Pudieran ser poemas – I – Dolores Alcántara Madrid

Pudieran ser poemas – I – Dolores Alcántara Madrid

Pudieran ser poemas – I

 

***

 

Roma maldita

 

 
No paseé por Roma encadenada.

No la cubrí con mis pasos,

ni fijé en la memoria su silueta.

No atendí su música,

ni aprendí a manejarme con  sus palabras.

 

No visité diligente las  iglesias,

ni crucé el río que todo lo lleva

hasta el Trastevere, altar

de católica vida en la tierra.

 

No ascendí rendida

al homenaje a un rey

y a otra patria inventada

con bandera, himno coral

y emociones de quimera.

 

No rodeé la Fontana

como una mujer hermosa

abocada al goce en religiosa pureza.

No hubo placer que me abordara.

 

No encontré el Coliseo sin tramoya

y sin murallas disciplinadas y mudas

a la espera del fúnebre cortejo.

 

No hubo milagro del bien y la verdad

en la Sixtina. Ni Pietà que me salvara

del hurto de la fe en San Pedro.

 

Extinguido el sol

sentí resquebrajarse

hasta la última de las esferas.

 

Hacia el Castello miré

cuando Tosca cantaba.

Escuché su voz preguntar

por qué, por qué a ella,

por qué a mí, por qué a todas

nos encuentra un Scarpia.

 

Sumisión, muerte o rebeldía

gritaban  los estorninos sobre el Tíber.

 

Roma maldita era una tumba abierta

para enterrar el amor sin ceremonia

en la sinagoga de los expulsados.

 

Oficié con sangre y sal

ante el cadáver descubierto.

 

Cubierta de cenizas y vergüenza

abrí la puerta de nuestra casa.

 

 

***

 

Dialéctica incompleta
 

Opone al lirismo de la confesión

la densidad de la imagen

y al pensar inerme

lo humano contraído por fundamento.

 

Quiere no querer,

pero desea.

 

Feroz recorre con palabras

los contornos de la paz que anhela.

 

Y vuelca su mortal destello

sobre un lienzo violeta.

 

 

***

 

Receta para el olvido rápido

 

 

Tómese un acontecimiento cualquiera,

no importa.

Déjelo reposar un año o meses,

a discreción.

Procure que sea en lugar seco y frío,

sin amor.

Mírelo de tanto en tanto en la distancia,

de reojo.

Llévelo consigo en ocasiones varias,

al  azar.

Evite siempre las miradas ajenas,

por si acaso.

 

Sobre todo, que no le toque la luz

de las tardes de mayo.

Pasado un tiempo, tómelo entre los dedos

como un pétalo ajado.

Y guárdelo en un ánfora muy antigua

decorada con faunos.

 

Dance furiosamente a su alrededor

y láncelo.

 

Láncelo al infierno.

 

 

***

 

Con la música de fondo

 

 

I

 

Mandolinas suenan a Vivaldi

y el papel blanco me espera.

 

Lápiz en mano dispuesta

acometo este poema.

Ante la mesa vacía,

con las velas apagadas,

sin desorden de los libros

y hasta con ventilador,

transmutaciones intento

 

de fehacientes correlatos

en comunes sentimientos.

Para un modesto ejercicio

convertido en evidencia

 

de no ser ama ni dueña

de la palabra que habito.

 

[Este poema exige un comentario. Fue escrito hace más de seis años, en el verano en el que fui a Grecia y que fue el verano de la desidia y la separación, en ese orden. La primera profesora de poesía que lo leyó, lo elogió. La segunda profesora de poesía que lo leyó, lo calificó más o menos que de fiasco. Mi inseguridad era tremenda por aquel entonces y me olvidé de él y de casi todos los demás poemas que había escrito. La conclusión que arroja esta experiencia, teniendo en cuenta que la primera publica casi cada diez años y la segunda cada dos por tres, es que no he nacido para triunfar, pero sí para escribir.]

 

 
II

 

Comprende el cuarteto de cuerda el rumor

de un abismo con sus cuerdas traspasado.

Cuarteto número 6 en la mayor,

con sencilla claridad, desesperado.

 

Puede que no exista la forma perfecta

y escuche sólo lo que las cosas son.

Muerto Platón en poética reyerta,

quedará Shostakovich sin diapasón.

 

 

 

[Дмитрий Дмитриевич [Dmitri Dmítrievich Shostakóvich] – Струнный квартет № 6 Соль мажор, соч. 101- II – Moderato con moto [in G major, Op. 101 – II – Moderato con moto – Квартет имени Бородина – Borodin String Quartet]

 

 

III

 

 

Estoy con Brahms

y Brahms está conmigo.

A tempos ajenos, andante

moderato sin abrigo,

sin allegro.

Vive mientras

muero

y muerto vive

lejos

de la cárcel y los hierros

del inarmónico dogma posmoderno.

 

 

Teresa de Jesús y Brahms acuden en mi ayuda: la una describe mi vida, el otro la sostiene.

 

 

 

***

 

Dolores Alcántara Madrid

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