Joseph Cornell, Masashi Echigo, Robin Meier, Castelvecchi, Roma 2022.
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Tomás García
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Notas
Federico Leoni. Henri Bergson. Segni di vita. Feltrinelli Editore [Coll. Eredi], Milano, 2021. ISBN: 978-8807227226 .
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[1] Federico Leoni. L’immagine-scatola. Castelvecchi Editore, Lit Edizioni s.a.s., Roma, 2022. ISBN: 978-88-3290-669-1 .
[2] Tommaso Tuppini. Kant. Sensazioen, realtà, intensità. L’cchio e lo spirito [collana diretta da Mauro Carbone], Associazione Culturale Mimesis, Milano, 2005. ISBN:
[3] Acerca de ese ‟necesario -o inevitable- fracaso”, léase Filosofia della musica, de Massimo Donà. Bompiani [Collana Tascabili – Saggi], 2006. ISBN: 978-8845256820.
[4] Jugando con la rica equivocidad que, en la lengua española, al menos, permite la palabra ‟anular”: relativo al anillo, pero también acción de cancelar, de suspender, de dejar sin efecto algo…
[5] ¿Rompiendo la inamovilidad del νόησις νοήσεως aristotélico? Y no ya sólo porque el pensamiento, en este caso, se piense a sí mismo, y no pueda dejar de hacerlo, sino porque no es διάνοια, porque no lleva la marca de la discursividad, que inscribe la preposición διά; porque no la huella del necesario tener que decir algo acerca de algo, la huella de la temporalidad…
[6] cfr. Henri Bergson. Segni di vita, pág. 10.
[7] En la Necrología con la que finaliza su La filosofía de Henri Bergson, Manuel García Morente, en su semblanza del personaje Bergson, afirma lo siguiente: […] Y, sin embargo, siempre permanecía distante y como ausente; o, al menos, como repartiendo su alma entre la atención presente a lo actual y otra atención disparada hacia remotas e incógnitas lejanías. A un condíscipulo mío de entonces le oí decir de Bergson esta frase certera: ‟ese hombre no habla para nosotros, sino para sus ensueños”. Manuel García Morente, La filosofía de Henri Bergson, pág. 147.
[8] cfr. Henri Bergson. Segni di vita, pág. 11.
[9] Id.
[10] Id.
[11] Estoy pensando en Kant, desde luego; pero también en Husserl, Freud, Merleau-Ponty, Lacan… Y, más recientemente, en Carlo Sini, Marc Richir, Henri Maldiney, Jean-Luc Nancy…
[12] cfr. Henri Bergson. Segni di vita, pág. 12.
[13] Henri Bergson, Introduction à la métaphysique, p. 214.
[14] Henri Bergson, Les Deux Sources de la morale et de la religion, pp. 329 – 331.
[15] cfr. Henri Bergson. Segni di vita, pág. 192.
[16] Ibid., p. 193.