Mar interior
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Ayer el viento jugaba a ser ola con los chopos de rivera
Yo veía el mar ausente en el reverbero de la tarde
Y te buscaba a ti entre las algas abandonadas de mis ojos
Con tu talle de espiga y tu risa fresca
Ayer estabas lejos, tanto, que el desgarro de tu adiós sigue sin soltar mi mano
Si cierro los ojos siento el roce de tus dedos
La caricia de tu pelo busca mi boca para quedar prendido
Prisionero de tus besos y tus labios de mujer madura
Como nuestros cuerpos las tardes de amor y de deseo
Hoy el viento camina silencioso y busco tu voz entre las hojas quietas
Sé que te has ido para no volver, para que busque otras palabras
En las olas silenciosas que se alejan de las playas
En el murmullo del esquife que corta el agua
En el grito estridente del cormorán y la gaviota
No quiero cambiar tu respiración pausada, ni tu voz tranquila
Por la chispa del disparo
Por la piel tersa y el perfume seductor
Por la pasión certera y la juventud sagrada
Quiero el viento que juega entre las hojas
Como el susurro conocido de tus besos
Quiero el son de tus pies descalzos en el polvo del camino
Y la piel ajada, y la mirada ardiente
Como la noche que conocí tu cuerpo
Y tus labios cerraron mis ojos
Mientras te abandonabas entre las hojas secas
Doradas de pasión y de deseo.
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Tomás Gago Blanco