Trilogía de la frontera, de Cormac McCarthy – Fuensanta Niñirola

Trilogía de la frontera, de Cormac McCarthy – Fuensanta Niñirola

Trilogía de la frontera, de Cormac McCarthy [1]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El universo creado por este escritor, nacido en Rhode Island, recrea en estas tres novelas espacios muy alejados de su Providence natal, si bien ya con cuatro años su familia se trasladó a Knoxville (Tennessee) donde pasó infancia y adolescencia. En 1967 volvió a vivir en Tennessee y en Louisiana. Mas tarde vivió durante años en El Paso (Texas) y después en Santa Fe. Según David Río Raigadas, en un artículo [2] publicado en la Revista Turia, el autor está más interesado en “deconstruir” el mito universal del Oeste, mito por el que todo el mundo identifica a los Estados Unidos: “quizás la principal característica del universo literario de McCarthy y, en cierto modo, también de su periplo personal sea su resistencia a las definiciones, a los límites, a las etiquetas, su ubicación en un territorio liminal, complejo y transfronterizo, donde las barreras tradicionales tienen escaso sentido. En efecto, se trata de un autor que aspira a superar fronteras, recurriendo a una articulación artística peculiar que hace difícil su clasificación según las fórmulas o convenciones literarias habituales.”

Su universo está poblado de hombres solitarios que se mueven en un mundo sin objetivos claros, ideas difusas y vagas como su deambular; donde las mujeres pasan y desaparecen: el protagonismo femenino es solo indirecto, como un catalizador. Asimismo son novelas de iniciación a la vida: partimos de personajes muy jóvenes, como John Grady Cole, o Billy Perham, ambos de dieciséis, e incluso adolescentes, como su hermano Boyd, de catorce. Ambos irán madurando y creciendo con las circunstancias, a veces terribles, otras cotidianas y sencillas, que la vida les brinda y las que ellos mismos se buscan. Se convertirán pronto en hombres, quizá antes de serlo por edad.

Jóvenes cuya maduración parece que se hubiera realizado demasiado rápidamente, sin tiempo de asimilar las ideas, sólo los usos. En realidad sí tienen aspiraciones, pero el lector no las conocerá hasta el final. A menudo esos proyectos se verán truncados por las circunstancias, por lo que han de cambiar planes y recorridos, dar vuelta a sus caballos… o cambiar de monturas. Porque el protagonismo de los caballos, y en general, de los animales, es evidente; además de la impronta que les imprime el paisaje, marcando muy firmemente los límites y las características de la acción.

Personajes errantes, desnortados, esos jóvenes aspirantes a adultos, si bien no tienen muy claro su destino, sí saben defender lo que consideran suyo: los caballos. La relación con los caballos es casi humana: tienen nombre, identidad, son cuidados y arropados como algo muy querido, representan compañía para el hombre solitario, que es capaz de cualquier cosa para mantenerles consigo.

El estilo de McCathy es seco, cortante, con cantidad de locuciones en español (en el texto original), con la información relevante para la acción, pero sin dar demasiados detalles previos o adicionales. Sus diálogos no están apenas marcados, por lo que a veces resulta algo confuso establecer quién es el hablante. Tampoco usa demasiadas puntuaciones. El autor de Rhode Island crea un universo propio, en el que la naturaleza juega un papel preponderante: la relación del hombre con los animales es casi la propia de un animal con sus congéneres. El hombre es cazador, caza para vivir, pero también es amigo de los animales, sobre todo de aquellos con los que convive: los caballos. Universo que no se entendería en Europa, (salvo, quizá, en las estepas  rusas…) muy propio de América, y mucho más de las grandes zonas donde la naturaleza sigue reinando y marcando sus pautas.

 

 

 

 

1. Todos los hermosos caballos (All the Pretty Horses) (1992)

El joven protagonista de Todos los hermosos caballos, John Grady Cole, es de Texas. Las desavenencias familiares y la muerte de su abuelo, con la posterior venta de la granja donde ha vivido hasta el momento, son el detonante para que el muchacho monte su caballo, Redbo, y junto a su amigo Lacey Rawlins, sobre su caballo Junior, cabalguen marchando hacia el sur. Y al sur está México. No hay objetivos, no hay planes, sólo partir, marchar, poner tierra por en medio y desaparecer por un tiempo indefinido.

Acaba la década de 1940, y la acción se desarrolla en menos de un año, a lo largo del cual el aprendizaje de John es intensivo y las emociones, fuertes.

La amistad entre Lacey y John es un lazo indeleble, se respetan y siguen juntos en lo posible.  Sin embargo, un tercer personaje, un adolescente (como el Boyd de En la frontera) será el desencadenante de todos los problemas: Jimmy Blevins, que junto a su extrema juventud añade un caballo demasiado bueno para él. Se une a los dos amigos y les sigue en su camino al sur, aunque, tras diversas incidencias, le pierden de vista. John y Lacey llegan a una Hacienda importante donde son admitidos como domadores de caballos y vaqueros. A pesar de su juventud ya se comportan como adultos en la faena, demostrando que no sólo saben manejar caballos sino que los aman.

La tercera parte del libro es la más violenta y cruel, donde se desatan terribles acontecimientos que supondrán para los dos amigos la entrada en un mundo infernal, donde la lucha entre la vida y la muerte es constante y para sobrevivir han ser tan brutales como los que los rodean. La cuarta y última parte narra el retorno a Texas y las despedidas. Todos los hermosos caballos deja un sabor amargo, con algunas pausas dulces, destilado a lo largo de la lectura, pero concentrado en el final.

 

2. En la frontera (The Crossing) (1994)

En la frontera está situada como la anterior, en los años de entreguerras, la Gran Depresión y el comienzo de la segunda gran guerra. En un mundo que se agota, Billy Perham recorre los caminos y senderos a un lado y otro de la frontera con México, como un fantasma; en realidad casi lo es, puesto que todo su mundo y lo que representa se está difuminando, él mismo parece difuminarse a veces, fundirse con su montura y con el paisaje que le rodea. Siempre a lomos de alguno de sus caballos, (Niño, Bird, Tom, Bayley) con los que tiene una relación muy estrecha, no sólo física sino emocionalmente, cuyo protagonismo iguala al humano. Toscos, huraños, en estado primitivo, jinetes fronterizos recorriendo territorios semisalvajes, como el México al otro lado de la frontera, un país donde la Muerte y la Vida no tienen demasiado valor y la transición entre una y otra es constante.

Curiosamente, todo su despliegue de actividad, sus viajes y búsquedas, esfuerzos y sufrimientos son ciegos, carecen de sentido aparente, no van a tener otro resultado que la muerte. Hay como una obcecación continua en el comportamiento de Billy Parham. Como si una fuerza interior, un fatum, le obligase a seguir ese camino o a cambiarlo. Del mismo modo que los personajes que le rodean, tozudos pasajeros de la historia. Los gitanos que trasladan el avión despiezado, la chica que sigue ciegamente a los hermanos, el empecinamiento de Billy con la loba (en la primera parte), el comportamiento silencioso del propio Boyd, etc. son ejemplos de ello.

En muchos tramos la acción se paraliza por la introducción de una narración nueva, alguien que cuenta una historia y que el protagonista escucha con atención. Hay, asimismo, momentos en los que un hecho cambia radicalmente todo lo que el lector espera: como en el caso de la loba o como cuando Billy inicia retorno a su hogar y se va encontrando estrambóticos personajes como el maronita Huisiachepic, enclaustrado en una vieja iglesia de un pueblo perdido entre las montañas mexicanas y devastado por un terremoto.

En la frontera va atrapando paulatinamente al lector con bruscos e inesperados giros, con perspectivas siempre cambiantes, haciendo reflexiones implícitas sobre la vida y la muerte, y el transitar humano por sus caminos. Quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos.

 

3. Ciudades en la llanura (Cities of the Plain) (1998)

En Ciudades en la llanura, última novela de la trilogía, los dos protagonistas de las anteriores novelas se reúnen y comparten protagonismo, situando la acción hacia 1952, años después de lo narrado previamente.  Ambos, Billy Parham y John Grady Cole son dos jóvenes que ya han entrado en el mundo adulto por la puerta grande. Comparten desarraigo, independencia, carácter itinerante y a la vez, fuertes lazos de amistad, así como un sentido muy fuerte de lo propio, un acusado individualismo. Y lo principal: sus relaciones con los caballos son casi humanas.

Esta última novela es más corta. Billy y John trabajan juntos como vaqueros en un rancho de Nuevo México, a punto de ser expropiado por el ejército. La novela está recorrida por un eje: la irresistible atracción que John sentirá por Magdalena, una prostituta epiléptica mexicana a la que quiere recuperar para la vida y desposar. Mientras tanto transcurre la vida en el rancho: las relaciones con los compañeros de trabajo, largas conversaciones contándose retazos de su vida anterior; desayunos al amanecer con algún otro miembro del grupo de trabajadores del rancho; las partidas de ajedrez con Mac, el jefe;  las historias que el viejo Johnson le va contando de los tiempos pasados; los problemas con el manejo de los caballos y las posibles ventas a otros rancheros; las partidas de caza; todo ello va componiendo el collage que envuelve y contextualiza la historia amorosa subyacente, como una tremenda necesidad de ternura ante la suma de carencias desde su infancia.

El Epílogo es una larga digresión filosófico-esotérica que roza lo onírico y entra en terrenos inquietantes, con reflexiones –de nuevo- sobre la Vida y la Muerte, Dios, el Tiempo, la realidad y la ficción. El propio autor, en una entrevista, afirma que “cada carretera acaba en la muerte. O peor. Cada amistad. Cada amor.” Y efectivamente esa idea parece flotar sobre toda la trilogía. McCarthy asegura que cualquier escritor que se precie de serlo ha de escribir sobre la muerte y Dios. Hay quien ve la influencia de Shakespeare, Melville y Faulkner, …la sombra de Faulkner, en opinión de quien esto escribe, es la más poderosa: McCarthy bucea en las procelosas aguas donde Dios y la Muerte se entremezclan. Y en el Sur, siempre.

En suma, dramatismo envuelto en el celofán de lo cotidiano, muy en el estilo sobrio y escueto de McCarthy.

 

Fuensanta Niñirola

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Notas

1. McCarthy, Cormac. Trilogía de la frontera. Random House Mondadori, Barcelona, 2008-2009.

2. http://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/cruzando-fronteras-el-universo-literario-de-cormac-mccarthy